Conflicto en el Atlántico Sur

Dinamiza sus reclamos

18/03/2012
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
La semana se caracterizó por los esfuerzos emprendidos por Argentina para que Gran Bretaña cumpla con las resoluciones de Naciones Unidas.
 
A días de cumplirse el trigésimo aniversario del choque bélico que enfrentara a Gran Bretaña y Argentina por la posesión del Archipiélago de Malvinas, la situación bilateral parece confirmar que la política es la continuación de la guerra por otros medios.
 
En efecto, la última semana se vio jalonada por una firme ofensiva diplomática emprendida por la Casa Rosada en varios frentes simultáneos.
 
Comenzó con la respuesta a las provocativas declaraciones del Gobernador británico de las Islas, Nigel Haywood, desarticuladas con rápidos reflejos por el Canciller argentino Héctor Timerman: “Hoy leí declaraciones del gobernador inglés en las Malvinas que dice que los argentinos hacen ruido, pero no hacen nada, me llamó la atención que diga eso un diplomático de carrera porque un diplomático no debe dejar de hablar nunca, pero ese señor es teniente del ejército de Su Majestad”.
 
El jefe de la diplomacia argentina explicó que, como militar, Nigel Haywood había prestado servicios en Basora durante la invasión angloestadounidense de Irak.
 
La respuesta de Timerman, que diferencia al militar del diplomático, es de fácil decodificación: amparada en su supremacía militar, Gran Bretaña habría dispuesto como jefe del gobierno isleño a un provocador para forzar -merced a bravatas discursivas- una respuesta militar por parte de argentina y de esa forma sacar a Buenos Aires de su argumento legalista y señalar frente al mundo a la Argentina como país agresor.
 
La idea es tan rudimentaria que parece casi increíble que la vasta experiencia diplomática del Foreing Office pudiera siquiera imaginarla; sin embargo es el reconocimiento exacto de la situación: si la fortaleza de Londres reside en su potencial bélico, la de Argentina descansa en las Resoluciones de Naciones Unidas que Gran Bretaña se niega sistemáticamente a cumplir. Y en ese estado, con cada uno atrincherado en su campo, se desenvuelve actualmente la batalla.
 
Pero además, la respuesta verbal a los dichos del gobernador británico se complementó posteriormente con fortísimos anuncios del mismo Canciller Timerman en el sentido de que Argentina emprenderá "acciones administrativas, civiles y penales" en tribunales locales e internacionales contra las empresas petroleras que participan en la explotación ilegítima de los recursos naturales en la cuenca de las Islas Malvinas.
 
El canciller argentino explicó que estas acciones se llevarán adelante con el objetivo de defender los recursos naturales del país y que también alcanzarán a las compañías que brindan apoyo logístico y financiero a las petroleras.
 
“El plan es para preservar la paz y procurar la resolución pacífica del conflicto de soberanía”, señaló el ministro, y explicó que las acciones se basan en la violación de dos principios: el de la resolución de Naciones Unidas, y el de que ninguna de las partes -Argentina y Reino Unido- puede introducir modificaciones unilaterales en lo que dure el conflicto.
 
Timerman recordó que en 1998 comenzaron “en forma unilateral la exploración de seis pozos”, y que en 2010 arribó al archipiélago la primera plataforma petrolífera, la de Ocean Guardian, a la que se sumó en enero pasado la de la compañía Leiv Eiriksson.
 
Asimismo apuntó que las plataformas petroleras Ocean Guardian y Leiv Eiriksson trabajan en la zona en cuestión asistidas por "al menos siete empresas" que les proveen apoyo logístico, y dio un pormenorizado listado de las compañías que ofrecen financiación y otras que están interesadas en el negocio.
 
Auxiliado con un mapa, el diplomático argentino detalló a todas las empresas involucradas y las ubicó en tres niveles: las petroleras, las empresas que brindan "apoyo logístico" y las que dan "servicios financieros y de auditorías".
 
Así, Timerman señaló que en su operatoria las compañías “están entrelazadas entre sí.Todas ellas dan un descrédito a las resoluciones de Naciones Unidas. Al otorgar licencias ilegítimas -para la explotación de hidrocarburos-, el Reino Unido coloca en un plano de ilegalidad a todas estas compañías, que deberán asumir sus responsabilidades".
 
También mencionó por su nombre a las empresas núcleo de todo el negocio: las petroleras Falkland Oil Gas, Argos, Rockhopper, Desire Petroleum y Borders and Southern. En resumen, explicó que la intención consiste en “dar aviso de la ilegalidad a todos los entes reguladores bursátiles donde operen las empresas”, y afirmó: “se proyectará esta estrategia a nivel internacional, a través de mecanismos de cooperación judicial con terceros países”.
 
Dicho plan de acción será acompañado con publicidad, contactos con las cámaras del sector y con los medios de comunicación especializados en hidrocarburos. La ofensiva en torno al diferendo bilateral continuó en el mismo sentido con la aprobación unánime de la “Declaración de Ushuaia” por parte del Senado argentino.
 
La declaración reivindica la soberanía argentina sobre las islas Malvinas y avala como política de Estado la continuación del reclamo pacífico en todos los foros internacionales para obligar al Reino Unido a cumplir con la resolución 2065 de Naciones Unidas de sentarse a negociar el fin del enclave colonial malvinense. El documento también condena la militarización británica en las islas y el saqueo de los recursos naturales.
 
Así, la Declaración de Ushuaia ratifica el reclamo de la soberanía argentina en Malvinas como política de Estado y reafirma el compromiso con la paz. Además, condena la actitud colonialista del Reino Unido; la militarización del Atlántico Sur y el saqueo de los recursos pesqueros e hidrocarburíferos.
 
El senador por la Ciudad de Buenos Aires, Daniel Filmus -presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores-, sostuvo que “la declaración no es una respuesta a los dichos del Premier británico David Cameron, sino una cuestión permanente de este Congreso”. La aprobación unánime de la Declaración, es una señal en sí misma que ratifica los esfuerzos para la recuperación de la soberanía del archipiélago como política de Estado.
 
Además, el pleno del Senado agradeció el respaldo de los países del Mercosur y latinoamericanos a la postura argentina. Es precisamente el ensanchamiento de tal respaldo otra de las actividades que desarrolló la diplomacia argentina durante la semana, particularmente en Brasil y en Chile.
 
En Brasil, Héctor Timerman acordó con su par Antonio Patriota, la profundización de la relación bilateral y comenzar así con encuentros trimestrales de coordinación con miras a los próximos foros regionales e internacionales. Por otra parte, los diplomáticos abordaron el tema de la creciente militarización británica del Atlántico Sur y la negativa de ese país para confirmar o desmentir la presencia de armas nucleares en la zona.
 
En este sentido, destacaron la importancia de la próxima reunión de la Zona de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur que se realizará este año en la ciudad de Montevideo, Uruguay, país que ejerce la presidencia de este grupo. Por último, el canciller Antonio Patriota reiteró el apoyo de su país al reclamo por los legítimos derechos de la Argentina, en relación al tema Malvinas.
 
El esfuerzo por robustecer los apoyos de las naciones vecinas se complementó con el viaje a Chile de la presidenta Cristina Fernández, con la cuestión de Malvinas como tema bilateral sobresaliente. La jerarquía otorgada a esta visita se reflejó en la nutrida delegación de importantes funcionarios que acompañó a la mandataria.
 
Además del omnipresente Canciller Timerman, la comitiva estuvo integrada por el ministro de Planificación, Julio De Vido; de Educación, Alberto Sileoni, de Seguridad Nilda Garré y el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro. La delegación se completó con los gobernadores de las provincias de San Juan, José Luis Gioja, y de Mendoza, Francisco “Paco” Pérez.
 
A poco de su llegada, la presidenta Cristina Fernández agradeció al gobierno de Sebastián Piñera por el "apoyo de Chile a la causa Malvinas", y nuevamente sostuvo que el reclamo de la soberanía de las islas es ahora una cuestión que involucra a todo el continente americano.
 
Por su parte, el presidente Sebastián Piñera ratificó el firme respaldo de Chile a los derechos de Argentina sobre las islas Malvinas; Georgias del Sur; Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
 
El estratégico viaje de Cristina Fernández, lejos de ser meramente protocolar, representa el mayor –y poco promocionado- intento de acercamiento hacia un país con el que Argentina ha debido sobrellevar una histórica coexistencia compleja y ríspida con picos de malestar que en más de una ocasión quedaron al borde del choque armado.
 
Si bien el encuentro se produjo en momentos signados por la causa de Malvinas -en la que el apoyo de Chile es de importancia estratégica tanto para Argentina como para Gran Bretaña- también existen aspectos que pasan por lo político y lo comercial que deben ser limados.
 
Así, el caso Apablaza -acusado de diversos crímenes en Chile y con status de refugiado político en Argentina-; la extradición del ex camarista federal argentino, Otilio Roque Romano -profugado a Chile en medio cuando el Consejo de la Magistratura decidía destituirlo de su cargo por graves denuncia de complicidad con la dictadura cívico militar (1976.1983)-; y el malestar por medidas de importación adoptadas por Buenos Aires son claros ejemplos de cuestiones a resolver.
 
En cualquier caso la intención argentina es allanar los casos -agitados negativamente por las derechas de ambos países- en la certeza de que la cordial convivencia es el objetivo principal porque se inserta en el fundamento del proyecto de unión latinoamericana.
 
APAS | Agencia Periodística de América del Sur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
https://www.alainet.org/en/node/156594?language=es

Del mismo autor

Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS