Una intervención militar de EE.UU.

El golpe final hacia Venezuela? (parte I)

09/03/2006
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Ante los fracasados intentos de derrocar a Hugo Chávez, Washington apunta sus cañones hacia Caracas. Causas históricas de esta eventual acción. Hasta el día de hoy los constantes esfuerzos de Estados Unidos para desestabilizar al gobierno de Hugo Chávez culminaron en estrepitosas derrotas. Washington se basó en utilizar una estrategia interna apoyándose en la oligarquía, y usando también a sectores del ejército y de la corrupta burocracia sindical. El fracasado golpe de estado de 2002, el referéndum revocatorio y las últimas elecciones, debilitaron en gran medida a estos sectores, provocando en la cabeza de los “neocons” la impaciencia y la idea cada vez mas cercana de “deshacerse de Chávez” por la vía militar. En el marco de esta hipotética situación (por el momento), hay que tener en cuenta distintos matices. Si bien la cuestión del petróleo y la Revolución Bolivariana impulsada por Chávez son razones en las que enfatizan los medios de comunicación, como causas las molestias que siente Washington con respecto a Caracas, existen además importantes cuestiones históricas y de política exterior desarrolladas por Estados Unidos hace casi cien años, que están relacionadas con esta concepción. Para eso, es fundamental mencionar y entender el momento histórico y las consecuencias de la aparición y aplicación la Doctrina Monroe y el Corolario Roosevelt, vitales para el pensamiento geoestratégico del imperialismo estadounidense. A su vez, también es importante analizar la coyuntura en la cual se encuentra inmerso el mundo. Después del 11-S, Estados Unidos se lanzó en una suerte de conquista del planeta y sus recursos energéticos vitales para la conformación de su imperio. Las invasiones militares a Afganistán, Irak y posiblemente a Irán, encuadran en ese propósito. El analista internacional, Manuel Freytas, sostiene que “recuperar el petróleo venezolano mediante el derrocamiento o el asesinato de Hugo Chávez no es para Estados Unidos una causa ideológica sino una cuestión lógica de negocios y supervivencia imperial”. Freytas sostiene que Estados Unidos e Inglaterra pueden resistir por un tiempo una interrupción en el suministro de hidrocarburos, ya que son países productores y tienen reservas estratégicas almacenadas, pero el resto de las economías mundiales, incluyendo Europa, Japón y China son totalmente vulnerables a un corte de energía. Bajo este marco, se trazará el escenario de una posible intervención armada estadounidense en Venezuela, contando las distintas causas y consecuencias que pueden hacer real esta hipótesis. En 1823 el presidente de Estados Unidos, James Monroe, mediante su frase “América para los americanos”daba a conocer la doctrina que lleva su nombre. Esta declaración consideraba que en las Américas había un sistema político diferente del vigente en las monarquías europeas. Por ello, Estados Unidos interpretaría toda tentativa del Viejo Mundo (Europa) por recuperar o extender su influencia en el Nuevo Mundo (América), como peligrosa para su paz, su seguridad y su influencia. A principios del siglo XX, el país norteamericano ya había consolidado su Estado nacional y afirmado su "destino manifiesto". Mediante campañas militares se había anexado territorio mexicano, ocupado Cuba, Puerto Rico, Panamá, Filipinas, Guam y Hawai. Su hegemonía también alcanzaba a América Central y el Caribe. En 1904, el entonces presidente estadounidense, Teodoro Roosevelt emitió el Corolario el cual lleva su nombre, aseverando que si un país del hemisferio americano, situado en la zona de influencia Washington actuaba "amenazando" o poniendo en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas de su país, el gobierno de la Casa Blanca estaba “obligado” a intervenir en los asuntos domésticos del país "desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía o de sus empresas. Este corolario amplió la Doctrina Monroe, que decía proteger a los Estados del Nuevo Mundo contra la intervención europea, en una doctrina de intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, parte fundamental del expansionismo estadounidense. En este marco histórico Venezuela fue un actor fundamental para la aplicación de estas doctrinas en el continente, que derivó en la influencia efectiva de Estados Unidos en la región y años más tarde, tras las dos guerras mundiales en el mundo entero. En diciembre de 1902 se produce un bloqueo a las costas venezolanas por parte de las naciones acreedoras de Venezuela, Gran Bretaña y Alemania, y en menor medida Italia. En ese entonces, en el país sudamericano gobernaba Cipriano Castro en medio de la última de las guerras civiles, la llamada Revolución Libertadora. A comienzos de 1903, cuando las partes estaban en plena negociación diplomática, se produjo el bombardeo alemán al fuerte San Carlos, en Maracaibo, hecho que llevó a Roosevelt a suponer que esa acción podría ser el inicio de una eventual ocupación alemana en territorio americano. En consecuencia, ordeno a la flota estadounidense en el Caribe estar preparada para defender a Venezuela. Ante esta escalada bélica Estados Unidos, en nombre de la Doctrina Monroe intervino estableciendo una tregua para negociar la deuda entre Venezuela y sus atacantes. A fines de 1902 el Gobierno de Castro eligió a Herberte Bowen, Ministro plenipotenciario de Estados Unidos en Venezuela y representante de los intereses de las potencias europeas, para negociar los protocolos que permitan superar el conflicto. Es así que en la capital estadounidense, luego de arduas negociaciones, se suscribieron los “Protocolos de Washington” en febrero de 1903 y ese mismo día se levanto el bloqueo. A partir de la intervención europea en Venezuela, Washington pasó a desarrollar con carácter exclusivo el papel de gendarme del continente. Estados Unidos fue construyendo su zona de influencia en el Caribe que incluía a América Central y parte de la nórdica sudamericana, denominada su “patio trasero”. Más de un siglo después, Venezuela con Chávez como presidente, vuelve a ser una preocupación para la Casa Blanca, acentuando notorias diferencias en el escenario político en referencia a lo ocurrido a principios del siglo pasado. Los distintos ataques diplomáticos de Washington a Caracas datan de una larga lista. El mas reciente, y quizá el mas importante a tener en cuenta, se dio lugar esta fin de semana. El presidente venezolano denunció a Estados Unidos por volver a utilizar su tradicional estrategia separatista con la rica provincia de Zulia, ubicada al noroeste del territorio venezolano. Esta cuestión contiene un trasfondo histórico de reivindicaciones regionales que datan de casi 200 años. La provincia de Zulia, es la cuarta más grande del país, además posee 80 por ciento de la producción nacional de petróleo y gas, y cuenta con al agregado especial de estar gobernada por el socialdemócrata Manuel Rosales, un opositor del régimen bolivariano, Cabe recordar que en junio del año pasado el embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield, visitó la provincia de Zulia donde cerró acuerdos de cooperación entre el gobierno local y Washington. No obstante, lo más provocativo de esa jornada fue cuando Brownfield se refirió a la “República independiente del Zulia”. Esa situación se suma a otras tantas, donde queda marcada la estrategia de Washington para acorralar a Venezuela por todos los medios posibles. En septiembre de 2005, en una entrevista con la cadena de televisión estadounidense ABC, Chávez afirmó tener pruebas de que Estados Unidos pretende invadir su país. El plan, según lo denunció fue denominado “Balboa”. El presidente venezolano, que se encontraba en Nueva York en ocasión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), anunció que Venezuela resistirá la invasión y que en caso de cometer esta “imprudencia” Estados Unidos deberá olvidarse de recibir los 1,6 millones de barriles de petróleo que le envía diariamente, o caso contrario elevará los precios del petróleo a 120 dólares por barril. Asimismo, Chávez indicó que las maniobras militares del “Plan Balboa” estarían integradas por tropas de Estados Unidos y de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). De esta forma, los planes de invasión incluirían una ola de bombardeos aéreos sobre Caracas, y sobre las ciudades de Maracay y de Valencia. "En el país se sabe que tienen todo previsto para capturar los campos petroleros de Occidente y de Oriente, del sur, ahora la Faja del Orinoco", dijo el presidente venezolano de acuerdo a la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN). En otra ocasión, el mandatario venezolano dio a conocer que soldados estadounidenses estuvieron es Curazao, una isla al noroeste de Venezuela, calificando de “mentiras” las explicaciones de Washington de que sus uniformados estuvieron descansando en esa zona. Desde la perspectiva de Chávez y sus hombres de inteligencia, esas acciones son movimientos de Estados Unidos es pos de una invasión. Ante esta situación, el líder de la Revolución Bolivariana destacó que los venezolanos están preparados contra el posible ataque y que en caso de concretar sus planes bélicos Estados Unidos se embarcará en una “guerra de 100 años”. En la siguiente nota, se realizara un análisis de la metodología de intervención armada de Estados Unidos contra Venezuela. A su vez se examinará la política exterior de Chávez acercándose a Rusia, China e Irán, enemigos de Washington, y las conclusiones respecto a la hipótesis de conflicto. - Juan C. Alfaro, Agencia Periodística del MERCOSUR (APM) http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=1571
https://www.alainet.org/es/active/10812?language=en
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