Washington acusa a Pyongyang de intentar lanzar un misil contra su territorio, arguyendo pruebas no confirmadas. El mundo observa como un nuevo foco de conflicto va tomando forma. Mientras la diplomacia estadounidense intenta "disuadir" a la comunidad internacional para que se sancione al país persa, Corea del Norte, otro integrante del burdo “eje del mal” inventado por Washington, irrumpe en la escena internacional. Desde principios del mes de junio el diario de derecha japonés Sankei, informó que los gobiernos de Estados Unidos y Japón detectaron que Corea del Norte se estaba preparando para probar un misil balístico de largo alcance. El rumor se fue acrecentando en los últimos días cuando, tanto funcionarios japoneses como estadounidenses, empezaron a realizar amenazas contra Pyongyang si esta posibilidad se llegase a concretar. El ministro japonés de Exteriores, Taro Aso y el embajador de Estados Unidos en Japón, Thomas Schieffer, advirtieron hace tres días a Corea del Norte de las sanciones económicas que le impondrían si no renuncia a lanzar un misil balístico de largo alcance. El misil de la discordia es un Taepodong-2, capaz de tener un alcance máximo de 6.000 kilómetros. Sin embargo, por esa misma fecha las acusaciones fueron rechazadas por responsables norcoreanos en una visita a Seúl, "por carecer de fundamento", según informó la agencia nipona Kyodo. Pese a esto, la tensión se fue agudizando cuando Estados Unidos activó su escudo antimisiles ante un presunto ataque norcoreano. Según los medios estadounidenses, el misil norcoreano tendría la capacidad de alcanzar territorio norteamericano. Cabe aclarar, que según los análisis hechos al respecto, en un eventual lanzamiento, el cohete no impactaría en el continente americano, sino en las islas Hawai, donde Washington posee una de las más importantes bases militares de sus fuerzas. En un primer momento, se especuló que la prueba iba a realizarse el pasado fin de semana, pero las malas condiciones climatológicas de la zona habrían sido la causa del retraso en el lanzamiento. A todo esto, los servicios de inteligencia de Estados Unidos, sostienen que la preparación del ensayo ha avanzado. De ese modo, dos barcos de la Marina estadounidense se encuentran patrullando en las inmediaciones de Corea del Norte como parte de la defensa antimisiles. Este sistema consta de 11 proyectiles de interceptación de misiles, desplegados en Fort Greely (Alaska) y la base aérea de Vandenberg (California), además de una red de radares, satélites y buques para la detección de cualquier lanzamiento, y un centro de mando en Colorado. La secretaria de Estado del país norteamericano, se pronunció al respecto advirtiendo el pasado lunes de que el lanzamiento del misil sería un "acto de provocación" y Estados Unidos lo consideraría "de manera muy seria". Durante los últimos días la inteligencia estadounidense informó sobre unas fotografías tomadas por satélites espías, las cuales muestran que se completó la inyección de combustible en el misil y por lo tanto el arma estaría preparada para su lanzamiento cuando las condiciones meteorológicas sean propicias. Contrariamente, los servicios de espionaje surcoreanos manifestaron sus dudas de que se haya terminado ese proceso, según fuentes de un comité parlamentario de inteligencia consultadas por la agencia Yonhap. Varios responsables gubernamentales surcoreanos consideraron "exageradas" las numerosas informaciones de prensa en Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, sobre la "inminencia" del lanzamiento de un misil. "Las informaciones dicen que el lanzamiento de prueba de un misil de largo alcance por parte de los norcoreanos puede ser inminente, pero no es seguro de que ellos hayan cargado combustible en el cohete", declaró el ministro surcoreano de Relaciones Exteriores, Ban Ki-moon. A su vez, Rusia, en voz del consejero del Kremlin Igor Chouvalov, mostró una postura mas escéptica manifestando que este asunto no es más que una "maniobra sicológica" de los norcoreanos. Pese a estas posturas, la paranoia del gobierno estadounidense va en aumento, mediante el uso de su diplomacia encolumnó a Japón, Australia y Nueva Zelanda advirtiendo a Corea del Norte contra el presunto lanzamiento de un misil intercontinental, momentos en que el Pentágono indicó que esa prueba sería considerada una "provocación". A su vez, el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, amenazó a su vecino norcoreano con responder con "severas" acciones si las versiones que sostienen los servicios de inteligencia se hacen efectivas. Cabe mencionar que en la zona del Pacífico, Estados Unidos esta realizando maniobras militares bautizadas como “Escudo Valiente”, donde participan tres portaaviones y se vislumbra que participaran en total 30 barcos, 280 aviones y 22 mil soldados en un lapso de cinco días de duración que concluirán el viernes próximo. Los tres portaaviones estadounidenses sirvieron como plataforma de lanzamiento para que aviones caza inundaran el cielo de la pequeña isla del Pacífico Guam, en lo que según analistas en la materia, las maniobras militares son las mayores en varias décadas, y esto no ocurre desde el fin de la Guerra de Vietnam. A todo esto, y ante los rumores que aumentan una nueva tensión en el mundo, el Gobierno de Corea del Norte aseguró ayer que desea mantener conversaciones directas con Estados Unidos sobre sus planes de probar un misil de largo alcance, un día después de insistir en su derecho a llevar a cabo el lanzamiento. Pyongyang afirmó que su moratoria unilateral de 1999 en relación a pruebas con misiles de largo alcance perdió su vigencia debido a la falta de diálogo directo con Washington. Los análisis al respecto sugieren que la presunta intención norcoreana de efectuar la prueba se podría cancelar si Estados Unidos acepta nuevas conversaciones. "Algunos dicen que nuestra prueba de lanzamiento de misiles es una violación de la moratoria, pero ese no es el caso", señaló el subjefe de la misión de Corea del Norte ante Naciones Unidas (ONU), Han Song Ryol, en una entrevista desde Nueva York con la agencia de noticias surcoreana Yonhap. Seguidamente Song Ryol sostuvo que "Corea del Norte, como Estado soberano, tiene el derecho de desarrollar, emplazar, probar y exportar un misil. Estamos al tanto de las preocupaciones de Estados Unidos sobre la prueba de lanzamiento de nuestro misil. Por lo tanto, nuestra posición es que debemos resolver el asunto a través de negociaciones". Desde hace varios meses, Pyongyang exigió un diálogo directo con Estados Unidos. Sin embargo, Washington insiste en que sólo dialogará con Pyongyang en el marco de las conversaciones entre seis países (las dos Coreas, Estados Unidos, Japón, China y Rusia). Expertos en el asunto, sostienen que en reiteradas ocasiones la diplomacia estadounidense ha obstruido cualquier tipo de conversación en torno a una solución conjunta. Finalmente, después de realizarse en Viena la cumbre sobre cooperación en asuntos políticos, comerciales y de seguridad, entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE). Ambas representaciones exhortaron a Corea del Norte a renunciar a sus ambiciones militares y a Irán a renunciar a sus propósitos nucleares. En una conferencia de prensa conjunta entre el presidente estadounidense George W. Bush, el portugués José Manuel Durao Barroso titular de la Comisión Europea, y el jefe de gobierno austriaco y actual presidente de turno de la UE, se lanzó una dura advertencia a Teherán y Pyongyang. “Si pasa, habrá una firme declaración y respuesta de la comunidad internacional. Y Europa será parte de ella, no hay dudas", sentenció el jefe de gobierno austriaco. - Juan C. Alfaro | Agencia Periodística del MERCOSUR.