La Marcha por la Dignidad Indígena

12/03/2001
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Si todo sigue como previsto, la Marcha por la Dignidad Indígena, encabezada por 23 comandantes y el subcomandante Marcos del insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), llegará a la capital mexicana el domingo 11 de marzo tras recorrer 12 estados en dos semanas. Las multitudinarias recepciones registradas en el trayecto, se vieron refrendadas en el III Congreso Nacional Indígena (2-4 marzo) que acordó realizar un "levantamiento indígena nacional pacífico" para respaldar la iniciativa. Tras un largo período de silencio, la comandancia zapatista decidió cumplir su primera salida en los 7 años que lleva el conflicto, para dialogar con los pueblos indígenas y la sociedad civil, al igual que con el Congreso, sobre la aprobación de la iniciativa de reformas constitucionales sobre derechos y cultura indígenas que fue elaborada por la Comisión (parlamentaria) de Concordia y Pacificación (Cocopa) el 29 de noviembre de 1996. La aprobación legislativa de este cuerpo legal constituye una de las tres "señales" que el EZLN ha planteado al nuevo gobierno presidido por Vicente Fox para volver a la mesa del diálogo. Las otras 2 señales son la desmilitarización de 7 posiciones militares, de las 252 que tienen el Ejército federal en la zona de conflicto, sin que ello implique afectar en algo la correlación de fuerzas, y la liberación de los presos zapatistas. En una misiva a los medios, Marcos explicaba la importancia del tema indígena para su organización, en estos términos: "El EZLN es una organización mayoritariamente indígena que se levantó en armas por Democracia, Libertad y Justicia para todos los mexicanos. Del pueblo mexicano, el indígena es el más olvidado, por eso el EZLN levantó como importante demanda el reconocimiento de los derechos y la cultura indígena. Esta demanda encontró eco en todo el país y en el mundo entero. El tema indígena significa para el EZLN una deuda pendiente de México y su solución no debe esperar más tiempo. No queremos la independencia de México, queremos ser parte de México, ser indígenas mexicanos. Hasta ahora nos tienen como ciudadanos de segunda clase o como un estorbo para el país, queremos ser ciudadanos de primera y parte del desarrollo del país, pero queremos serlo sin dejar de ser indígenas." Si bien Vicente Fox durante la campaña electoral se comprometió a impulsar la aprobación constitucional de la propuesta de la Cocopa al llegar a la presidencia, hasta ahora tan solo se ha limitado a enviar al Congreso dicho cuerpo jurídico, con la particularidad de es la primera vez en la historia parlamentaria reciente que una iniciativa de ley es enviada sin una exposición de motivos presidencial. Es decir, tras el leve gesto formal, el mandatario no ha establecido públicamente ningún compromiso para impulsar ni para defender los postulados de esta ley. La paz en la pantalla Desde que fue anunciada la marcha, la actitud del gobierno ha sido ambigua, pero su intención clara: recuperarla y montarse sobre ella, contando para el efecto con el respaldo de los grandes medios de difusión. Así, súbitamente, el tema de la paz ha pasado a colocarse al centro de la disputa de opinión. Mientras para los marchantes el reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos colectivos con plenos derechos, lo cual implica mirar el pasado y asumir las responsabilidades de la deuda histórica con ellos, es una condición básica para una paz real y duradera; para el gobierno y las élites no se trata sino de establecer unos cuantos programas asistencialistas para corregir las situaciones extremas que padece tal población. A falta de propuestas, la movida ha consistido en cerrarle el espacio al debate, superponiéndole el show mediático. La expresión más cabal de esta estratagema fue la realización del concierto "Unidos por la Paz" que montaron Televisa y Tv Azteca. Un montaje que no solo sirvió para bajar el perfil de la cobertura informativa de la marcha zapatista en provecho de la autopromoción del evento, sino también para reactualizar el indigenismo criollo que valoriza al indio solo como pasado, pero sin sentido de presente, peor de futuro. Bajo esta tónica, banalizada la marcha, anulada en sus contenidos, con los artificios de los grandes medios de difusión las élites aspiran que se imponga el espectáculo de un juego de popularidad entre Marcos y Fox. De ahí la insistencia en destacar las habilidades mediáticas de los dos contendores, aunque sin señalar que la fuerza del primero radica en su postura ética, mientras que la del segundo, en la de sus asesores de imagen. En este contexto, la consolidación de la unidad entre pueblos indios que caracterizó al tercer Congreso Nacional Indígena (Nurío, 2-4 marzo), donde los 24 delegados zapatistas compartieron con los más de 3 mil 300 delegados, abre nuevas perspectivas que desbordan los cálculos oficiales, pues entre sus resoluciones consta la decisión de realizar un levantamiento nacional pacífico mediante una movilización permanente hasta que se consagre en la Constitución la iniciativa de ley elaborada por la Cocopa, y los acuerdos de San Andrés.
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