Concretar los anhelos de una vida con dignidad siguen postergados para la mayoría de mujeres de Latinoamérica. Sin duda, la situación es más complicada a raíz de la pandemia del Covid-19, ya que se han mostrado de manera más evidente las desigualdades que el sistema patriarcal produce, entre ellas: la violencia machista, el incremento de embarazos forzados, las menores oportunidades de estudio y empleo, junto con mayores cargas de trabajo para las mujeres. 

A pesar de los riesgos del contagio y de las limitaciones para el traslado, existen movimientos feministas con distintos niveles de protagonismo en los que mujeres diversas exigen sus reivindicaciones, algunas a las dependencias del Estado y otras desde la exigencia a las transformaciones del sistema. Asimismo, feministas en lo individual y en colectivos avanzan en el estudio de los orígenes de las opresiones, la colonialidad y otra formas de dominio como las religiones y el militarismo; profundizan sobre sexualidades, conocimientos ancestrales, interrelación entre los seres vivos, importancia de la comunicación como vía para la emancipación y alcances perversos del concepto “desarrollo” del sistema capitalista.

Cabe recordar que hace 26 años, los Estados parte de Naciones Unidas aprobaron la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing (compromisos para concretar los derechos de las mujeres) y, en 2016, establecieron varios acuerdos como favorecer el ejercicio de la autonomía de las mujeres en América Latina y el Caribe. En estos días, se reúne la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW65), órgano intergubernamental dedicado a la promoción de la igualdad de género. En todas esas reuniones de carácter internacional han participado y participan feministas, quienes someten a los Estados a la rendición de cuentas respecto a los compromisos asumidos en este lapso. 

Ningún Estado ha cumplido tales acuerdos en el sentido de promover la liberación de las mujeres hacia una vida digna, con placer y bienestar; esencia de los postulados feministas.

Así, en Latinoamérica persiste el rechazo a la violencia machista, la demanda de despenalización del aborto y el acceso a la educación integral en sexualidad, así como reclamos sociales (oportunidades económicas, salario igual, distribución de tareas de cuidado, entre otras). En la actualidad, los movimientos feministas se han hecho más conocidos y algunos interpelan con bastante fuerza a Estados y gobiernos, así como a los fundamentalismos religiosos y ordenamientos legales que limitan libertades. 

Entre los retos que enfrentan los movimientos feministas está ampliar la masa crítica que defienda una ciudadanía plena, la cual reconoce que la igualdad es una reivindicación que va más allá del derecho a votar y del establecimiento de una institucionalidad encargada de promover los derechos de las mujeres. Una masa crítica que rechaza el control de los Estados sobre el cuerpo de las mujeres, que esté dispuesta a interpelar su carácter patriarcal, en tanto, en lugar de solucionar problemas planteados, pone a funcionar sus aparatos para criminalizar y castigar a las mujeres. 

Otro reto es fortalecer las corrientes de opinión que existen, ya que se requiere mayor alcance e impactos en sociedades donde predominan las miradas conservadoras. Urgen mayores espacios en los medios con informaciones y opiniones que se refieran a las agendas feministas, que expliquen los orígenes de las violencias y las opresiones, que fundamenten las miradas liberadoras en todos los ámbitos sociales. 

Para lograr lo anterior, es necesario potenciar las voces feministas plurales, reconociendo que sus agendas son de largo aliento, y es importante explicar la dimensión de sus reivindicaciones ya que vinculan sus exigencias de hoy con sus aspiraciones de mañana; por ejemplo: el rechazo a las violencias machistas junto con la construcción de ciudadanas plenas, sujetos políticos individuales y colectivos, capaces de hacer explícitas las debilidades de las interpretaciones binarias y la perversión de jerarquizar a las personas; junto con interpretar realidades diversas y diseñar caminos emancipadores.

- Rosalinda Hernández Alarcón, periodista