Haití:
Panorama electoral confuso
14/12/2005
- Opinión
El próximo 8 de enero, se desarrollarán las elecciones
presidenciales y legislativas en Haití, luego de dos años de
presencia de fuerzas militares extranjeras y tres
postergaciones de la fecha electoral.
Estas elecciones, cuyo resultado es difícil pronosticar, se
caracterizan por una enorme dispersión: 35 candidaturas a la
presidencia han sido acreditadas por el Consejo Electoral
Provisional (CEP), sobre más de 50 postulaciones. Haití
cuenta con un centenar de partidos políticos, de los cuales 65
pidieron el registro electoral y 47 fueron aceptados.
La segunda vuelta se realizará el 15 de febrero, y las
elecciones seccionales el 5 de marzo. Ello obligará a
incumplir el requisito constitucional de que el nuevo
presidente se posesione el 7 de febrero, aniversario de la
caída del dictador Jean-Claude Duvalier, que en el 2006 cumple
20 años.
El escenario tiende hacia una polarización entre las fuerzas
cercanas al ex presidente Jean-Bertrand Aristide y su partido
Fanmi Lavalas, y los partidos que, en los últimos años en el
poder de Aristide (2001-2004), conformaron el principal polo
de oposición, agrupados en ese entonces en la Convergencia
Democrática (CD).
No obstante, ambas tendencias están fraccionadas. Los
diversos partidos de la ex CD mantienen candidaturas propias,
algunas de las cuales se consideran entre las más opcionadas.
Toda vez, el pasado 28 de noviembre, ocho partidos anunciaron
un "entendimiento de modernidad y democracia", según el cual,
si uno de ellos llega a la segunda vuelta contra un candidato
ajeno al grupo, formarán un bloque común.
Los partidos que firmaron el acuerdo incluyen la "Fusion des
sociaux democrates", (cuyo candidato es Serge Gilles), el
"Grand Front centre droit" (candidato Hubert Deronceray), el
"Parti Allyans" (candidato Evans Paul), el Movimiento
Cristiano MOCHRENA (Luc Mésadieu), el "Rassemblement des
démocrates nationaux progressistes" (RDNP - con el candidato
Leslie Manigat), la "Organisation du Peuple en Lutte" (OPL -
con Paul Denis), la "Union de Chavannes Jeune" y la agrupación
RESPE/KONBA (que apoya al candidato independiente Charles
Henri Baker). El acuerdo se extiende también al ámbito
parlamentario aspirando a conformar un bloque de mayoría.
Además, están preparando en conjunto un programa mínimo de
gobierno, que se dará a conocer el 15 de diciembre; no
descartan, tampoco, la posibilidad de un gobierno de acuerdo
nacional.
Fanmi Lavalas (la Familia Lavalas), por su parte, ha nombrado
como candidato oficial a Marc Bazin, antiguo primer ministro
de Haití. Pero en agosto, se lanzó a la contienda, por su
cuenta, el ex presidente René Préval, hombre cercano a
Aristide. Si bien no cuenta con el aval de la estructura
partidaria, es probable que capte buena parte del voto de las
bases afines a Lavalas; además, tiene el apoyo de algunos de
las agrupaciones afines.
Quien se perfilaba para la candidatura de Lavalas, con mayor
posibilidad de cerrar las filas, era el padre Jean-Juste.
Pero este se encuentra encarcelado, acusado de apoyar a las
pandillas que atemorizan al país y de estar involucrado en el
asesinato del destacado periodista Jacques Roche, en julio
pasado. Sus allegados argumentan que es preso político y que
se pretende apartarle de las elecciones.
Por lo demás, no faltan los candidatos duvalieristas, entre
otros, pero se da poca posibilidad de que lleguen a la segunda
vuelta.
El proceso electoral, que se desarrolla bajo la
supervigilancia de Naciones Unidas y la OEA, con fondos de la
Unión Europea, ha sido muy accidentado, dando lugar a las
sucesivas postergaciones, supuestamente por motivos técnicos
(como los problemas para completar el registro electoral o
calificar la inscripción de candidatos). Finalmente se
inscribieron 3,5 millones de electores/as, cifra que
representa alrededor del 78% de la población en edad de votar,
lo cual es considerado un éxito. Sin embargo, hay
preocupación de que la población rural haya sido perjudicada,
por la dificultad de llegar a empadronar las comunidades
aisladas, y por el hecho que los 809 centros de votación
estarán ubicados en lugares escogidos por motivos de seguridad
antes que de accesibilidad.
Expectativas sociales
Las organizaciones sociales del país, si bien no tienen mucha
confianza en el proceso electoral, esperan que éste siente las
condiciones para la salida de las fuerzas extranjeras -la
denominada MINUSTAH-, la disminución de la violencia interna y
la adopción de políticas de desarrollo que respondan a las
necesidades del propio país y ya no a intereses ajenos.
Como sostuvo Chavannes Jean-Baptiste, dirigente y fundador de
las organizaciones rurales MPP (Movimiento Campesino de
Papaye) y del MPNKP (Movimiento Campesino Nacional del
Congreso de Papaye), en entrevista con ALAI: "El gobierno de
transición encontró un país con las cajas del Estado vacías.
A nivel económico, la situación no ha cambiado: el alza del
costo de la vida, la depreciación de la moneda nacional, la
reducción de la producción nacional… Hay muchas promesas de la
comunidad internacional, un plan de apoyo, pero llega muy poco
dinero para apoyar proyectos que podrían mejorar la situación
del pueblo. Entonces éste es un gobierno demagógico, que
sigue órdenes de la comunidad internacional. Existe una
decepción de todo el país frente al gobierno".
Eso sí, reconoce que ya no hay represión del Estado hacia las
organizaciones populares. Pero la situación de inseguridad
del país ha ido empeorando, a pesar de que el rol de la fuerza
internacional es supuestamente asegurar la paz.
Según el dirigente: "Las organizaciones campesinas
consideramos la fuerza militar extranjera como una fuerza de
ocupación; pero no podríamos decir que tiene las mismas
características que la ocupación norteamericana de 1919,
porque es una fuerza multinacional de la ONU. No ha podido
controlar la situación de secuestros, de grupos que matan a la
gente en las calles. No les ha desarmado. A veces se la
acusa incluso de proteger a los bandidos. Estos han desatado
una operación conocida como la 'operación Bagdad', que sigue
haciendo centenares de muertes en la población, en la policía,
entre el empresariado. Y el secuestro está remplazando al
tráfico de narcóticos".
Jean-Baptiste afirma que estas pandillas están financiadas por
Aristide o por los sectores que se beneficiaron de su régimen.
Reconoce, toda vez, que en las últimas semanas ha habido un
cierto cambio: "se ha criticado tanto a las fuerzas de la
MINUSTAH, que ahora se han esforzado por pacificar ciertas
zonas violentas. Sin embargo, no han logrado controlar a Cité
Soleil (1), que sigue siendo una zona muy peligrosa. Las
fuerzas de la ONU no tienen un plan adecuado para fortalecer y
equipar a la policía".
La Plataforma de Organizaciones Haitianas de Derechos Humanos
(POHDH) ha dado a conocer que, entre septiembre del 2004 y
abril del 2005, más de 2,000 personas han muerto en
circunstancias no aclaradas por la justicia.
El dirigente campesino considera que con el 20 ó 25% de los
medios que dispone la MINUSTAH, y una formación adecuada, la
policía nacional podría asegurar la seguridad del país, pues
quienes tienen realmente interés en defender a su país son los
propios haitianos; los soldados extranjeros están poco
motivados. "Por ello, no entendemos por qué las fuerzas de la
MINUSTAH quieren prolongar su estadía en el país", dice.
Recomposición de las fuerzas sociales
Si bien rechazan la presencia extranjera, la mayoría de
organizaciones sociales se oponen al regreso de Aristide y al
retorno al poder de los grupos afines a Lavalas. "En el 2000,
Jean-Bertrand Aristide y el poder Lavalas robaron las
elecciones, estableciendo una dictadura", sostiene Jean-
Baptiste. "Con ello, la miseria que ya existía en el país
aumentó y Aristide hizo todo para exterminar el movimiento
popular. Hubo represión al pueblo y a la universidad
nacional, y persecución a aquellas organizaciones campesinas y
populares que no querían convertirse en pandilleros para matar
a la gente y crear una situación de miedo en el país".
El dirigente recuerda que, en esa época, poco a poco, se fue
creando una unidad entre muchos sectores del país para
movilizarse contra el poder de Aristide y de la unión Lavalas.
Por otro lado, en el año 2003, un grupo armado llamado Fuerzas
Armadas Caníbal, que estaba apoyando a Aristide, se viró
contra él cuando murió su jefe, Amio Métayer. Con el refuerzo
de antiguos militares llegados de República Dominicana,
empezaron a combatir su régimen con armas.
"Este hecho, combinado con la movilización general que se daba
en el país, fue lo que hizo que Aristide no podía quedarse en
Haití; si se quedaba, iba a morir, -señala Jean-Baptiste-. A
nivel internacional se decía que el imperialismo sacó a
Aristide del país, pero es importante ver que él tenía el
apoyo de los Estados Unidos, de la OEA, de toda la comunidad
internacional; y él salió del país con apoyo de la comunidad
internacional. El mismo día, los militares norteamericanos
aprovecharon la situación para ocupar Haití".
La resistencia a Aristide permitió que se comience a dar un
proceso de recomposición de las fuerzas sociales en Haití. El
líder campesino destaca que durante el último gobierno de
Aristide, "dos fuerzas permanecieron muy fuertes: la prensa
independiente y las organizaciones de defensa de los derechos
humanos. Estas dos fuerzas han cumplido un rol fundamental, y
se fortalecieron, a pesar de la represión política".
En el campo también, aunque fueron debilitadas, las
organizaciones populares habían logrado mantener un cierto
nivel de resistencia, tomando distancias de Lavalas, a
diferencia de la mayoría de organizaciones urbano-populares.
Por ejemplo, el MPNKP, fundada en 1991, (miembro de la
Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -
CLOC-), ha tenido como principio mantener su autonomía frente
a las fuerzas políticas, si bien a veces se ha aliado con
ellas. En este año se creó la Plataforma Nacional de
Organizaciones Campesinas: PLANOPA.
También se ha destacado la acción de las organizaciones de
mujeres, sobre todo en Puerto Príncipe, que crearon una
plataforma de lucha contra la violencia; pues durante todo
este período de represión, hubo mucha violencia hacia las
mujeres. Una misión de evaluación de la ONU que visitó el
país hace poco estima que un 85% de la violencia es dirigida
contra las mujeres. "La violación a los derechos de las
mujeres es una característica de la represión Lavalas", acota
Jean-Baptiste.
En cuanto al movimiento estudiantil, que estuvo muy activo y
tuvo un rol clave en la lucha contra Aristide en 2003-2004, se
debilitó luego, quedando dividido. Pero últimamente hay
esfuerzos de recomposición y nuevas movilizaciones, como las
que se dieron el 12 de diciembre pasado para tratar de impedir
la visita del presidente dominicano Leonel Fernández a su
homólogo haitiano Boniface Alexandre, debido a la inacción de
las autoridades dominicanas para impedir la violencia
creciente contra haitianos/as en su país.
Movimientos sociales y elecciones
Como los sectores políticos tienden a fraccionarse en período
electoral, Jean-Baptiste señala que las organizaciones
populares se esfuerzan por mantener la unidad durante este
período. Ello no significa, toda vez, que no participen de
distintas maneras en el proceso electoral, ni que exista
consenso sobre el hecho de apoyar ciertas tendencias
políticas, participar con candidaturas, o boicotear el
proceso.
"Nosotros, en el MPP, en lugar de que los partidos políticos
vengan a utilizar a los campesinos, hemos decidido actuar de
otra manera. Frente a cada elección, hacemos un análisis de
la coyuntura, y decidimos si lo vamos a boicotear o si estamos
por el proceso. Así siempre estamos activos. A veces
decidimos apoyar el programa de un partido político. Si es el
caso, toda la organización sigue el mismo camino". En las
anteriores elecciones, MPP y MPNKP apoyaron a la OPL, pero
últimamente se han distanciado.
"Tenemos el principio, en los estatutos de la organización, de
que un miembro del MPP no puede ser miembro de un partido
político. Lo hemos decidido teniendo presentes las
experiencias que conocemos de América Latina. Para el proceso
actual, decidimos que los dirigentes del movimiento no deben
participar como candidatos. Nuestra estrategia para las
elecciones es el control de las elecciones locales, en las
secciones comunales. Allí nos movilizamos para controlar el
poder local e intentar construir el poder a partir de la base;
decidimos si queremos escoger a alguien como candidato para
los consejos o asambleas comunales. Pues si dejamos un vacío,
los partidos políticos van a tratar de dividir a los
movimientos campesinos. De esta manera conseguimos
salvaguardar la unidad de nuestra organización", destaca el
dirigente.
En cuanto a las elecciones presidenciales, la organización
decidió aliarse al partido Konba, creado a inicios de 2005,
principalmente por jóvenes, varios de ellos de origen
campesino, o que han estudiado en República Dominicana. Su
programa se basa en la defensa de los derechos campesinos, la
reforma agraria y la producción nacional. Cuando Préval entró
en la contienda, Konba decidió apoyar la candidatura de
Charles Henri Baker, en un intento por bloquear el paso al
regreso del sector Lavalas. Baker cuenta con el respaldo del
"Grupo de los 184", instancia conformada por organizaciones de
la sociedad civil y grupos de empresarios, en años anteriores,
para aglutinar la oposición pacífica a Aristide. Además,
Baker ha logrado en tiempo record recolectar las 100.000
firmas que requieren los candidatos independientes, indicio de
que se trata de una candidatura fuerte.
Si bien es un empresario industrial, y antiguo terrateniente,
el dirigente del MPP reconoce que "sus prioridades están
cercanas a aquellas de Konba: seguridad, agricultura, creación
de empleo, inversión. No le gusta el término 'reforma
agraria', pero aceptó plantear el problema de la tierra;
también de la irrigación, de la protección del medio
ambiente".
Chavannes Jean-Baptiste, quien en el curso de los años ha
declinado numerosas invitaciones de candidaturas y
nombramientos a altas funciones, es muy crítico de lo que
llama la "mentalidad de presidentitis" en su país, que
conlleva al fraccionamiento. "A cada elección, cada vez que
alguien hace algo bueno para el país, se piensa que será
candidato a presidente; como si solo como presidente se puede
servir al país, trabajar para cambiar la situación".
(1) Cité Soleil: barrio popular de la capital, donde Aristide
tenía su principal base de apoyo, desde los tiempos en que fue
cura.
https://www.alainet.org/es/active/11846
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