Integración de la comunidad negra

30/09/1995
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La Comunidad Negra en Uruguay se aglutinó inicialmente en torno a clubes sociales con un enfoque cultural, de allí surgieron diversos liderazgos y militancias que creyeron necesario explorar el contenido social de la inserción de la comunidad negra en el contexto nacional y analizar el componente étnico. A partir de los años 80, creímos que para encarar la situación de la comunidad negra desde otra perspectiva, era necesario crear una organización cuyos objetivos contemplaran la integración de la comunidad negra en todos los campos de la sociedad con igualdad de oportunidades, desde entonces nos dedicamos a crear las pautas organizativas para poder llevar adelante este propósito. Sin embargo, como suele ocurrir generalmente cuando se inician los procesos organizativos, a pesar de que las mujeres teníamos un papel importante en nuestras comunidades, por la falta de formación y por la existencia de concepciones racistas o machistas, las mujeres quedamos relegadas de los espacios de decisión. De allí entendimos que era necesario un espacio de mediación donde se generará un trabajo planificado que contemplara la capacitación y que potencializara en el aspecto organizativo la participación de las mujeres. Bajo esa perspectiva las mujeres de Mundo Afro comenzamos a contemplar la posibilidad de acceder a los espacios de decisión y a generar espacios de reflexión y un trabajo encaminado a optimizar las posibilidades participativas de las mujeres en el proceso organizacional. Definiendo especificidades En Uruguay el contingente negro esta ubicado mayoritariamente en los sectores de mayor pobreza, por eso orientamos nuestro quehacer fundamentalmente hacia estos sectores. Sin embargo, por la grave situación socio-económica que se dibuja en este contexto ha sido difícil separar el trabajo con mujeres de la creación de una sólida organización social. Desde el año pasado comenzamos a desarrollar colectivamente la temática de género, a analizarla, a identificar cuales son los aspectos específicos que atañen a nuestras comunidad y a explorar cuáles son los aspectos que coinciden con las demás mujeres y cuáles no. Entonces llegamos a la conclusión de que en su desarrollo el movimiento feminista, si bien tiene reivindicaciones que nos son comunes, no contemplaba nuestras diferencias étnicas. El feminismo hace un análisis desde un sector de clase que tiene sus propias dinámicas e intereses y desde una visión eurocentrista donde nosotras no estamos contempladas. Y, Obviamente, cuando un sector social no está contemplado hay que plantear las ideas y proponer las alternativas de cambio que creemos válidas para nuestras comunidades. Es así como empezamos a trabajar con el Grupo de Apoyo a la Mujer Afro-uruguaya -GAMA- que es un grupo de mujeres que, partiendo de un análisis de las condiciones reales que enfrenta la mujer negra, busca a crear condiciones para llevarla a mejores niveles de vida y de producción. GAMA trabaja en relación muy fuerte con el movimiento negro en general. Trabajamos en 7 barrios de Montevideo, directamente con las organizaciones, es así como creemos posible generar propuestas colectivas para levantar un movimiento, y es allí donde identificamos cuáles son las alternativas, cuáles son los mejores mecanismos para que la mujer negra pueda potenciar su participación social y definir sus propias pautas de desarrollo. También estamos desplegando iniciativas directamente vinculadas con el trabajo productivo, pues una gran parte de las mujeres negras se ocupan del servicio doméstico, que además de no estar cubierto por los beneficios sociales, no dejan tiempo ni oportunidades para que ellas puedan desarrollar sus potenciales y capacidades en otros campos. Entonces estamos desarrollando iniciativas laborales para que estas mujeres puedan, de alguna manera, tener un trabajo autogestionario y, aunque este tipo de iniciativas no constituyen un fin en sí, creemos que son mediadores para que las mujeres vayan incrementando sus ingresos y generando sus propios espacios para analizar las problemáticas que las atañen y presentar propuestas propias. Por otro lado, en Uruguay las mujeres negras hemos tenido que desplegar un arduo trabajo para reivindicar espacios en los procesos colectivos de las mujeres. Así por ejemplo, en los preparativos de la Conferencia Mundial de Mujeres (Beijing 95) queremos poder expresar nuestras prioridades con voz propia, queremos ser hacer nosotras mismas el diagnóstico de nuestra realidad. El primer aspecto de la batalla ideológica que venimos dando es que queremos autorepresentarnos, que nuestras propuestas u opiniones sean expresadas por nosotras mismas. De alguna manera la Conferencia Mundial de Mujeres constituye para nosotras una instancia histórica, porque es la primera vez que las mujeres negras queremos incidir como un contingente importante de la población, queremos participar con el conjunto de las mujeres pero insistimos en que respeten nuestras especificidades y nuestra diversidad. En segundo lugar hacemos un planteamiento político que contempla la inclusión de la problemática del racismo y de la discriminación hacia la mujer negra como un elemento ideológico. De allí que estamos en desacuerdo con quiénes consideran que la condición étnica no es indicador valido y que excluyen bajo ese criterio ésta problemática de los diagnósticos de la situación de las mujeres a nivel regional. La situación de las mujeres negras atraviesa diversas realidades discriminatorias que se manifiestan en toda América Latina y el Caribe, y por lo tanto nosotras tenemos que legitimar nuestra representatividad en base a propuestas consistentes. * Este documento es parte de "Afroamericanos: Buscando raíces, afirmando identidad", serie Aportes para el Debate No. 4.
https://www.alainet.org/es/active/1007

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