Quebraron el sigmoidoscopio
- Opinión
O bien el uretroscopio o el espéculo, ya que vistos los resultados viene a ser como lo mismo. Sobre todo para el personal, a quién le inspeccionan el material gonadal cosa mala. Tú ya sabes, nos las están viendo.
Los acromegálicos de las amígdalas del sur – he nombrado a los “expertos” del Banco Chile – siguen enviando “reportes” y análisis económicos y financieros como si tuviesen una pijotera idea de lo que se trata. En su enfebrecido desvarío intentan hacerte comprender, como si alguien que entendiese estas cosas pudiese confiar, un instante, en su apocalíptica ignorancia.
Para cometer sus “reportes” usan esos instrumentos que la ciencia médica llama sigmoidoscopios, pero no para una exploración rectal, sino para juzgar el estado de la economía.
Como sé de tu infinito y saludable escepticismo, de tu desconfianza enraizada en el ADN vernáculo, te doy un ejemplo. Reproduzco tal cual una nota enviada por Banchile Gestión Activa:
La economía de Estados Unidos generó 211 mil empleos durante el pasado mes de noviembre, lo que permitió mantener la tasa nacional de desempleo en el 5%, repitiendo así su nivel más bajo en siete años, según los datos publicados por el Departamento del Trabajo, que deja así vía libre a la Reserva Federal (Fed) para subir las tasas de interés en su próxima reunión del 15 y 16 de diciembre.
¿Algo que decir? Un par de cosas, su señoría. Dejemos de lado el demasiado evidente júbilo del tono, y adentrémonos en el mensaje. La economía del imperio crea empleos. ¿Y ahí? No nos dicen nada del tipo de empleo, de su nivel de remuneración, de su estabilidad, nada. Durante mucho tiempo, el sector más dinámico en la creación de empleos de los EEUU fue el comercio minorista.
Walmart creaba empleos, o los eliminaba, en ambos casos era buena noticia. En el primer caso había atorrantes que recibían un pinche salario mínimo, en el segundo perdían el curro lo que era interpretado como un aumento de la productividad: se hacía la misma cantidad de laburo pero con menos personal.
Por otra parte, las estadísticas en los EEUU tienen al menos dos momentos: el anuncio, y la rectificación del anuncio. Hace ya algún tiempo, te conté lo que sigue:
"El 31 de julio el ministerio de comercio de los EEUU anunció un crecimiento de un 1,9% para el segundo trimestre del 2008, contra un 0,9% en el primero. No obstante, esa cifra es una decepción para los “analistas” que esperaban un 2,3%. La otra mala nueva tiene que ver con que el crecimiento de los trimestres precedentes fue corregido a la baja: 0,9% para el primer trimestre del 2008 en vez del 1% ya anunciado, y -0,2% (un crecimiento “negativo”) para el cuarto trimestre del 2007, en vez del + 0,6% comunicado hace algún tiempo. Si te acuerdas de la aritmética de la primaria esto quiere decir que los economistas que hicieron los calculitos se equivocaron en sólo un 11,11% en el primer trimestre de este año, ¡y en un 133,33% en el cuarto trimestre del año pasado!"
En su libro “Después del Imperio” Emmanuel Todd dice: “Inflado por los fraudes agregados de las empresas privadas, el PNB americano comienza a parecerse, por la confiabilidad estadística, al de la Unión Soviética.”
Cada vez que coges una estadística, poco importa de donde viene, una precaución elemental te obliga a tomarla con pinzas, a interrogarte acerca de las fuentes, del ordenamiento y organización de los datos, así como de los métodos utilizados en el cálculo, antes de osar avanzar una interpretación con una prudencia de sioux. No es el caso de los “expertos” de Banchile Gestión Activa que imprudentemente aplauden hasta con las orejas.
Desde luego ni siquiera mencionan la gigantesca masa de amerloks que satura las prisiones – record mundial en la categoría pesos pesados – que más de algún economista ha calificado de válvula de escape para el desempleo. Esos desdichados representan, por lo bajo, un 3% de la población activa (hecho sin parangón en el mundo), lo que sumado al 5% que nos cuentan, y si mis cuentas son buenas, da un poco saludable 8%.
Por otra parte, hace ya décadas que Joseph Stiglitz – en su libro “Capitalism and its discontents” – denunció el NAIRU, al tiempo que relataba una muy picante anécdota: en la época en que presidía el grupo de economistas asesores de Bill Clinton en la Casa Blanca, hubo que aumentar las pensiones más bajas. Stiglitz sugirió que se las aumentase en la misma proporción que la inflación. Cual no fue su sorpresa al escuchar la objeción de Alan Greenspan – a la sazón presidente de la FED – que aseguró que la tasa de inflación era sistemáticamente aumentada de dos puntos – simple manipulación – ¡para justificar la política monetaria!
Este tipo de detallito no perturba el sueño de los “expertos” del Banco Chile. El NAIRU no les dice nada, probablemente a ti tampoco, pero tú tienes la excusa de no redactar “reportes” para subnormales.
NAIRU – por Non Accelerating Inflation Rate of Unemployment o tasa de desempleo que no acelera la inflación – es un concepto inventado precisamente por la FED. Cuando se produce el pleno empleo, es decir que todos los currantes que desean trabajar encuentran un curro, se produce ese fenómeno tan aborrecido por los bancos centrales: la inflación. De ahí que la FED calculase muy cuidadosamente la tasa de desempleo que mantiene los precios estables, y la designó con el acrónimo NAIRU.
Ahora bien, la NAIRU según la FED, es del 6,2%. O sea que si el desempleo en los EEUU estuviese en el 5%, Janet Yellen – presidente de la FED – estaría con diarrea, subiendo las tasas de interés un día sí y el otro también. Como sabes no es el caso: la muy prudente Janet sigue mirando para el otro lado. Las tasas de interés en los EEUU están en cero por ciento desde el año 2009.
Sin embargo, los “expertos” de Banchile Gestión Activa, usando tal vez el sigmoidoscopio en su propia anatomía, osan aventurar una suerte de presión hacia la FED cuando aseguran que el bajo desempleo le deja la “vía libre (…) para subir las tasas de interés en su próxima reunión del 15 y 16 de diciembre.”
¿Tú crees que el banco central del imperio le hace caso a estos payasos?
Pero tal vez les pagan por página, o por burrada, anda a saber, el caso es que son prolíficos y un día después enviaron otro insulto al entendimiento. Esta vez el “reporte” se ocupa del Banco Central Europeo (BCE):
El Banco Central de Europa (BCE), en su reunión de política monetaria de ayer, anunció la extensión de su programa de estímulos monetarios para dar soporte a la economía de la Zona Euro y así poder anclar las expectativas de inflación de mediano plazo en el 2%.
El “reporte” no lo dice, pero en el párrafo que precede el malo de la película es la inflación. Siéntate y respira profundo. No porque la inflación esté muy alta – no es el caso – sino porque está muy baja. ¿Cómo? A ver repite. Lo que lees, lo que inquieta a estas almas pías es que la inflación está muy baja. Y quieren aumentarla hasta llegar a su objetivo: un 2% anual.
Hasta aquí todos sabíamos que los bancos centrales no tienen otra cosa que hacer sino yugular la inflación. He aquí que ahora luchan por aumentarla. ¿Y cuales son las herramientas que generan inflación, su señoría?
Ya te lo dije: el pleno empleo (según la FED), pero en Europa tenemos 30 millones de currantes sin laburo (el promedio de desempleo en la UE está por encima del 10%), lo que no ayuda mucho.
Excluido el pleno empleo no hay nada más generador de inflación que la emisión monetaria. No hace falta salir de Harvard para saber que – según los monetaristas – basta con que un gobierno imprima billetes para que se desate una inflación que no veas.
No sirve de nada que te cuente que John Maynard Keynes se apretaba la tripa riéndose de ese tipo de razonamiento primario. JMK le explicó a los subnormales que allí donde se produce un desequilibrio, una crisis, un pánico, se verifica al mismo tiempo lo que llamó “la trampa de liquidez”. Poco importa el billete que imprimas, ese billete desaparece, anda a saber donde, pero sin lugar a dudas no llega a la economía real. Los bancos centrales le pasan masas de billete al 0% de interés a los bancos privados, y estos, en vez de otorgar crédito, se lo guardan entre las criadillas.
Los EEUU son un buen ejemplo: los sucesivos relajos monetarios – bautizados quantitative easing – que vieron el día desde que un rufián llamado Henry Paulson fue nombrado Secretario del Tesoro por George W. Bush, fueron utilizados para todo menos para generar demanda, o sea créditos al consumo o a la inversión productiva. Especulación sí. Curry trade sí, ese truco que consiste en usar la plata que la FED le pasa a los bancos al 0% de interés, para colocarlo en –por dar un ejemplo – Chile, donde la tasa estaba en el 5%, cobrar los intereses y regresar a los EEUU, devolverle los capitales a la FED y quedarse con la diferencia sin haber producido un cuesco. Era la época del dólar a 430 pesos, ¿recuerdas? Nosotros producimos para pagarle intereses a quienes no producen nada, ya ves la excelencia de nuestros ministros de Hacienda.
Visto que hace décadas que los EEUU dejaron de publicar estadísticas sobre la emisión monetaria nadie sabe a ciencia cierta cuanto billete salió de las imprentas. Pero se cifra en billones, o sea millones de millones de dólares. ¿Y la inflación? Bien gracias, sigue por debajo del 2% anual.
Con algún retraso, Mario Draghi, presidente del BCE, decidió hacer lo mismo: masificar las emisiones monetarias sin respaldo, lo que en buen romance se llama fabricar moneda falsa, o moneda trucha. Otro ejemplo de relajo monetario, de quantitative easing, que por el momento ha tenido aún menos resultados que en los EEUU: los bancos se guardan el billete y no lo hacen circular bajo la forma de créditos. Ergo, una demanda agregada insuficiente, y en vez de la inflación se teme la deflación, fenómeno aún peor.
Eso no disuade a Mario Draghi, que decidió perseverar en la fabricación de euros chantas. Por eso el “reporte” de los genios del Banco Chile agrega:
Este anuncio incorpora una extensión del programa de compras al menos hasta marzo de 2017, pero manteniendo el ritmo de compras mensuales en 60 billones de euros. Por su parte, el BCE recortó la tasa de depósitos, en 10 puntos bases, desde el -0,2% al -0,3% con el fin de aumentar aún más la liquidez en el mercado, al estimular a los bancos comerciales para que generen préstamos a personas y empresas en lugar de dejar sus reservas en el BCE (y se les cobre por dejar su dinero en ella).
Desayúnate, el BCE fabrica de la nada 60 mil millones de euros mensuales. Los “expertos” del Banco Chile no conocen la diferencia entre billones (12 ceros) y los miles de millones (9 ceros), confundiendo alegremente el “billion” yanqui con los “milliards” franceses, o sea lo que te enseñaban en tercero o cuarto de preparatorias cuando la educación era pública, laica y gratuita. No es broma: estos ignorantes ostentan diplomas de la educación “superior” y no se dan cuenta que el PIB de la UE gira apenas en torno a los 15 billones de euros, y por consiguiente no pueden comprar € 60 billones mensuales de nada…
Sesenta mil millones de euros al mes, como queda dicho (y no 60 billones), que el BCE se saca de la manga y con los que compra… ¿qué? Créditos. Así como lo lees. Créditos y bonos de deuda soberana. El BCE compra los créditos que han acordado los bancos privados, liberándoles del riesgo de impagos, y al mismo tiempo metiéndoles dinero fresco – así le llaman – en sus cuentas. Para que los bancos privados otorguen otros créditos, y así se ponga en marcha la economía.
¿Y qué hacen los bancos privados? Nada. ¿Cómo nada? Nada. En vez de acordarle créditos a sus clientes, van al Banco Central Europeo y depositan ese dinero para que esté allí protegido y calientito. El BCE no sólo no les paga intereses (faltaba más, es el propio BCE el que les pasa el dinero), sino que les cobra por guardarles el billete. Ahora el BCE aumentó el costo de guardar depósitos de la banca privada, con la esperanza de que verles usarlo en créditos, y naca la piriznaca.
Mejor aún, hay una disposición reglamentaria – definida por el BRI, el banco central de los bancos centrales, basado en Basilea – que obliga a cualquier banco privado a disponer de un mínimo de reservas líquidas. Ese billete el banco no lo puede prestar, y está allí para el caso eventual de una corrida bancaria, esa que se produce cuando todo dios va a sacar su plata del banco.
De ahí que el “reporte” diga que “el BCE recortó la tasa de depósitos, en 10 puntos bases, desde el -0,2% al -0,3% con el fin de aumentar aún más la liquidez en el mercado…”.
O sea que las disposiciones reglamentarias que buscan evitar la piratería en el mundo de la banca planetaria valen hongo. Cuando la crisis de los subprimes (2007 en adelante) se descubrió que había bancos que habían prestado hasta un 130% de la plata que no tenían. ¿Tasa de depósitos? Negativa, tú ya sabes, el mundo de la finanzas tiene esas cosas que un pinche asalariado como tú y yo no puede entender, y aún menos practicar.
Por eso el BRI intentó imponer límites como la tasa de depósitos: cada banco debía disponer de al menos el 3% del monto global de créditos que otorga en reservas líquidas. Después de la crisis de los subprimes se intentó subir esa tasa al 8%, y ya ves los resultados.
En fin, que todo esto no lo cuenta el “reporte” del Banco Chile. Esos “expertos” se contentan con copiar la noticia que apareció en algún diario financiero, mal traducir del inglés que creen conocer al castellano que no conocen, y enviártelo para que tú veas lo apañados que son.
Y para convencerte de entregarles tus magras economías, para que las administren ellos, que son los que saben.
En la materia, más vale pasarle tu plata al partido socialista de Chile, organización política que obtiene una rentabilidad financiera superior al 9% anual, con colocaciones que sellan su suerte a las de las multinacionales. Pero esa es otra historia, que te contaré cuando hablemos del Balance del PS, aprobado por el Servel. Puro filete…
Entretanto, como te decía, es bueno que sepas que los “expertos” financieros quebraron el sigmoidoscopio, el instrumento con el que miden los resultados de esta tan promisoria economía, insertándoselo en modo tal de perder el invicto por medio de una herramienta propia, si oso decir.
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