Los primeros efectos del TLC

10/05/2006
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1. La destrucción de la Comunidad Andina de Naciones y el impacto sobre la soya boliviana Desde el inicio de la década de los 60 han sido varios los intentos por consolidar acuerdos de integración social y económica en Latino América, tales como la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio) nacida durante 1960 o la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración) de 1980. Uno de esos intentos fue precisamente la creación de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en 1969, acuerdo integrado por Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador, al que se sumó Venezuela en 1973. La CAN albergó por un tiempo también a Chile, pero este país se retiró en la década de los 70. La iniciativa andina de integración e intercambio comercial atravesó por sucesivas crisis, por lo que hace unos años se planteó la unión de la CAN y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), acuerdo nacido en 1991 y formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Actualmente, la reciente firma del TLC-andino (Tratado de Libre Comercio) entre Colombia y Perú con EEUU, ha puesto a la CAN en una fase de descomposición total: “la CAN no existe, está muerta, la mató el neoliberalismo”, afirmó Chávez, el mandatario venezolano, en una reunión de presidentes llevada a cabo el pasado mes de abril en Paraguay, durante la cual se reveló también el retiro irrevocable de Venezuela de la comunidad andina. Lo que sucede es que, pese a que los congresos de Perú y Colombia todavía tienen que ratificar la vigencia del TLC, el tratado comercial con el país del norte ya ha ocasionado sus primeros efectos, entre los que se destaca el cierre del mercado colombiano para las exportaciones soyeras bolivianas. El volumen aproximado de exportaciones bolivianas a Colombia estimado entre los años 2000 y 2005, fue de 500.000 toneladas equivalentes a más de 160 millones de dólares(2). Pero Colombia dejará de comprar ese volumen a Bolivia debido a que con el TLC con EEUU ahora comprará soya estadounidense en cantidades equivalentes a 900.000 toneladas anuales(2). Frente a esta situación los soyeros del país están preocupados ya que Colombia fue el principal mercado para la soya boliviana hasta ahora: más de 70% de las exportaciones de este producto iban destinadas hacia Colombia, circunstancia favorable que ahora ha dejado de existir. Según Carlos Rojas (presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas de Bolivia) el cierre de mercados colombianos para la soya boliviana significa la pérdida de 170 millones de dólares en exportaciones para el país(3). Recordemos que EEUU es uno de los lideres mundiales en la producción de soya y derivados oleaginosos, razón por la que busca inundar nuevos mercados. Añádase a esto que el gobierno norteamericano subvenciona con millones de dólares a sus poderosos empresarios agroindustriales y dichos subsidios ahora han comenzado a afectar directamente a Bolivia, puesto que la soya estadounidense puede venderse a precios más bajos debido al incondicional y millonario apoyo del gobierno del norte a sus productores; por ejemplo el año pasado el estado norteamericano pagó un record de 23.000 millones de dólares a sus agricultores(4). Ahora el TLC suscrito entre Colombia y EEUU hará que el país andino compre sólo la soya estadounidense en desmedro de la producción boliviana. El tema de los subsidios estadounidenses a sus sectores agroindustriales es polémico, ya que varios países del mundo han observado que esta práctica conlleva una competencia desleal a nivel de comercio internacional. Señalemos que el país del norte creó los subsidios durante la gran crisis del capitalismo mundial ocurrida entre 1929 y 1932, manteniéndolos hasta ahora pese a las críticas de varios países que señalan a esta práctica como injusta. Resulta llamativo que en el marco de los TLC planteados por EEUU, este país exige a los otros negociantes reducir u omitir cualquier subvención o apoyo estatal a los productores del agro; sin embargo la potencia norteamericana no deja de subsidiar a sus propios empresarios agroindustriales consolidando una competencia desleal entre economías diferentes. Respecto a Ecuador, el otro negociador del TLC con EEUU, la situación es incierta debido a la gran oposición indígena y popular que mantuvo semanas de bloqueos y movilizaciones desconociendo al presidente Alfredo Palacio y amenazando con destituirlo mediante nuevos brotes de resistencia civil. La ola de conflictos sociales que se vienen en Ecuador, Perú y Colombia debido al TLC con EEUU, el cierre de mercados para la soya boliviana y la consiguiente crisis de la CAN, son los primeros impactos económicos y sociales que está ocasionando el tratado comercial de los países andinos con EEUU, cuyas consecuencias a mediano plazo son aún impredecibles. 2. Bolivia: ATPDEA y TCP En nuestro país han vuelto las polémicas discusiones por el TLC con EEUU. Durante abril algunos sectores empresariales han relanzado su ofensiva propagandística pro-TLC, a través de distintos medios de comunicación en los que se conmina al gobierno a consolidar una negociación con la potencia del norte. Algunos de los promotores del TLC son Branco Marinkovic (presidente de la Federación de Empresarios privados de Santa Cruz) y Gari Rodríguez (gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior IBCE), personajes que no toman en cuenta las diversas voces de alerta respecto a los peligros que conlleva el tratado comercial. Pese a las presiones de minoritarios sectores empresariales, la administración nacional-populista de Evo Morales ha descartado la posibilidad de firmar un acuerdo de ese tipo con EEUU por considerar que las consecuencias serían más negativas que beneficiosas. En efecto, una casi infinidad de estudios económicos y ambientales han demostrado que el TLC, a parte de significar un atentado contra la soberanía, ocasionaría múltiples efectos adversos para la economía de países en vías de desarrollo como Bolivia. El pasado mes de abril tuvo lugar en La Paz una reunión de expertos internacionales en temas laborales y de comercio internacional y dirigentes de movimientos sociales de Ecuador y Perú, donde se trataron los aspectos riesgosos del TLC(5), algunos de los cuales son la privatización de servicios, el alza en los precios de los medicamentos, la pérdida del patrimonio genético tradicional de los pueblos debido a las normas de propiedad intelectual, la pérdida de soberanía alimentaria y el irrespeto al medio ambiente, entre otros aspectos de importancia. Por otra parte, uno de los argumentos de los sectores empresariales es que el TLC con EEUU es necesario en razón de la finalización del ATPDEA en diciembre de este año, lo cual provocará, supuestamente, la pérdida de millones de dólares y de miles de fuentes de trabajo que derivarán en un aumento del desempleo. El ATPDEA (Andean Trade Preference and Drug Eradication Act), es la Ley de Preferencias Arancelarias y Erradicación de Drogas, una medida unilateral de EEUU firmada el 6 de agosto de 2002 por el actual presidente Bush, que contempla la rebaja o eliminación de barreras arancelarias a las exportaciones de los países andinos (excepto Venezuela), a cambio de que estos se comprometan a erradicar sus plantaciones de coca y de que apoyen la “lucha antiterrorista” del país del norte, entre otros requisitos. Esta especie de “Ley-chantaje”, como algunos la han denominado, benefició en Bolivia a algunos exportadores de textiles y joyería en oro, perjudicando a otros sectores como los campesinos productores de coca debido a las políticas de interdicción y erradicación de los últimos años, puestas en vigor por el ATPDEA. Tal medida norteamericana tiene su antecedente en otra similar llamada ATPA, que tuvo vigencia para Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador desde junio de 1992 hasta diciembre de 2001, siendo renovada al año siguiente con el nombre de ATPDEA. En relación a este tema el viceministro de Micro y Pequeña Empresa, Ramiro Uchani, ha mencionado a nombre del actual gobierno que no se presentará una medida alternativa que sustituya de inmediato las facilidades arancelarias del ATPDEA. La autoridad afirmó que el gobierno no tiene cuantificado el impacto real que tendrá la conclusión del ATPDEA sobre las áreas de exportaciones; pero de lo que sí se tiene constancia, continuó Uchani, es de que la medida sólo benefició a cinco empresarios privados que no tuvieron la capacidad de tomar previsiones de expansión de mercados y se dedicaron a trabajar utilizando solamente las concesiones arancelarias otorgadas por EEUU(6). Sobre el mismo tema Emilio Gutiérrez (presidente de la Federación de Micro y Pequeños Empresarios de la ciudad de El Alto), señaló que los pequeños empresarios no se beneficiaron con el ATPDEA en los 14 años de su vigencia (considerando la duración de la medida desde que se llamaba ATPA)(7). Las discusiones en torno al TLC en Bolivia se han avivado durante abril también por las tensiones ocurridas entre la ministra de Producción y Microempresa, Celinda Sossa, y Julio Alvarado, el ex-coordinador de la Secretaría del Programa del TLC, instancia burocrática creada por los anteriores gobiernos para negociar secretamente el tratado con EEUU. Resulta que Alvarado se negó a entregar alrededor de 36 volúmenes de documentos oficiales de manera inventariada, en los que se encuentran los pormenores de la negociación del TLC(8). La polémica continúa y se espera que en los siguientes meses se puedan conocer públicamente los términos en que se realizaba un acercamiento con el país del norte con miras a consolidar el tratado comercial. Frente a las nuevos desafíos de la situación internacional ocasionada por el TLC el gobierno del MAS ha planteado la creación de un TCP (Tratado de Comercio de los Pueblos), un acuerdo comercial alternativo destinado a asegurar mercados a los pequeños productores, artesanos, microempresarios, cooperativas y asociaciones comunitarias. Este proyecto, todavía en gestación, ya ha dado sus primeros pasos y pretende convertirse en una vía paralela de intercambio comercial entre Brasil, Venezuela, Cuba y Argentina, por el momento. 3. El libre comercio capitalista: negocio de pocos en desmedro de muchos La actual crisis de sobreproducción que vive el capitalismo global acelera un proceso en el que un puñado de países ricos y empresarios deciden la suerte económica de la mayoría. Una reciente prueba de ello ha sido la última reunión de la OMC (Organización Mundial del Comercio) en Río de Janeiro (Brasil), realizada durante abril. Las decisiones tomadas en el marco de la OMC tienen y tendrán consecuencias para todo el mundo, sin embargo las discusiones y negociaciones se realizan sin la participación de la sociedad civil. En la mencionada reunión, por ejemplo, el representante comercial de EEUU, Robert Portman, el comisario para el comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, el director general de la OMC, Pascal Lamy y el canciller brasileño, Celso Amorin, elaboraron contenidos sobre distintos temas para 150 países(9). Las poco o nada democráticas negociaciones de la OMC y los TLCs que impone EEUU, nos muestran la consolidación de un orden mundial injusto en el que algunos países producen bienes sofisticados y de alto valor agregado, quedando para los demás la disputa por el mercado como proveedores de materias primas. Esta nueva ofensiva del neoliberalismo a nivel mundial toma cuerpo ahora de forma palpable en Sudamérica con la estrategia estadounidense de los TLCs. Queda por ver cómo enfrentarán el nuevo escenario los gobiernos populistas latinoamericanos, y si es que sus alternativas podrán tomar vuelo. - Publicado en Observatorio de Conflictos Sociales, mayo 2006, Año 3, Número 2, La Paz. Notas: (1) “Opinión” 4 de abril 2006. (2) “Los Tiempos” 16 de abril 2006. (3) “Opinión” 19 de abril 2006. (4) “Opinión” 19 de abril 2006. (5) “El Diario” 9 de abril 2006. (6) “El Deber” 2 de abril 2006. (7) “El Diario” 8 de abril 2006. (8) “El Diario” 6 de abril 2006. (9) “El Diario” 9 de abril 2006.
https://www.alainet.org/es/active/11433

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