Venezuela agredida
08/06/2014
- Opinión
La acción intervencionista estadounidense en Venezuela se marca desde los comienzos del S. XX, cuando ya su capitalismo ha madurado y trascendido a su fase imperialista; pero se trata de la continuación de una conducta heredada del imperio inglés e iniciada en el XIX, verbigracia la actitud insidiosa contra el Libertador y la Independencia, y los casos de La Florida y el Congreso Anfictiónico.
Las líneas gruesas novecentistas son las siguientes:
-Apoyo al bloqueo europeo por cobro de deudas (1902-1903).
-Ruptura de relaciones, maquinación y sostén del golpe de Juan Vicente Gómez contra Cipriano Castro (1908).
-Derrocamientos sucesivos de Isaías Medina y Rómulo Gallegos (1945-1948).
-Defensa a ultranza del puntofijismo (1958-1998).
-Planes y bases militares en Colombia, contra todo intento de independencia allá y aquí. Toma militar del país hermano como dispositivo estratégico “para dominar a Venezuela” (un insulto a Colombia).
-Agresión permanente contra la Revolución Bolivariana.
Con Gómez se inicia el apoderamiento del petróleo a precios viles, la quema del gas en los mechurrios, el despojo del hierro y otros recursos naturales, la liquidación del ferrocarril, la imposibilitación del desarrollo independiente.
A lo largo de la centuria presenciamos: Manejo de los gobiernos, los políticos de clases dominantes, la oligarquía, los militares, la policía, los medios. Engullimiento de industrias. Avasallamiento cultural. Nuestra patria es una semicolonia, y durante la Guerra Fría, un peón pugnaz al servicio del imperio.
A fines de la IV República se pretende la privatización total de Pdvsa (presa de “nacionalización chucuta”) y más allá: el fin de la reserva venezolana del subsuelo, lo cual significaría la muerte total de Bolívar.
Y en eso, como Fidel, llegó Chávez. Constituyó para el poder imperial pérdidas inmensas en lo político y lo económico, adiós al petróleo y las materias primas semirregaladas, disminución de la influencia cultural, salida de la Misión Militar y la DEA, respeto de nuestro espacio aéreo, puesta en evidencia de los minisantanderes y minipáez.
Y sobre todo, el ejemplo. Un pueblo acometiendo un proceso de liberación de manera pacífica y democrática, la política de unidad continental trazada por Bolívar desplegándose, la conciencia antimperialista y anticapitalista creciendo. Nuestro líder se convierte en el principal enemigo, sucesor de Fidel.
La repuesta imperial: Destruir a Chávez –ahora a Maduro– y al proceso bolivariano: Financiamiento, organización y dirección “política” de los desplazados iracundos, que han renunciado a toda ética patriótica; satanización, negación y vista gorda ante los logros populares, paros, golpes de abril y petrolero, guarimbas, apoteosis de la mentira, locura criminal de hoy, amenaza permanente.
En síntesis: Han empleado toda la panoplia, salvo la invasión (que sería la locura a la enésima) y fracasado. ¡No volverán!
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