Ganó Bachelet, pero hay segunda vuelta
- Opinión
La candidata socialista obtenía anoche el 45 por ciento de los votos, ese resultado no le alcanza para ser elegida directamente. Sebastián Piñera será su contrincante en el ballottoge.
La socialista Michelle Bachelet ganó la elección presidencial de Chile, pero no pudo evitar una segunda vuelta que disputaría con el empresario derechista Sebastián Piñera.
De acuerdo al tercer computo y escrutado más del 80 por ciento de los votos, la candidata de la gobernante Concertación, Bachelet se ubicaba anoche en primer lugar con el 45,68 por ciento de los votos.
Detrás se situaba el multimillonario Piñera del partido opositor Renovación Nacional con casi el 26 por ciento de los sufragios y tercero continuaba el ex alcalde Joaquín Lavín, de la ultraderecha, con un 23 por ciento.
En cuarto lugar con más del 5 por ciento, seguía Tomás Hirsch, representante de comunistas y humanistas.
Bachelet, de 54 años y graduada en medicina, vivió en el exilio luego de que junto a su madre fueron detenidas y torturadas en una cárcel clandestina de la dictadura militar del general Augusto Pinochet. Por su parte, el multimillonario empresario Sebastián Piñera, representa a la derecha liberal en el partido Renovación Nacional, saltó a la carrera presidencial en mayo, cuando arrebató a Lavín la candidatura única de la oposición.
Bachelet votó a las 9 horas en la escuela Verbo Divino del municipio de Las Condes, en Santiago, entonces aseguraba que obtendría la victoria en los comicios. "Vamos a ganar. Vamos a elegir por primera vez en la historia de Chile a una mujer para la presidencia", afirmó la candidata al salir del centro de votación. "Voy a dedicar los próximos cuatro años a que el país progrese y que los beneficios lleguen a todos", añandía.
En tanto ex alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), llegó cerca de las 10:20 horas a emitir su sufragio. Lavín se mostró confiado con los resultados de la elección. En ese sentido, ratificaba que iba obtener "el voto oculto de la gente", el "voto popular", por lo que "estoy absolutamente convencido de que voy a pasar a segunda vuelta". "Hoy día la gente va a decidir que haya una segunda vuelta y va a ser entre Bachelet y Joaquín Lavín, no me cabe ninguna duda de que va a ser así, estoy tranquilo, confiado", agregaba.
Por su parte el actual presidente chileno, Ricardo Lagos, llegó a votar alrededor de las 11.15 horas al Instituto Superior de Comercio. Lagos, caminó desde La Moneda hasta el recinto ubicado en calle Amunátegui.
Tras sufragar, el jefe de Estado hizo algunas declaraciones: "En democracia, cada cuatro años todos somos iguales, todos valemos lo mismo, y con un lápiz y un papel dibujamos el país que queremos", decía el mandatario. Además de elegir al sucesor de Ricardo Lagos, los chilenos votaron por la renovación total de los 120 diputados nacionales y por la mitad de los senadores que corresponden a las regiones de número par y la Región Metropolitana (Santiago y su periferia), el mayor distrito con casi 4 millones de electores.
La puja presidencial se concentró entre la candidata de la oficialista Concertación, la socialista Michelle Bachelet, y los dos candidatos de la derecha, el empresario Sebastián Piñera, de Renovación Nacional (RN), y el ex alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata Independiente. La elección del presidente fue por voto directo y el sistema prevé una segunda vuelta, el 15 de enero próximo, entre los dos candidatos más votados si ninguno obtenía más de la mitad de los sufragios en el primer turno.
La mayor novedad de la elección parlamentaria es que por primera vez desde el retorno a la democracia no habrá senadores vitalicios y designados, un privilegio impuesto por la dictadura de Augusto Pinochet por encima de la voluntad popular. En cambio, perdura el sistema de voto binominal por jurisdicción que determina que tanto para diputados como senadores queden consagrados los dos candidatos con mayor número de votos independientemente de los porcentajes obtenidos.
Esta norma, también heredada de la dictadura, favorece a los dos grandes bloques políticos, Concertación y Alianza (unión de RN y UDI) e impide la representación de las agrupaciones menores, como es el caso de la izquierda radical que, según los sondeos, podría obtener el 10 por ciento de los sufragios.
La conformación de la nueva Cámara de Diputados es decisiva porque un nuevo gobierno de la Concertación necesitará los tres quintos del Congreso (71 diputados y 23 senadores) para aprobar leyes que fueron tradicionalmente bloqueadas por la derecha, pero ningún pronóstico indica que llegará a esa cantidad. En este marco, las parlamentarias servirán para medir la fuerza de los partidos al interior de los dos grandes bloques.
- Agencia Periodística del MERCOSUR
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