Dóciles a directivas de EEUU, más que crear el Prosur en Suramérica, crearán el Pronorte
- Análisis
“Divide y vencerás” dijo Julio César y siglos más tarde, Maquiavelo, en su obra El Príncipe, señaló: “Divide y reinarás”. Independientemente de los matices, ambos protagonistas, transmiten la idea de que, si son varios los sujetos a enfrentar, o a intentar subyugar, la estrategia básica a ser empleada, es la de impedir que constituyan una alianza que los fortalezca. Luego es vital generar intereses contrapuestos entre los mismos, logrados estos objetivos se verá sumamente facilitada la tarea de imponer la sumisión de quienes pretendan enfrentar al supuesto conquistador.
Obviamente, el imperio norteamericano, aplicó estos preceptos en su estrategia de construcción de su “patio trasero”, vale decir, de Latinoamérica. Es por ello que, a posteriori del 26 de marzo del 1991, fecha de fundación del Mercosur, Madelaine Albright, Secretaria de Estado de EEUU, durante el mandato de Bill Clinton, fue llamada al Congreso de su Nación a efectos de que explicase, cómo había sido posible, que EEUU no hubiesen advertido que se había gestado y materializado, el hasta ahora, más importante proyecto geopolítico suramericano.
La escueta y lacónica respuesta de la Secretaria de Estado fue que el Mercosur había nacido cuando EEUU estaban distraídos por la crisis del derrumbe soviético y el nuevo ordenamiento territorial de la Europa Oriental. Similar respuesta, pero con diferente contenido, puede haber sido dada, cuando el Congreso norteamericano, seguramente, se haya preguntado cómo es posible que el principal socio comercial de Latinoamérica es la República Popular China.
En este caso la respuesta debe haber sido que EEUU estaba distraído, luego del episodio de las Torres Gemelas, haciendo la guerra a los pueblos de Afganistán, Irán, Libia y Siria, provocando la muerte de cientos de miles de seres humanos y sumiendo en la miseria a otros tantos cientos de miles y provocando una reacción que ha prolongado hasta nuestros días esta interminable tragedia en el Medio Oriente.
Indudablemente, dos de las tareas que debe llevar a cabo Donald Trump para restablecer el predominio de EEUU en Latinoamérica es lograr desplazar, tarea por cierto nada fácil, la presencia de la República Popular China en la Región. La otra es debilitar, en principio, el Mercosur, alianza sudamericana ésta, que en su momento fue un factor decisivo, en Mar del Plata, para derrotar al ALCA y que coadyuvó a la creación de Organismos Suramericanos, como la Unasur y la Celac, en los cuales, la injerencia de EEUU, a diferencia de lo que acontece en la OEA, es nula.
Vamos a referirnos a la tarea que están llevando a cabo EEUU y sus aliados tendientes a debilitar el Mercosur, tarea esta que se ve facilitada por el giro político que se ha operado en la Región el cual ha implicado el desplazamiento de gobiernos progresistas por gobiernos de orientación neoliberal.
En tal sentido se ha vigorizado en el seno del Mercosur, la tendencia que apunta a dejar de lado la estrategia de profundizar la integración regional, apostando a un “Regionalismo Abierto”, lo cual implica el abandono de la Unión Aduanera, retrocediendo hacia una Zona de Libre Comercio donde se hace viable la celebración de acuerdos bilaterales por parte de cada uno de los socios, en un todo de acuerdo con la estrategia esbozada por Donald Trump, quien ha señalado expresamente que EEUU privilegian la negociación bilateral y asimétrica.
Asimismo se ha fortalecido la tendencia a acelerar una aproximación con la Alianza del Pacífico lo cual implica la celebración de Acuerdos de Libre Comercio de última generación, adoptando parámetros de conducta en materia comercial que conducen a una amplia apertura comercial y desregulación de las normativas que protegen a las industrias nacionales y a las empresas públicas.
Esto por la vía de los hechos implica una cesión de soberanía en beneficio de las grandes empresas transnacionales, cuyas sedes suelen estar en los países desarrollados. Acuerdos de la naturaleza señalada precedentemente, consolidan una “matriz de exportación primarizada,” lo cual ha impedido desarrollar rubros que puedan considerarse decisivos para una inserción dinámica y competitiva en la economía internacional para así lograr un crecimiento económico sostenible a mediano y largo plazo”. (1)
El giro político operado en la Región, no solo ha afectado al Mercosur, sino que también afecta a la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). En abril del año pasado anunciaron su voluntad de abandonar esta Organización, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú y Paraguay, como consecuencia de la parálisis provocada en el funcionamiento y acefalía de la misma.
Los orígenes de la Unasur debemos ubicarlos en el 2004 y surgen de una iniciativa del ex presidente Lula que impulsó la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones la cual respondía a una visión geopolítica brasileña. Pero será en el 2008 en que nace la Unasur como una institución regional y Brasil contó con el apoyo de Chile, Ecuador y Venezuela, en primera instancia.
Que Brasil sea uno de los impulsores en abandonar la Unasur es sumamente significativo, “no hay organismo de integración o regionalismo sudamericano que pueda sobrevivir sin Brasil y aún menos sin Brasil ni Argentina” (2)
Resulta evidente que la presencia de Venezuela en el Organismo hace que se precipite el abandono de prácticamente casi todos sus socios, los cuales se han autoconvocado en el llamado Grupo de Lima, cuyo objetivo es, siguiendo los mandatos provenientes del Norte, derrocar al gobierno de Maduro. Sólo permanecen en la misma Bolivia, Venezuela, Ecuador y Uruguay.
La institucionalidad integracionista Latinoamericana y sudamericana está en crisis, carecen de absoluta legitimidad la OEA, la Celac y la Unasur, prácticamente ha dejado de existir. El recientemente creado Grupo de Lima apoyando la iniciativa norteamericana, sufrió un estrepitoso fracaso el pasado 23 de febrero cuando se quiso introducir, cual si fuese un Caballo de Troya, “ayuda humanitaria” en territorio venezolano.
Rápidamente todos los miembros del Grupo de Lima recapacitaron, a excepción de Colombia, apoyada por los EUA, y coincidieron en que la negociación debe ser la vía por la cual se arribe al fin de la crisis que soporta Venezuela.
Se ha dinamitado la Unasur, la cual tuvo logros de significación como lo fueron el Proyecto de un Consejo de Defensa Suramericano y el de Salud, También debemos recordar la eficiencia de este organismo que evitó una tentativa de Golpe de Estado en Bolivia, una intentona golpista en Ecuador y el estallido de una Guerra entre Venezuela y Colombia.
Entonces, ¿por qué dinamitar esta organización? ¿Porque tenía un origen basado en iniciativas de gobiernos progresistas? No lo creo, lo real es que las circunstancias políticas operadas en la región no admiten la existencia de un organismo integrista sudamericano en el cual EEUU no tengan injerencia, es aquello de Julio César y Maquiavelo, “divide que vencerás y reinarás”
Ante la ausencia total de una institucionalidad que permita una mínima coordinación a los gobiernos de derecha implantados en la región ha surgido una iniciativa por parte del gobierno de Colombia, respaldado por el de Chile, de sustituir a la Unasur por un nuevo organismo denominado Prosur. El nuevo organismo no auspiciará ni promoverá la profundización de la integración regional.
Su objetivo, según palabras de los presidentes Iván Duque y Sebastián Piñera: “será más que una organización burocrática o al servicio de un gobierno particular, un organismo de coordinación suramericana en defensa de la democracia, la separación de poderes y la economía de mercado. Prosur será un foro para el desarrollo de América del Sur, libre de ideologías y sin burocracia”.
Luego de esta de esta serie de declaraciones de un aparente contenido programático el presidente de Colombia fue más específico en lo que respecta a los objetivos del Prosur ya que manifestó, por si alguien tenía dudas, que el nuevo organismo no solo buscará la defensa de la democracia en la región sino que también buscará “que termine la dictadura de Venezuela y llegue a su final Unasur y para que también se construya un mejor escenario de cooperación con los países de la región”.
Recientemente el presidente de Chile, Sebastián Piñera ha citado a una reunión de, prácticamente, todos los presidentes de Sudamérica, con el objetivo de abordar el estudio sobre la creación de una futura institución que va a sustituir a la Unasur, como un organismo de integración sudamericana que se denominará Prosur.
Sería temerario arriesgar una opinión sobre el futuro del Prosur, pero desde ya digamos que Brasil, pese a tener coincidencias ideológicas con quienes auspician esta reunión, mira con cierta reticencia esta iniciativa .Según fuentes de la Cancillería uruguaya, a mediados del mes de marzo se llevará a cabo una reunión técnica para evaluar esta iniciativa y según los aportes de la misma se definirá, si se llevará a cabo, o no, la reunión presidencial del 22 de marzo.
No debemos olvidar que la Unasur fue un proyecto estratégico de Brasil, con el cual se creaba una plataforma de expansión de la economía brasileña.
Uruguay, seguramente asista a la reunión, ya que existe por parte de la Cancillería uruguaya la necesidad de que nuestro país no quede aislado de la región, y es de recibo estar al tanto de lo que acontece en esa cumbre presidencial. De acuerdo a lo manifestado por integrantes de la Cancillería uruguaya, si el objetivo de la propuesta es cambiar un organismo por otro, simplemente basados en criterios de orden ideológico, parecería que la propuesta debería ser considerada como menor y errada.
Todo parece indicar que la apuesta de Colombia y Chile es destruir a cualquier organismo de cooperación, de coordinación política o integración regional que sea autónomo de los mandatos de Washington .Se apuesta entonces a reemplazar a la Unasur una organización que sea completamente funcional a los intereses de los Estados Unidos de América en la Región” (3). Lo del título: más que crear el Prosur en Sudamérica, van a crear el Pronorte.
Notas
1 Uruguay y el continente en la cruz de los caminos
2 La Diaria “Desintegración” 24/3/18
3 Leandro Morgenfeld. Analista
Roberto Chiazzaro
Licenciado en relaciones exteriores, profesor de historia, Representante Nacional por el Frente Amplio (Partido Socialista), Uruguay. Publicado en “Claridad” y distribuido por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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