Glencore: de las “necesidades” europeas de materias primas a la impunidad del agronegocio
29/05/2013
- Opinión
Hace 40 años, Salvador Allende denunciaba ante las Naciones Unidas la dominación ejercida por las empresas transnacionales y sus repercusiones en el Sur, pero también en el Norte[1]. Hoy, en todo el planeta, trabajando de forma coordinada o paralela, millones de seres humanos están inmersos en procesos de lucha ante la injusticia económica, social y ambiental generada por el sistema. Defienden a los territorios, las semillas, el agua, los bosques, la alimentación, la biodiversidad, la salud, la cultura, etc., de la agresión de las empresas transnacionales, que expanden su poder mediante lo que Harvey (2003) denominó la “acumulación por desposesión”. Las grandes corporaciones cada día más concentradas y poderosas, gozan de las ventajas que les proporcionan la liberalización del comercio y de las inversiones, así como un sistema financiero fuera de control. El capital va extendiendo sus fronteras de asalto también en los países del Norte, como lo demuestran las intenciones de privatización de todos los servicios públicos (George 2012, 4), acaparando ganancias y socializando pérdidas. La financiarización de la deuda pública constituye la palanca que está permitiendo imponer nefastos planes de ajuste estructural, amarga “medicina” que ya hizo estragos en el Sur hace décadas. Esto ocurre a la vez que se consuma el divorcio entre el capitalismo y la democracia, tal como lo señala Zizek[2]. La actividad de las transnacionales vacía de todo contenido a la democracia representativa, constituyendo “un factor de primer orden en la crisis política, económica, social, ecológica y cultural que afecta actualmente a la humanidad” (Teitelbaum 2012, 7).
Un punto de abordaje puede ser el gran negocio que representan para las transnacionales las “necesidades” europeas de materias primas. Estas no son determinadas a partir de la consulta y gestión popular, sino más bien del modo de producción y consumo capitalista. Así, la lógica de la competitividad en los mercados internacionales define un metabolismo social europeo altamente dependiente de la importación desde los países del Sur (ODG 2012). Esta realidad se esconde detrás de la imposición de tratados de libre comercio y acuerdos de asociación por parte de la Unión Europea (UE), como los recién aprobados acuerdos con Perú, Colombia y Centroamérica[3]. Éstos no tienen otro resultado que el encerrar a los países proveedores en un modelo primario-exportador colonial, un desgastado círculo vicioso de empobrecimiento de los Pueblos.
Pongamos por ejemplo el caso del sector agrícola. Los países europeos son los primeros importadores de tortas de soja y los segundos de habas de soja. Una dependencia en piensos[4] y agrocombustibles, potenciada por las políticas públicas de la UE[5], que está teniendo graves impactos. Varios estudios vinculan, por ejemplo, a la demanda europea con la explosión de los monocultivos de soja en los países del MERCOSUR[6]. Este bloque concentra la mitad de la producción global de soja, y para varios de los países de la región representa el principal rubro de exportación. En Argentina y Brasil, la oleaginosa ocupa el 59% y el 35% de la tierra cultivada respectivamente. Ambos países han multiplicado por cuatro su producción en los últimos 20 años[7]. En el siguiente gráfico apreciamos la dependencia europea de la soja proveniente de los países sudamericanos.
Elaboración ODG a partir de la Base de datos de Eurostat (EU27 Trade Since 1988 By CN8 [DS-016890]) consultada el 13/11/2012. Porcentajes calculados a partir de las importaciones de habas y tortas de soja (en millones de toneladas)
Pero… ¿a quién beneficia todo esto? A empresas transnacionales europeas como Glencore, por ejemplo, que dominan los mercados de varias materias primas, controlando gran parte de las cadenas productivas. Al margen de controlar 60% del comercio mundial del zinc, 50% de aquel del cobre, y de acaparar entre 270’000 y 300’000 hectáreas de tierras[8] distribuidas entre Australia, Paraguay, Rusia, Ucrania y Kazakhstan, esta empresa es uno de los principales exportadores de granos (9% del comercio mundial)[9], actuando notablemente en los países del MERCOSUR. En 2011, sus beneficios netos fueron de 3’187 millones de euros, y sus principales ventas (38%) se realizaron en la UE (Glencore 2011).
En Argentina, Glencore, mediante su subsidiaria OMHSA, se ha posicionado como uno de los mayores productores y exportadores de granos, aceites crudos (agrocombustibles), harinas y subproductos de soja y girasol y otros granos del país. Opera como las otras gigantes del Agronegocio, asumiendo un modelo de “integración vertical”: manejando todas las fases de la cadena agroalimentaria, desde la producción y venta de semillas, la distribución de agroquímicos, las máquinas para siembra, cosecha y fumigación, la transformación y refinación, el acopio, el empaquetado y la comercialización de granos, hasta el dominio de los puertos de exportación (GRAIN 2012, 22; Oyhantçabal y Narbondo 2011, 20; Rojas 2010, 1).
¿Cuáles son las consecuencias para los Pueblos? A nivel social, el actuar de empresas como Glencore implica la concentración de la tierra en pocas manos, la vulneración de los Derechos Humanos y el desplazamiento violento de la población campesina e indígena, y pone en riesgo las economías locales. A nivel ambiental, provoca la pérdida de biodiversidad, la desaparición de otros cultivos, la contaminación del agua y la erosión y desertización de los suelos (PNUMA 2011, Landeros et al., 2009; Rojas, 2010). Se acompañan de un importante reordenamiento de los territorios para el transporte de la producción hacia las plantas de procesamiento y los puertos de exportación. Esto ocurre mediante la implementación de megaproyectos de infraestructuras como los de IIRSA[10], que implican graves impactos sociales y ambientales para las poblaciones locales, además de un incremento del endeudamiento de los países sudamericanos.
[11]. Esta afirmación, destinada a atraer a los inversores, traduce crudamente la realidad del mercado internacional de las materias primas, donde la fluctuación de los precios de los granos significa oportunidades de beneficios para un puñado de intermediarios y hambre para cientos de millones de personas.
Usualmente, se nos presenta a los mercados de futuros como espacios donde se dispone de herramientas de cobertura frente a la variación de los precios. Así, realizando una operación en el mercado financiero, “opuesta” a aquella realizada en la economía real, se lograría evitar pérdidas. Pero en realidad, tal como lo explica el economista Hieronymus[12], el “hedging” no es un seguro, sino más bien un medio para apostar, permitiendo la maximización de los beneficios. Empresas como Glencore gozan aquí de una situación privilegiada. Al no ser consideradas como actores que especulan, no se les aplican las limitaciones en los mercados de futuros que se intenta imponer al resto de los actores financieros[13]. Por ello, tienen ganancias jugando sobre las fluctuaciones de los precios en el mercado real y en el financiero. La situación privilegiada que tienen estas transnacionales en términos de la determinación de los precios en los mercados de materias primas[14] y del acceso a la información, les ha permitido registrar ganancias récord en los últimos años.
Tal como lo señalan Berrón y Brennan (2012, 2), requerimos fortalecer una “respuesta social, de contrapoder, que identifique diferentes niveles y que pueda ponerlos en coordinación para actuar de manera cooperativa”. Desde iniciativas como la campaña internacional ¡Desmantelemos el poder corporativo y pongamos fin a la impunidad!, las redes de lucha contra la liberalización del comercio, pero también aquellas que hacen un seguimiento importante del ámbito financiero y la economía “verde”, debemos entrelazar todas nuestras fuerzas y procesos organizativos frente a los “súper derechos” y a los “súper poderes” de las grandes corporaciones. En este sentido, será clave actuar para la creación de un Tratado Internacional de los Pueblos, con el objetivo de proponer alternativas económicas y políticas, y definir mecanismos jurídicos vinculantes para poder exigir a las corporaciones que rindan cuentas de sus actividades y sean condenadas por sus crímenes sociales y ecológicos. A la vez, debemos prestar mucha atención a propuestas como aquella de la Soberanía Alimentaria, lanzada desde redes como la Vía Campesina. En efecto, tenemos que empezar a ejercer YA nuestro derecho a una alimentación producida desde la perspectiva de la justicia social y ambiental. No tenemos otra opción, ni tampoco mucho tiempo.
- Olivier Chantry, Delphine Ortega y Mónica Vargas, Observatori del Deute en la Globalització www.odg.cat
Publicado en la Revista Papers, Lliga dels Drets dels Pobles, N. 52
Bibliografía consultada
Berrón, G. y Brennan, B. “Hacia una respuesta sistémica al capital transnacionalizado”. En: ALAI-TNI. Agencia Latinoamericana de Información – Transnational Institute. Capital transnacional vs Resistencia de los pueblos. Número especial de “América Latina en movimiento”, 15 de junio 2012. Disponible en: http://www.tni.org/es/report/capital-transnacional-vs-resistencia-de-los-pueblos
Chantry, O., Duch, G. y Vargas, M. Navegando por los meandros de la especulación alimentaria. Edición Mundubat, GRAIN, Revista "Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas" y ODG, 2011. Disponible en: http://www.odg.cat/documents/publicacions/INFORME_ESPECULACION_ALIMENTARIA_def.pdf
Fritz, T. Globalizar el hambre: Impactos de la Política Agrícola Común (PAC) y de las políticas comerciales de la UE en la soberanía alimentaria y los países del Sur. 2012. Disponible en: http://www.ecologistasenaccion.org/article23492.html
George, S. “Pongamos freno a las corporaciones”. En: ALAI-TNI. Agencia Latinoamericana de Información – Transnational Institute. Capital transnacional vs Resistencia de los pueblos. Número especial de “América Latina en movimiento”, 15 de junio 2012. Disponible en: http://www.tni.org/es/report/capital-transnacional-vs-resistencia-de-los-pueblos
Glencore. Annual Report 2011. 31 de diciembre de 2011. Disponible en: http://www.glencore.com/documents/Annual_Report_2011.pdf
GRAIN. The great food robbery: how corporations control food, grab land and destroy the climate. Pambazuka Press, Oxford. Mayo de 2012.
Harvey, D. “The ‘new’ imperialism: accumulation by dispossession”
The Socialist Register, 63–8, 2003.
The Socialist Register, 63–8, 2003.
Landeros A. Situación de los derechos humanos en el Noroeste argentino en 2008. Octubre de 2009. Disponible en: http://edpac.cat/docs/Publicacio_Informe_Argentina.pdf
ODG – Observatori del Deute en la Globalització. Impunidad S.A. Herramientas de reflexión sobre los “súper derechos” y los “súper poderes” del capital corporativo. Edición: ODG – TNI, Barcelona 2012 [En proceso de edición].
Oyhantçabal G., Narbondo I. Radiografía del agronegocio sojero. Descripción de los principales actores y los impactos socio-económicos en Uruguay. REDES-AT, marzo de 2011. Disponible en: http://www.redes.org.uy/wp-content/uploads/2011/06/radiografia_agronegocio.pdf
PNUMA - Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Eficiencia en el uso de los recursos en América Latina: Perspectivas e implicancias económicas. 2011. Disponible en: http://www.pnuma.org/reeo/
PSIUSS – Permanent Subcommittee on Investigations of the Unided States Senate. The role of Market Speculation in Rising Oil and Gas Prices: A need to put the cop back on the beat. Staff Report. Junio de 2006. Disponible en: http://levin.senate.gov/newsroom/supporting/2006/PSI.gasandoilspec.062606.pdf
Rojas L. Actores del Agronegocio en el Paraguay. El núcleo transnacional. 2010. Disponible en: http://produccion.fsoc.uba.ar/paraguay/taller/2009/pdf_taller_200905/p_rojas.pdf
Schneyer, J. “Commodity Traders: The trillion dollar club”. Reuters, 28 de octubre de 2011. Disponible en: http://www.reuters.com/article/2011/10/28/us-commodities-houses-idUSTRE79R4S320111028
Silverstein, K. “A Giant Among Giants”. Foreign Policy, Mayo-Junio de 2012. Disponible en: http://www.foreignpolicy.com/articles/2012/04/23/a_giant_among_giants
Teitelbaum,A.“Las sociedades transnacionales”. En: ALAI-TNI. Agencia Latinoamericana de Información – Transnational Institute. Capital transnacional vs Resistencia de los pueblos. Número especial de “América Latina en movimiento”, 15 de junio 2012. Disponible en: http://www.tni.org/es/report/capital-transnacional-vs-resistencia-de-los-pueblos
[3] Véanse las reacciones desde la sociedad civil: http://www.radiomundoreal.fm/Voces-de-discordia.
[4] El 68% de la materia prima proteica destinada a la alimentación del ganado europeo se compone de soja, de la cual la UE sólo produce el 2% (Fritz 2012).
[5] En particular la Política Agraria Común (PAC) y la Directiva de Energías Renovables (RED).
[6] El MERCOSUR se encuentra conformado por: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y recientemente Venezuela.
[7] Véase: http://www.fao.org/agronoticias/agro-noticias/detalle/en/?dyna_fef[uid]=146327 y http://olca.cl/articulo/nota.php?id=101486. Cabe resaltar que la práctica totalidad de la soja producida en Argentina es genéticamente modificada, y las proporciones para Brasil y Estados Unidos son respectivamente 60% y 93% (Fritz 2012, 98).
[9]Véase: http://www.nxtbook.com/sosland/mbn/2011_05_31/index.php?startid=12, http://www.glencore.com/documents/investorpresentation0310.pdf, Schneyer (2011) y Silverstein (2012).
[10] Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana
[12] Citado por el informe del Senado de los Estados Unidos (PSIUSS 2009).
[13] Véase al respecto Chantry, Duch y Vargas (2011).
[14] Usualmente, son denominadas “price-makers”.
https://www.alainet.org/en/node/76351?language=en
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