Las condiciones imperantes en los países donde la derecha predomina, pobreza e inequidad, no son sustentables en un mundo que se transforma. El acaparamiento desenfrenado de la riqueza y el poder de las clases dominantes y de los grupos de poder no tiene más espacio y lugar en el ámbito de una sociedad donde el ser humano pide a gritos Libertad, Igualdad…Da la impresión de que estuviéramos nuevamente en los albores de la revolución francesa. Y eso significa mucha cosa para un planeta que va por el camino de la transformación hacia una sociedad más justa, muy a pesar de las cantaletas, pataleos y berrinches de aquellos que defienden (sin darse cuenta o con plena conciencia) a un sistema hipercapitalista donde los poderosos están pisando a los esclavos que, paradójicamente, son sus propios defensores.

Nadie es más fuerte que el hombre que despierta todos los días con ansias de libertad e igualdad. Y todos los días despiertan hombres y mujeres gritando a los cuatro rincones del planeta ese su deseo de liberación. Los pies de plomo del capitalismo, convertido en capitalismo salvaje, ya no lo sustentan. Por mucho que se haya iniciado una guerra económica mundial para favorecer a los poderosos, y se mantenga una guerra sucia contra los gobiernos progresistas en Latinoamérica y el mundo para mantener la hegemonía, el llamado Imperio tiene sus horas contadas, porque el espíritu del ser humano ya ha levantado alas, y nadie lo detendrá en su vuelo. No habrá muros de ningún tipo que logren aprisionarlo y no habrá cadenas que logren sujetarlo.

Por mucho que se use la desinformación, la mentira, el sabotaje, la corrupción y otras armas desleales, el Hombre ha decidido levantar vuelo. En ese contexto los cambios se irán dando y nadie detendrá el surgimiento de una sociedad más igualitaria y justa, donde las personas tendrán mucho más valor que lo meramente material.

Hay que criticar a los gobiernos de la derecha retrógrada o a los gobiernos de la izquierda infantil, con una crítica contundente que muestre las debilidades de ambos, sin tapujos. Los gobiernos de la derecha retrógrada ya no defienden la democracia, como en algún momento lo hicieron, sólo defienden los derechos de aquellos que poseen en exceso. La izquierda infantil olvidó sus principios socialistas, y nada en las “piscinas” de la economía capitalista. En este maremágnum es necesario continuar apoyando a los gobiernos progresistas de Latinoamérica y el mundo, y que las guerras económica y social sean vencidas por aquellos que desean el bienestar del Hombre y de la humanidad.

“El mundo es hoy un crisol donde se forja el mañana. Aparecen golpes y chispas, pero el cristal puro empieza a surgir y el espíritu se manifiesta”.