A quién le sirve la militarización del Estado que lleva a cabo Mauricio Funes?
02/02/2012
- Opinión
Una guerra silenciosa se está llevando a cabo en nuestro continente, porque todo es dialéctico, todo cambia, la guerra también. Ahora ya no corresponde únicamente a la visión que teníamos antes, de dos líneas de fuego opuestas en las que iban y venían obúses y morteros; ahora se da en los medios de comunicación tratando de engañar a la población o causarle miedo, en el ciberespacio, en el terreno diplomático con más insistencia que antes, en la ONU, con la esterilización de grupos humanos, con equipo teleguiado como los drones; con operaciones encubiertas violentas como el asesinato de científicos iraníes, y con operaciones encubiertas silenciosas como las que lleva a cabo la USAID a través de pequeñas ONG.
En El Salvador da la impresión de que Mauricio Funes se está prestando a esa guerra. Sin duda las presiones de que es objeto son brutales, pero bueno, nadie lo obligó a ser presidente, es más, la noche de la victoria lucía orgulloso hablando del FMLN, como de su partido. ¿Lo recuerdan?
Funes debe estar al corriente de las presiones que el imperio ejerce sobre Iran, de lo que pasó en Libia, y de la manera como invadieron a Irak: todo por el petróleo. Y con seguridad también es consciente de qué los Estados Unidos se interesan en nuestros países, no porque sean defensores y amantes de los derechos humanos; se interesan porque nos consideran sus colonias, o cómo explicar que han estado detrás de las más odiosas dictaduras del continente.
Creerá acaso el Presidente de que es cierto lo que dijo recientemente Barack Obama, de que Washington pretende seguir una línea en América Latina que promueva “valores” como la democracia, la defensa de los derechos humanos y la libertad de prensa. Nadie que tenga un poco de sentido común cree ya a Barack Obama, porque siempre ha estado mintiendo, entonces por qué Mauricio Funes habría de creerlo, a menos que siga una agenda del imperio.
En esta guerra, ni en ninguna, no se puede estar en el medio, en la tierra de nadie, ni mucho menos en las dos líneas de fuego. En este caso, o se está con el pueblo o con sus enemigos. Habrá pensado el Presidente Funes, que al militarizar el Estado se convierte en parte de esa guerra y de esas operaciones encubiertas silenciosas, pues está cumpliendo con el deseo del imperio de militarizar la región.
¿Por qué razón será que ahora los Estados Unidos tienen en El Salvador la ILEA, antigua Escuela de las Américas? Para combatir el narcotráfico y la violencia no puede ser, pues son ellos los mayores consumidores de droga, y quienes le venden las armas al crimen organizado.
El imperio tiene la intención de ocupar nuestras tierras muy discretamente, y robar los recursos naturales de los países latinoamericanos. La crisis del modelo económico neoliberal lo exige para preservar el sistema unas décadas más. Pero, ¿estarán dispuestos los pueblos del continente a seguir padeciendo las injusticias que han sufrido hasta hoy?, ¿y el pueblo salvadoreño a vivir de nuevo bajo la bota militar?
El ministro de seguridad, general David Munguía Payés habla de métodos drásticos para con los delincuentes, sin embargo esa no fue su actitud cuando los militares prófugos de la justicia internacional por el asesinato de los padres jesuitas de la UCA se refugiaron en una institución de las Fuerzas Armadas, ¿por qué?. Viniendo de un militar, las palabras de Munguía Payés nos hacen pensar en la pérdida de garantías civiles y democráticas que se están dando en los Estados Unidos, y en momentos de la historia salvadoreña en los cuales cualquier discrepancia con el gobierno de turno era sinónimo de delincuencia, de terrorismo y de subversión.
Es tiempo de que Mauricio Funes Cartagena se dé cuenta de que es el Presidente porque fue propuesto por el FMLN, no por la derecha ni por los Estados Unidos, y que el mandato que el pueblo le dio a través del FMLN no fue para regresar al pasado y militarizar al Estado. El pueblo salvadoreño está harto de la represión militar. Espera acaso el Presidente que el pueblo salga a la calle para decirle que la militarización del Estado sólo sirve a los planes del imperio y que no está dispuesto a tolerarla.
Todo apunta a pensar de que está llegando la hora de organizarse para resistir al imperio, de estudiar la historia reciente de El Salvador para no dejarse engañar, y de unir esfuerzos con los pueblos hermanos. El enemigo es uno, y uno deben ser los pueblos del continente contra la agresión imperial.
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