Juego limpio
- Opinión
Los afiebrados propugnadores de tumbar el régimen de Correa están desesperados por dos acontecimientos que los sacan transitoriamente de su juego sucio: la visita del Papa Francisco y la convocatoria a un diálogo abierto y sin condiciones ni exclusiones que se promueven desde varias instancias gubernamentales, institucionales y políticas.
Con argumentos insustanciales y desafíos provocantes para lograr su descalificación y victimizarse como excluidos, los frustrados subversivos reniegan de la posibilidad de llegar a un juego limpio como se llama en el deporte, en especial en el apasionante futbol, en el que se demanda el ¨fire play¨, en inglés, sin zancadillas y no al raje como actúan algunos desviados y desadaptados malos jugadores.
Algunos promotores del juego sucio, cuando son entrevistados en los medios de comunicación, no atinan a decir qué es lo que quieren dentro de las reglas del sistema jurídico constitucional que rige en la nación: ellos sólo repiten la cantaleta ¨fuera Correa¨ por encima de toda ley y ni siquiera atinan precisar qué proponen hacer o cambiar, si llegaran a tener éxito, porque así es la cantidad de odio que han acumulado, que no les interesa ni les importa el futuro del país con tal de saciar y desahogar su inexplicable venganza personalizada en Correa.
No quieren dialogar, ni revelar sus propuestas, no dicen nada sobre sus intenciones, ni siquiera cuando proponen provocar un paro nacional indican cuáles son los servicios que proponen suspender o cerrar y por cuánto tiempo. Una acción del juego sucio de las que están prohibidas por la constitución, ley suprema de la república, por los daños que puedan afectar a grandes sectores ciudadanos.
Pero a ellos, los que no juegan limpio, poco les importan los daños que esos paros provocan a terceros puesto que, al contrario, piensan reclutar en esas filas adeptos a sus perversas maquinaciones para ver si pueden impulsar el llamado golpe blando que tiene como objetivo final desestabilizar el sistema democrático para llevar al poder a cualquier aventurero de esos que carecen de respaldo ciudadano y convocan a actos bélicos que suelen generar violencia irracional contra terceros.
Es positiva la convocatoria a dialogar, como mecanismo racional y civilizado para decantar y dar a conocer ideas y propuestas, o denunciar actos de corrupción, sin despreciar a los grupos de sectores marginados o ignorados por sus ideas o militancia políticas, desconociendo el derecho a disentir de los gobernados o cuestionar sobre acciones de los poderes gobernantes que influyen en la marcha de la colectividad, dejando atrás la época en que unos pocos daban órdenes y a los otros sólo les quedaba obedecer, sin derecho a proponer alternativas válidas y positivas para mejorar la convivencia social.
Inclusive para llegar a definir, como máxima expresión de la democracia, lo que se resuelve en las urnas en consultas o elecciones, es beneficioso para mejores resultados que los grupos humanos de toda naturaleza y origen hayan podido dialogar para dar a conocer sus propuestas u objeciones, con independencia de que puedan o no ser aceptas total o parcialmente.
En la humanidad entera y por siempre el diálogo ha sido la mejor herramienta para encontrar los consensos y jugar limpio.
- Alfredo Vera es escritor y periodista ecuatoriano, ex ministro de Educación, http://alfredovera-ecuador.blogspot.com
Publicado en El Telégrafo 21/07/2015
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