El Papa que todos y todas queremos que sea santo: Juan XXIII
14/07/2013
- Opinión
(Angelo Roncalli: 1881- 1963))
Fue elegido Papa el 28 de Octubre de 1958. Por su edad se pensó que sería “un papa de transición”, pero en pocos años hizo lo que no hicieron otros papas en el siglo XX. El 25 de enero de 1959 anunció la convocación de un concilio ecuménico. Era una ruptura con 400 de retroceso en la Iglesia. Entre el final del concilio Trento (1545-1563) y el inicio del Concilio Vaticano II (1962) habían pasado 400 años de “contra-reforma”. El Concilio Vaticano Primero (1869-1870) reforzó aún más esa contra-reforma que tenía encerrada a la Iglesia en sí misma y en total ruptura con el mundo moderno. Juan XXIII buscó poner al día a la Iglesia, adecuar su mensaje a los tiempos modernos, superando errores y afrontando los nuevos problemas humanos, económicos y sociales. La palabra “aggiornamento” fue puesta en el centro del mensaje del “papa bueno”. Hubo expresiones suyas que marcaron el tiempo de su pontificado: “hay que sacudir el polvo imperial que recubre la Iglesia”, “hay que abrir las ventanas para que entre un aire fresco en la Iglesia”.
Juan XXIII entregó a la Iglesia universal dos encíclicas extraordinarias: “Mater et Magistra” (1961) y Pacem in terris (1963). En la primera explicitaba las bases de un orden económico centrado en los valores del hombre y en la atención de sus necesidades, hablando claramente del concepto "socialización" y animando a los católicos a la construcción de estructuras socioeconómicas más justas. En la segundase delineaba una visión de paz, libertad y convivencia ciudadana e internacional vinculándola al amor que Cristo manifestó por el género humano en la Última Cena.
Ambas encíclicas suponían una revolución copernicana en la visión católica de los problemas temporales, pues aceptaban la herencia de la revolución francesa y de la democracia moderna, haciendo de la dignidad del hombre el centro de todo derecho, de toda política y de toda dinámica social o económica.
Poco antes de su muerte, acaecida el 3 de junio de 1963, Juan XXIII aún tuvo la fuerza profética para convocar un nuevo concilio, el Concilio Vaticano II, para promover esa valerosa y necesaria puesta al día de la Iglesia. El 11 de octubre de 1962 abrió el Concilio y llamó a los 2.400 obispos presentes a superar el pesimismo y el integrismo. Sería un concilio eminentemente pastoral, de renovación, no condenatorio.
El Proemio de la “Constitución Gaudium et Spes”, era el texto que más fielmente expresaba el espíritu del papa Juan XXIII: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del genero humano y de su historia”.
Todo lo anterior nos llena de gozo y esperanza por la canonización del papa Juan XXIII, quizás el papa más relevante en el siglo XX, para la Iglesia y para el mundo. Fin
- Pablo Richard: ssee@correo.co.cr
San José, Costa Rica. 10 de julio 2013
https://www.alainet.org/en/node/77692
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