Transnacionales brasileñas: un complejo debate sobre los modelos de desarrollo
- Opinión
En el pasado Foro Social Mundial celebrado en enero en la ciudad de Belem (Brasil) uno de los talleres específicos de denuncia a las compañías transnacionales se centraba sobre las multinacionales brasileñas. Con el título “O papel das empresas transnacionais brasileiras na América Latina: Petrobrás, Oderbrecht, Itaipú e o caso do etanol” se debatió cómo la internacionalización de las empresas brasileñas influían, cada vez más, en las relaciones exteriores de Brasil y se convertían en agentes de conflictos con otros países latinoamericanos. El Instituto Rosa Luxemburg Stiftung promovió, junto con organizaciones brasileñas [1], este taller con el fin de analizar la explotación por parte de las multinacionales brasileñas a otros territorios, como Bolivia y Ecuador, para alimentar el comercio global. Este papel en Brasil es muy complejo ya que lo hace, no como una potencia de la economía global, sino de una forma subsidiaria a las potencias económicas, para mantener la maquinaria de exportación de recursos naturales hacia Estados Unidos y la Unión Europea.
En el taller se denunció la relación directa y explícita de Petrobras, Oderbrecht, Vale do Río, BNDES, etc. en el aparato estatal y también se llamó la atención sobre cómo son presentadas ante la sociedad. Los intereses de la elite que encabeza estas corporaciones son difundidos como los intereses de toda la población brasileña, en este punto Ana García (Rosa de Luxemburgo) plantea en la relatoría del taller que tienen “una batalla con dos frentes, de un lado, un enfrentamiento directo con las empresas por su proyectos impactantes en la vida de miles de personas y el medio ambiente. De otro lado, una lucha dentro de la propia sociedad brasileña por la construcción de un nuevo sentido común” que cuestiona el tipo de desarrollo que está siguiendo Brasil. Afirma que habría que trabajar en el imaginario colectivo para redireccionar la idea de desarrollo con el mismo modelo que el europeo o estadounidense. En este punto, se debatió una de las grandes barreras que existen actualmente y es la Responsabilidad Social Corporativa que le da una imagen de benevolencia a la compañía y genera una peligrosa mezcla de intereses públicos y privados. Por ejemplo, Petrobras financió una buena parte del Foro Social Mundial mientras en se han hecho fuertes denuncias de la propia sociedad civil a la violación de derechos humanos por parte de esta compañía.
Plataforma BNDES, una de las campañas que denuncian a compañías brasileñas
La visión global sobre el debate entorno a las multinacionales de Brasil, por parte de algunos movimientos sociales de Brasil, fue concretado con el conocimiento de la denuncia y las demandas de una campaña concreta llamada Plataforma BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social). El OMAL entrevistó a Luis Novoa, miembro de la Red Brasil sobre Instituciones Financieras Multilaterales que, a su vez, forma parte de la Plataforma BNDES para conocer qué impactos está teniendo este banco brasileño y cómo están desarrollando su campaña de denuncia.
¿Cuál ha sido el objeto de su participación en el Foro Social Mundial?
Luis Novoa: En la Red Brasil tenemos una política de seguimiento de los proyectos financiados por instituciones financieras, al principio sobre todo a instituciones multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero ahora, más que nunca, sobre el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) porque se ha convertido recientemente en un banco con un perfil parecido a los estas otras instituciones presentes en Brasil. Entre sus proyectos están los que afectan especialmente a áreas amazónicas y pueblos indígenas como es el caso del Complejo hidroeléctrico que quieren construir en el río Madera . Esta es una de las denuncias que estamos difundiendo aquí.
Precisamente las instituciones financieras suelen permanecer en un segundo plano en este tipo de proyectos tan impactantes, es el que financia los proyectos pero es el más invisible.
L.N.: Claro, tenemos una estrategia de visibilizar cómo estos mecanismos financieros se traducen en ausencia de protecciones, en ausencia de diálogo, y en una brutal incorporación de territorios por estas instituciones. Porque estos financiamientos se hacen de forma incondicional, las protecciones legales están siendo flexibilizadas, de modo que las poblaciones no tienen espacio de exigir prerrogativas y espacios de reciprocidad. Es decir, consideramos que la inversión es posible, pero exigimos en contrapartida una serie de derechos, como que sea posible el desarrollo local, que la diversidad cultural y natural sea respetada. Todo eso no se acepta, no se tiene en cuenta. Y todo esto se hace con fondos públicos, es decir, tenemos toda la legitimidad de exigir que se respeten estas prerrogativas.
A parte de las actividades en el FSM y el trabajo de seguimiento a BNDES, también realizáis el seguimiento a otros bancos transnacionales como el Santander, que ha estado detrás de la financiación del proyecto hidroeléctrico del río Madera.
L.N: Tenemos tradición de seguimiento a políticas de condicionalidad del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, este fue el origen de la Red Brasil. Brasil ha tenido una deuda históricamente muy grande y que en cierta forma convirtió a la economía brasileña en una economía exportadora de capitales. A partir de la deuda, muchos mecanismos que favorecen a las transnacionales y el libre comercio fueron impuestos, entonces esta Red Brasil nació en gran parte para rescatar el poder de la población sobre sus presupuestos, sus recursos ya que estaban comprometidos en acuerdos, préstamos condicionados, etc. En los últimos años con la titularización de la deuda, ésta se convirtió en deuda pública interna, lo que ha hecho que exista una herencia en términos de políticas fiscales y de presupuesto restrictivas, políticas macroeconómicas que siguen impidiendo que la economía en Brasil pueda estar al servicio del pueblo. Seguimos, entonces, denunciando como la asistencia técnica que hace el FMI y al BID sigue dictando las políticas en este sentido.
En cuanto a seguimiento a bancos privados no tenemos mucha tradición, pero hemos empezado a hacer seguimiento al complejo hidroeléctrico del río Madera, que es viabilizado por el BNDES, y forma parte de los proyectos contemplados en la IIRSA. Ahí adentro está un banco europeo importante y por esto estamos denunciando ambas instituciones.
¿Hay alguna diferencia entre un banco estatal actuando en Brasil y un banco privado como es el Santander?
L.N.: La diferencia puede ser para peor, increíblemente. El banco privado está buscando siempre el límite de su rentabilidad, pero el banco estatal, en un Estado bajo control del rentismo, puede tener acuerdos oscuros entre el capital privado e intereses políticos, que orientan los proyectos hacia aquellos que son impactantes y además absorben y ocultan los perjuicios por el hecho de ser estatal. Pero hay un espacio de lucha que no hay con los bancos privados, y esto es lo que tratamos de hacer aquí en el Foro, ampliar la plataforma de presión contra el BNDES con más organizaciones, porque no tienen como justificar siendo banco público lo que hacen. Sólo pueden hacerlo con poca transparencia, porque hay mucha desinformación. Lo que tratamos de hacer en un primer momento es difundir información sobre lo que están haciendo, estar junto con los afectados para que no crean que es un trabajo de académicos y ong’s, sino que hay poblaciones afectadas directamente y a partir de ahí se pueda discutir el verdadero papel de estos bancos.
La denuncia de una empresa con una parte del accionariado estatal es un debate muy complejo cuando en el resto de la región latinoamericana se reclama la estatalización de servicios públicos y recursos naturales para ejercer más control. Por un lado las empresas privadas y estatales pueden tener los mismos impactos pero también como población tienes más capacidad de presión a una estatal que a una privada.
L.N: Sí, es verdad, pero cómo saber si el estado es una cosa neutral. En Brasil ha habido muchos años de liberalización económica, el Estado se ha corporativizado y sus funciones fueron privatizadas. Su estructura y recursos son públicos, pero sus funciones y sus relaciones están privatizadas. En este escenario, no hay forma de hacer reclamaciones de nacionalización abstractas, ya que estamos tratando con un Estado muy transnacionalizado en sus funciones.
Hay que discutir todo el poder social que tendremos o podemos tener en ese proyecto de nacionalización. Lo que estamos mirando es que en Brasil, el espacio público sirve cada vez más para profundizar la lógica privada, no es un espacio de socialización de poder, de democratización de la economía, sino todo lo contrario de concentración, está sirviendo como un trampolín para los monopolios privados. Son herramientas de una monopolización económica muy eficiente y estable, porque construyen el poder privado monopólico y lo presentan como desarrollo nacional de un Brasil democrático, “para todos”.
Ante esto, las actividades de la Red Brasil y campañas como la plataforma de BNDES ¿han obtenido alguna respuesta del banco?
L.N: Sí, la primera respuesta que obtuvimos fue porque no podían negar parte del discurso, ya que teníamos información avanzada en términos historia de sus agentes, así el vicepresidente Luciano Coutinho fue un conocido economista heterodoxo desarrollista. Entonces él no podría negarnos una atención y alguna transparencia. De forma que el BNDES presentó por primera vez los 50 mayores proyectos financiados en cada sector económico, pero esto fue un éxito puntual.
Los 50 mayores proyectos no significa toda la cartera, y además queremos saber cuáles son los próximos 50 y con qué criterios y por qué. Y a medida que vayamos poniendo sobre la mesa los efectos de estos proyectos que los revisen y los modifiquen en base a otros criterios.
A parte de la denuncia que han podido hacer en el FSM a través de los afectados y afectadas ¿cómo llevan esta denuncia al resto de población que considera que el crecimiento de las empresas de Brasil promueve el desarrollo del país?
L.N: El modelo funciona bien cuando la economía mundial está en una dinámica de crecimiento y hay mucho flujo de capitales. Entonces hay países que se especializan en la explotación de productos de materia prima o semielaborados, y con esta especialización siguen bien, quedando invisibilizados los perjuicios de esta economía. Pero cuando entra en crisis, ahí se ven los límites y problemas del modelo, y la primera medida que hay cuando cae la demanda de materias primas, es reducir más derechos sociales.
Lo que viviremos en los próximos años es la deconstrucción de los efectos positivos de un modelo insostenible desde el punto de vista social y ambiental, porque para mantener sus ganancias van a tener que sacrificar, con dosis adicionales, los beneficios colaterales que había para la población. Si mantienen los niveles de ganancia de hoy van a hacer más sacrificios sociales y es dentro de este contexto que la población podrá percibir las contradicciones de fondo y para que podamos hacer una lucha más política. Las crisis son muy pedagógicas.
Con la situación actual de crisis ¿cuáles son las estrategias a futuro de estas campañas para conseguir que estos bancos funcionen para promocionar la calidad de vida de la población brasileña?
L.N: El sistema de financiamiento define cómo será el desarrollo futuro, entonces tratamos de politizar cómo construimos otro modelo en una situación con pocas salidas, con poco margen de opciones y por esto tenemos que optimizar los instrumentos políticos. Y el gran instrumento que consideramos es el BNDES, lo primero es visibilizar los impactos y los daños, hacer denuncias y manifestaciones y que podamos informar a la población sobre lo que pasa. En paralelo, queremos mantener una fuerte presión sobre las instituciones como la justicia, el congreso y el gobierno y el mismo BNDES. Estamos exigiendo espacios de diálogo mientras buscamos visibilizar los conflictos y las contradicciones, enseñar que hay diversidad de intereses y opiniones no contemplada en esos proyectos.
No se trata de algo a corto plazo, porque la actual crisis es estructural y la salida va a ser prolongada, no va a haber una solución muy sencilla. Tratamos de reunir fuerzas y conseguir información y obtener un nuevo consenso con bases sociales para imponer otro rumbo a la política económica de Brasil y de la región.
NOTAS:
[1] Movimiento dos Atingidos por Barragens (MAB), Rede Social Justiça e Direitos Humanos, Instituto Políticas Alternativas para o Cone Sul, Rede Brasil sobre Instituições Financeiras Multilaterais, Rede Justiça Ambiental y Rede Jubileu Sul.
Fuente: Observatorio de Multinacionales en América Latina http://www.omal.info/www/article.php3?id_article=2097
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