Europa global: compitiendo en el mundo

04/05/2008
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En 2006, la Comisión Europea emitió una comunicación titulada Una Europa competitiva en una economía globalizada, que define la agenda de comercio exterior de la UE. La mayoría de los parlamentarios del Parlamento Europeo y la totalidad de los gobiernos de los países miembros de la UE han aprobado esa estrategia.  

La estrategia se inscribe en el marco de la agenda de Lisboa, que fue formulada al principio del milenio, y en el cual los gobiernos de los países miembros de la UE, decidan que ésta debe convertirse en la economía más competitiva hasta el 2020. El informe expone una agresiva estrategia de “competitividad externa”. En palabras del Comisario Europeo de Comercio, Peter Mandelson: “¿Qué queremos decir con aspectos externos de la competitividad? Queremos decir garantizar que las empresas europeas competitivas, respaldadas por las políticas internas adecuadas, deben poder ganar acceso a los mercados mundiales y operar en ellos con seguridad. Esa es nuestra agenda”.

Reales objetivos

Entonces en el centro de esta agenda está –como objetivo central – la mejora de la competitividad de las corporaciones europeas a costa de la gente y del medio ambiente en el Sur, pero también en la Europa misma. Los elementos esenciales de la nueva estrategia son, entre otros:

-          Reducir las barreras arancelarias y non-arancelarias para las exportaciones e inversiones de la UE

-          Aumentar el acceso a materias primas

-          Garantizar el abastecimiento de la UE con energía mediante la mejora del comercio en el sector energético

-          Mejorar el acceso al mercado en el sector de los servicios, entre otros, a través del acceso a las compras públicas

-          Fortalecer aun más la presencia de empresas de la UE en mercados emergentes a través de su establecimiento permanente en terceros  países.  Eso significa una mayor liberalización de las inversiones, tanto como la promoción de derechos extensivos de propiedad para crear un régimen de alta seguridad para las inversiones.

-          Extender y aplicar los derechos de propiedad intelectual, incluso las denominaciones geográficas.

La UE ha buscado la realización de estos intereses hasta hace poco, sobre todo vía negociaciones multilaterales. La Organización Mundial de Comercio (OMC) y la ronda de Doha fueron hasta entonces el espacio preferido donde la UE intentaba de avanzar acuerdos de liberalización comercial. Esta estrategia fracasó. Los temas en relación a la seguridad de inversiones como un acuerdo multilateral sobre inversiones, la competitividad o las compras públicas fueron excluidos de la Ronda de Doha  cuando se cayó la reunión de los Ministros en Cancún en 2003. Hasta ahora no se podía concluir la Ronda de Doha y aún si se cierre la misma, la UE está lejos de recibir las concesiones que había inicialmente pedido de los otros socios comerciales. Frente a esta situación y la presión fuerte de las transnacionales europeas, la UE adopta esa nueva estrategia de “Europa Global”, en la cual busca realizar sus intereses comerciales no solamente a través de la vía multilateral, sino también a través de tratados de libre comercio bilaterales o biregionales.

Intereses transnacionales

Desde fines de 2006, la UE empezó con una serie de países y regiones en Asia y América Latina, negociaciones para concluir tratados de libre comercio (Corea, India, CAN, países de América Central, ASEAN etc.). Con los países africanos, caribeños y pacíficos,  la UE quiso concluir, a  fines del 2007,  tratados de “partenariado económico” que viene negociando desde principios del 2000 para reemplazar los existentes tratados entre esos países y la UE, que les garantizaba hasta ahora un acceso preferencial al mercado europeo. Esos tratados –  lejos de algún tipo de partenariado – son esencialmente tratados de libre comercio recíproco, incluyendo todos los temas antes indicados. Hasta ahora,  una fuerte resistencia particularmente de los movimientos africanos hizo que la UE, por el momento,  logre solamente la concusión de acuerdos interimarios (sobre el aspecto de los bienes de consumo).

Para su propia gente, la Comisión Europea y los estados miembros argumentan que la apertura de nuevos mercados para productos europeos tanto como la apertura del mercado europeo van  a generar crecimiento económico y consecuentemente la creación de mas puestos de trabajo. También sostienen que solamente de ese modo se puede salvar el modelo social europeo. Lo importante de ese documento es que,  por primera vez,  la agenda de comercio exterior – con su objetivo central de aumentar la competitividad global de las corporaciones transnacionales europeas – está explícitamente vinculado con la agenda interna de la UE. En  Europa Global” se dice muy claramente que futuras directivas europeas en temas sociales, laborales o medioambientales no deberían amenazar la competitividad global de transnacionales europeas. Esa propuesta se suma,  de manera  coherente,  a la integración regional interna, que se está llevando a cabo en la UE. El objetivo principal de la integración interna es la creación del mercado único para bienes, servicios, capital y las personas sobre la base de la competitividad. La consecuencia de este modelo de integración es la consecuente erosión de los derechos de los asalariados, el empeoramiento de la calidad de los empleos dentro de la UE, el aumento de la pobreza, así como la destrucción de los modelos de bienestar en los diferentes países.

Como la Comisión Europea y los gobiernos de los Estados miembros son conscientes que el dogma de la liberalización/competitividad que promocionan tendrá muy severas consecuencias sociales y medioambientales, han propuesto un Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización y otros programas de cohesión para poder “preparar a la gente para el cambio”.

Esta claro que los únicos que se van a beneficiar de esa estrategia serán  las transnacionales.  La implementación de la estrategia implicaría el avance de ese modelo destructor en cuanto a lo social y a lo ecológico en el Sur tanto como en Europa. La actual crisis financiera, la crisis de los alimentos y el cambio climático son solamente tres crisis al nivel global que exponen la insostenibilidad del modelo promovido.

En Europa tenemos el desafío de crear afianzas mas amplias en contra de la agenda “Europa Global“. Hoy por hoy, las luchas y movilizaciones en contra de los impactos negativos de la misma integración regional en Europa aumentan. Los grupos europeos activos en la red Seattle to Brussels , quienes luchan conjuntamente con los movimientos y redes en el Sur en contra la implementación de esa agenda,  han adoptado como estrategia central la vinculación de las luchas europeas en contra de las privatizaciones, en contra de la destrucción de los derechos laborales o en torno al tema del cambio climático con la agenda de la “Europa Global”. Una cita central para ampliar la resistencia en Europa en contra de esa estrategia será el próximo Foro Social Europeo, que tendrá lugar en septiembre de 2008, en Malmo, Suecia. La construcción de la resistencia tiene que hacerse junto con el desarrollo de un modelo alternativo, un desafío colectivo que tenemos que confrontar todos conjuntamente.  

- Alexandra Strickner es integrante del Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP), Viena - Austria.

https://www.alainet.org/en/node/134305?language=en

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