Cita en Bolivia
04/07/2006
- Opinión
“A mí sólo me mataréis
pero mañana volveré
y seré millones”
Tupac Katari Era ya medianoche cuando iniciamos un descenso casi vertical sobre la ciudad de La Paz. Allí abajo, el extenso valle urbanizado se nos presenta como una enorme mancha de luces a 3.649 metros de altitud, bajo la protección del majestuoso Illimani que con sus 6.402 metros permanece siempre nevado y representa lo eterno, lo que conecta el mundo terrenal con lo divino. Es mi primer viaje a Bolivia y lo hago con la expectativa de visitar un país que ha elegido como presidente a un quechua, tras un largo proceso de huelgas y marchas, en el que los habitantes de El Alto, municipio que cuelga sobre la capital a 4.000 metros de altura, hicieran lo que los guerreros de Tupac Katari: cercarla hasta lograr la dimisión del gobierno. Después llegó la victoria de Evo Morales con el 54% de los votos y un amplio respaldo social de las poblaciones indígenas, del campesinado, de los mineros, de los cocaleros, del estudiantado y de la izquierda urbana. Tupac Katari capturado, fue sentenciado a morir descuartizado por cuatro caballos el 15 de noviembre de 1781. En la plaza del pueblo de Peñas (Q’arq’a Marka) el mártir indio estaba rodeado de los representantes del poder colonial cuando dijo su premonitoria sentencia “volveré y seré millones”. Hoy, en la Bolivia que he visto con los ojos bien abiertos, la victoria de Evo Morales representa el cumplimiento de esa promesa. Mi primer día en La Paz fue como esperaba. Amanecí con la compañía del mal de altura y enseguida me dispuse a seguir los consejos del taxista que me había bajado del aeropuerto al antiguo poblado indígena que se llamó Chuquiago y desde 1548 lleva el nombre de La Paz para conmemorar el fin de las guerras entre los seguidores de Diego de Almagro y Francisco Pizarro: “No deje de tomar mate de coca” me había dicho el taxista, aymara para más señas. Así es como pude comprobar por mí mismo que la coca es imprescindible para vivir en Bolivia. La tomas en modo de infusión y te proporciona oxígeno, al tiempo que calma el hambre, lo cual es de agradecer pues durante los primeros días has de comer poco para que tu organismo pueda concentrarse en lo que interesa: acostumbrarse a la menor cantidad de oxígeno en el aire. De mate en mate por La Paz, ciudad que se extiende por subidas y bajadas, experimento el cansancio y una sensación permanente de leve dolor de cabeza. Pero vale la pena, estoy en un país que respira cambios y quiere ser él mismo, expresión de los pueblos originarios, no el resultado de una dominación neocolonial bajo gobiernos copados por una minoría de criollos. Bolivia está de estreno. Una época distinta tiene ante sí desafíos históricos. Por primera vez en mucho tiempo, se ha pasado a tener un gobierno con legitimidad política y social. La tradición sindical y organizada del país, hoy está en el poder, después de un proceso de luchas políticas, una vez que descubrieron que sólo ganando el gobierno tendrían cabida sus reivindicaciones. De hecho el apoyo mayoritario a Evo Morales es consecuencia de la concertación de los sectores sociales más significativos. De entre los desafíos el que resume la ambición de los nuevos gobernantes es la convocatoria a las urnas para la elección de una Asamblea Constituyente el próximo 2 de julio. Esta Asamblea que se reunirá en la ciudad de Sucre (sigue siendo la capital constitucional del país) tendrá como encargo la elaboración de una nueva Constitución que en palabras de Evo Morales dará lugar a la refundación de Bolivia mediante una carta magna que consagre la riqueza del subsuelo en manos del pueblo, reforme las estructuras sociales y la democracia en el marco de un “sistema económico andino”. Lo que ha hecho el gobierno hasta ahora en materia de petróleo y gas no es confiscación, es simplemente una declaración de que los recursos naturales son propiedad del estado. La constituyente se presenta como la gran oportunidad de la derecha de pararle los pies a Evo Morales. Lo he comprobado en La Paz y en Cochabamba, escuchando discursos y pulsando opiniones. Por ello el partido gobernante MAS (Movimiento al Socialismo) se ha puesto las pilas para movilizar el voto popular y en particular el de las poblaciones originarias. Quien gane mayor número de escaños podrá determinar los trabajos de la constituyente y decidir sobre la Constitución. La Constituyente del MAS defenderá un parlamento bicameral, siendo uno de ellos representante de las realidades autonómicas. Justo el asunto de las autonomías centra de una de las batallas. Frente a las elites de Santa Cruz, históricamente interesadas en separarse de La Paz, Evo Morales y su partido defienden una Bolivia unida por un sistema autonómico –descentralización- que teniendo como base los departamentos actuales sea leal con la unidad nacional. Para acceder a la autonomía cada departamento deberá votar mayoritariamente en su favor. El objetivo declarado del gobierno es desmontar el Estado Colonial y liberal para transformarlo en un estado multilateral y comunitario. Pero la nueva Bolivia es mucho más y los sectores populares quieren construirla respetando el juego político legal del mismo modo que lo han hecho durante tres años de luchas. La senadora María Esther Udaeta me señala que las líneas de acción se concretan en el plan de desarrollo nacional "Bolivia digna, soberana y productiva para vivir bien". Los puntos esenciales del plan son la estabilidad macro-económica – conservando la política monetaria y cambiaria – y la adopción de políticas de salud, educación, desarrollo, infraestructuras y política exterior. La matriz productiva se articula en torno de los hidrocarburos, de las minas y de la biodiversidad. ¿Cuáles son las prioridades del gobierno boliviano? Pregunto a mi interlocutor en Cochabamba, René Díaz, que es director de una ONG local. “El combate a la miseria buscando reducir del 35% al 27% la parte de población que vive en la extrema pobreza hasta el 2011; la creación de cerca de 100.000 empleos por año reduciendo la tasa de desempleo del 8,4% al 4%; así como la construcción de unas 100.000 viviendas” Mi interlocutor agrega “el gobierno desea un ritmo general de la expansión de la economía del 4,1 % en este año 2006, hasta llegar al 7,6 % al final del mandato de Evo Morales”. En cuanto a la calidad de la democracia el MAS defiende la interculturalidad y la participación directa como bases para un poder popular. De hecho Evo Morales representa el rechazo de la forma de hacer política anterior. El MAS pretende una conexión intercultural entre la nueva-izquierda y los movimientos indígenas, confirma María Esther Udaeta. Sin embargo, haciendo entrevistas y recogiendo opiniones no es difícil captar algunas sombras derivadas del estilo personal, unilateral, de ejercer el poder por parte de Evo Morales. “Hereda el liderazgo vertical de los indígenas y puede llegar a creer que su victoria es un cheque en blanco para actuar” me dice el Defensor del Pueblo, Waldo Albarracín. Pregunto a Julio Alem por la forma de gobernar de Evo Morales y me advierte que hasta el momento lo viene haciendo mediante decretos cuando lo idóneo sería ir cambiando las leyes. Julio Alem es nieto del general republicano Vicente Rojo, el que humilló a Franco en la batalla del Ebro y refugiado en Bolivia fundó la Escuela de Guerra. Pero en los pocos meses de su gobierno Evo Morales tiene en su haber numerosos hechos positivos. “Él ha puesto desde el primer minuto la política al servicio de la colectividad y como ejemplo se bajó el sueldo a 2000 USD y ha eliminado los fondos reservados”, me dice Reynaldo Cuadros, asesor en la cámara de diputados. Y es verdad ¿qué presidente en el mundo puede demostrar que gana un sueldo de 1750 euros? Al tomar esta decisión quiso dejar clara su oposición a hacer del Estado un botín para él y los suyos. Claro que muchos de los suyos están que trinan pues no ganan lo suficiente. Otro hecho meritorio lo he podido vivir estando en Cochabamba. En esta ciudad, el 3 de junio, al día siguiente de no llegar a un acuerdo con la asociación de empresarios sobre el reparto de la tierra dictó un decreto y procedió al reparto de 3,1 millones de hectáreas de tierras, beneficiando de manera directa a 35.295 familias indígenas y campesinas de los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Oruro y Potosí, y anunciando de paso la distribución de otros 4,7 millones de hectáreas en menos de nueve meses. Ni que decir tiene que los terratenientes están que se suben por las paredes pero Evo Morales cumple el programa electoral. Lo mismo está sucediendo en el campo de la educación al impulsar el gobierno una campaña de alfabetización nacional sin precedentes. En cuanto a la nacionalización de los recursos energéticos, es notorio que ha planteado la re-negociación con las empresas multinacionales su participación en condiciones ventajosas para Bolivia. Todas las empresas petroleras que realicen actividades de gas y petróleo estarán obligadas a entregar en propiedad a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos toda la producción de hidrocarburos. Para Mateo Martínez del Fondo Indígena estas medidas dignifican a una Bolivia que por siglos ha sido despojada. “Ahora la sociedad civil está participando en la definición de políticas y acciones destinadas a la conservación del medioambiente y del uso y manejo de los recursos naturales” me asegura Martínez. Durante mi viaje he podido vivir otra batalla contra el gobierno. Es la que aún libra el Colegio de Médicos contra la presencia de unos 650 colegas cubanos, hombres y mujeres que forman la Operación Milagro acordada el 29 de abril por el presidente Morales y Fidel Castro. Los profesionales de la medicina se quejan de competencia desleal y de injerencia, además de poner en duda la legalidad de la intervención cubana. Pero lo cierto es que las y los médicos bolivianos defienden el monopolio de su profesión olvidando que la mayoría de la población no tiene acceso a un servicio gratuito de salud. Desde siempre en Bolivia ir a una consulta médica supone pagar. Lo que Cuba está haciendo en Bolivia a petición del gobierno es algo que se ve en cifras: en sólo tres meses han operado de los ojos (miopía, cataratas y otras lesiones) a 10.420 bolivianos que jamás habían pensado en obtener semejante beneficio. Han donado seis centros oftalmológicos de un millón de dólares cada uno y otros veinte hospitales móviles, han dado becas para estudiar medicina en Cuba a 4.502 jóvenes. Además los profesionales cubanos dan consultas en las regiones más olvidadas del altiplano a donde llevan toneladas de medicinas. La pregunta es sencilla: ¿qué opina el pueblo boliviano de esta solidaridad que va en aumento? La respuesta es obvia. Si es cierto que la alianza de Evo Morales con Hugo Chávez y Fidel Castro plantea ventajas y problemas. A Bolivia le interesa esta alianza pero no tanto que aparezca como un eje estratégico. “es importante que el gobierno administre bien este vínculo pues Bolivia no se puede permitir un retroceso en sus relaciones con Europa y el resto de América Latina, por ejemplo” asegura Reynaldo Cuadros, asesor del MAS. La cuestión es que la posición de Bolivia, a diferencia de Cuba y Venezuela es muy vulnerable y requiere cuidar el campo de las relaciones internacionales. Así por ejemplo mientras Chávez a anunciado la salida de Venezuela del proceso de integración andina, Evo Morales ha sido nombrado presidente –por rotación- de dicho proceso. Pregunto sobre las relaciones entre el gobierno y los movimientos sociales a Hugo Fernández director de UNITAS y un luchador de esos que han librado todas las batallas. “Se tienen que reforzar mutuamente –me dice- pero existe el peligro de que el gobierno copte a los líderes sociales más valiosos para funciones institucionales” . Fernández advierte que este es un gobierno bisoño, con una formación desigual y en algunos casos deficitaria, y ello le puede llevar a caer en la tentación de debilitar el movimiento popular llevándose a los liderazgos más experimentados. Para contrapesar el riesgo UNITAS despliega un amplio programa de participación política de la ciudadanía mediante actividades de formación y educación en la democracia directa. Sin embargo la relación entre el gobierno y sus bases de apoyo tiene otra vertiente poco estudiada: el mundo indígena es ya muy plural, para nada monolítico, y requiere de acuerdos internos y complicados equilibrios. Entre las dos etnias principales, aymara y quechua, las relaciones históricas no son cordiales y Evo Morales tiene que gestionar su atención a todas las poblaciones originarias con sumo cuidado, distribuyendo los cargos de su administración de manera que no lesione los intereses y el mundo subjetivo de ninguna de ellas. Sólo el paso del tiempo nos dirá hasta donde este gobierno indígena es sólido y puede aguantar los embates de la derecha que no se resiste a perder el poder. Hasta el momento da la impresión de que el ambiente en los cuarteles –los militares han sido los aliados tradicionales de las elites económicas- es de calma, tal vez porque en América Latina no es la hora de los golpes de estado. De momento son los gremios empresariales los que dan la batalla a un gobierno que sigue manteniendo la popularidad. Pero no cabe duda que Evo Morales deberá manejar bien los tiempos de sus reformas y de su política exterior. De entrada la Asamblea Constituyente tiene una cita el día 2 de julio. De lo que salga de las urnas dependerá el fortalecimiento o el comienzo de un debilitamiento del actual gobierno. Viajo por el altiplano hasta Copacabana, en el lago Titicaca, un día domingo. Puedo ver comunidades indígenas en medio de una llanura árida decorada por la sierra andina. Pienso que tiene que ser muy duro sobrevivir en un territorio por encima de los 4.000 metros, a merced del frío y de un sol vertical de mediodía. Las poblaciones son pobres de solemnidad y viven de los rebaños de llamas y ovejas y algo de agricultura. El paisaje extraordinario no puede difuminar eso otro que me rompe los ojos: el de la pobreza. Entonces pienso que el gobierno indígena de Evo Morales se merece toda la suerte. Tupac Katari está con él. También millones.
pero mañana volveré
y seré millones”
Tupac Katari Era ya medianoche cuando iniciamos un descenso casi vertical sobre la ciudad de La Paz. Allí abajo, el extenso valle urbanizado se nos presenta como una enorme mancha de luces a 3.649 metros de altitud, bajo la protección del majestuoso Illimani que con sus 6.402 metros permanece siempre nevado y representa lo eterno, lo que conecta el mundo terrenal con lo divino. Es mi primer viaje a Bolivia y lo hago con la expectativa de visitar un país que ha elegido como presidente a un quechua, tras un largo proceso de huelgas y marchas, en el que los habitantes de El Alto, municipio que cuelga sobre la capital a 4.000 metros de altura, hicieran lo que los guerreros de Tupac Katari: cercarla hasta lograr la dimisión del gobierno. Después llegó la victoria de Evo Morales con el 54% de los votos y un amplio respaldo social de las poblaciones indígenas, del campesinado, de los mineros, de los cocaleros, del estudiantado y de la izquierda urbana. Tupac Katari capturado, fue sentenciado a morir descuartizado por cuatro caballos el 15 de noviembre de 1781. En la plaza del pueblo de Peñas (Q’arq’a Marka) el mártir indio estaba rodeado de los representantes del poder colonial cuando dijo su premonitoria sentencia “volveré y seré millones”. Hoy, en la Bolivia que he visto con los ojos bien abiertos, la victoria de Evo Morales representa el cumplimiento de esa promesa. Mi primer día en La Paz fue como esperaba. Amanecí con la compañía del mal de altura y enseguida me dispuse a seguir los consejos del taxista que me había bajado del aeropuerto al antiguo poblado indígena que se llamó Chuquiago y desde 1548 lleva el nombre de La Paz para conmemorar el fin de las guerras entre los seguidores de Diego de Almagro y Francisco Pizarro: “No deje de tomar mate de coca” me había dicho el taxista, aymara para más señas. Así es como pude comprobar por mí mismo que la coca es imprescindible para vivir en Bolivia. La tomas en modo de infusión y te proporciona oxígeno, al tiempo que calma el hambre, lo cual es de agradecer pues durante los primeros días has de comer poco para que tu organismo pueda concentrarse en lo que interesa: acostumbrarse a la menor cantidad de oxígeno en el aire. De mate en mate por La Paz, ciudad que se extiende por subidas y bajadas, experimento el cansancio y una sensación permanente de leve dolor de cabeza. Pero vale la pena, estoy en un país que respira cambios y quiere ser él mismo, expresión de los pueblos originarios, no el resultado de una dominación neocolonial bajo gobiernos copados por una minoría de criollos. Bolivia está de estreno. Una época distinta tiene ante sí desafíos históricos. Por primera vez en mucho tiempo, se ha pasado a tener un gobierno con legitimidad política y social. La tradición sindical y organizada del país, hoy está en el poder, después de un proceso de luchas políticas, una vez que descubrieron que sólo ganando el gobierno tendrían cabida sus reivindicaciones. De hecho el apoyo mayoritario a Evo Morales es consecuencia de la concertación de los sectores sociales más significativos. De entre los desafíos el que resume la ambición de los nuevos gobernantes es la convocatoria a las urnas para la elección de una Asamblea Constituyente el próximo 2 de julio. Esta Asamblea que se reunirá en la ciudad de Sucre (sigue siendo la capital constitucional del país) tendrá como encargo la elaboración de una nueva Constitución que en palabras de Evo Morales dará lugar a la refundación de Bolivia mediante una carta magna que consagre la riqueza del subsuelo en manos del pueblo, reforme las estructuras sociales y la democracia en el marco de un “sistema económico andino”. Lo que ha hecho el gobierno hasta ahora en materia de petróleo y gas no es confiscación, es simplemente una declaración de que los recursos naturales son propiedad del estado. La constituyente se presenta como la gran oportunidad de la derecha de pararle los pies a Evo Morales. Lo he comprobado en La Paz y en Cochabamba, escuchando discursos y pulsando opiniones. Por ello el partido gobernante MAS (Movimiento al Socialismo) se ha puesto las pilas para movilizar el voto popular y en particular el de las poblaciones originarias. Quien gane mayor número de escaños podrá determinar los trabajos de la constituyente y decidir sobre la Constitución. La Constituyente del MAS defenderá un parlamento bicameral, siendo uno de ellos representante de las realidades autonómicas. Justo el asunto de las autonomías centra de una de las batallas. Frente a las elites de Santa Cruz, históricamente interesadas en separarse de La Paz, Evo Morales y su partido defienden una Bolivia unida por un sistema autonómico –descentralización- que teniendo como base los departamentos actuales sea leal con la unidad nacional. Para acceder a la autonomía cada departamento deberá votar mayoritariamente en su favor. El objetivo declarado del gobierno es desmontar el Estado Colonial y liberal para transformarlo en un estado multilateral y comunitario. Pero la nueva Bolivia es mucho más y los sectores populares quieren construirla respetando el juego político legal del mismo modo que lo han hecho durante tres años de luchas. La senadora María Esther Udaeta me señala que las líneas de acción se concretan en el plan de desarrollo nacional "Bolivia digna, soberana y productiva para vivir bien". Los puntos esenciales del plan son la estabilidad macro-económica – conservando la política monetaria y cambiaria – y la adopción de políticas de salud, educación, desarrollo, infraestructuras y política exterior. La matriz productiva se articula en torno de los hidrocarburos, de las minas y de la biodiversidad. ¿Cuáles son las prioridades del gobierno boliviano? Pregunto a mi interlocutor en Cochabamba, René Díaz, que es director de una ONG local. “El combate a la miseria buscando reducir del 35% al 27% la parte de población que vive en la extrema pobreza hasta el 2011; la creación de cerca de 100.000 empleos por año reduciendo la tasa de desempleo del 8,4% al 4%; así como la construcción de unas 100.000 viviendas” Mi interlocutor agrega “el gobierno desea un ritmo general de la expansión de la economía del 4,1 % en este año 2006, hasta llegar al 7,6 % al final del mandato de Evo Morales”. En cuanto a la calidad de la democracia el MAS defiende la interculturalidad y la participación directa como bases para un poder popular. De hecho Evo Morales representa el rechazo de la forma de hacer política anterior. El MAS pretende una conexión intercultural entre la nueva-izquierda y los movimientos indígenas, confirma María Esther Udaeta. Sin embargo, haciendo entrevistas y recogiendo opiniones no es difícil captar algunas sombras derivadas del estilo personal, unilateral, de ejercer el poder por parte de Evo Morales. “Hereda el liderazgo vertical de los indígenas y puede llegar a creer que su victoria es un cheque en blanco para actuar” me dice el Defensor del Pueblo, Waldo Albarracín. Pregunto a Julio Alem por la forma de gobernar de Evo Morales y me advierte que hasta el momento lo viene haciendo mediante decretos cuando lo idóneo sería ir cambiando las leyes. Julio Alem es nieto del general republicano Vicente Rojo, el que humilló a Franco en la batalla del Ebro y refugiado en Bolivia fundó la Escuela de Guerra. Pero en los pocos meses de su gobierno Evo Morales tiene en su haber numerosos hechos positivos. “Él ha puesto desde el primer minuto la política al servicio de la colectividad y como ejemplo se bajó el sueldo a 2000 USD y ha eliminado los fondos reservados”, me dice Reynaldo Cuadros, asesor en la cámara de diputados. Y es verdad ¿qué presidente en el mundo puede demostrar que gana un sueldo de 1750 euros? Al tomar esta decisión quiso dejar clara su oposición a hacer del Estado un botín para él y los suyos. Claro que muchos de los suyos están que trinan pues no ganan lo suficiente. Otro hecho meritorio lo he podido vivir estando en Cochabamba. En esta ciudad, el 3 de junio, al día siguiente de no llegar a un acuerdo con la asociación de empresarios sobre el reparto de la tierra dictó un decreto y procedió al reparto de 3,1 millones de hectáreas de tierras, beneficiando de manera directa a 35.295 familias indígenas y campesinas de los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Oruro y Potosí, y anunciando de paso la distribución de otros 4,7 millones de hectáreas en menos de nueve meses. Ni que decir tiene que los terratenientes están que se suben por las paredes pero Evo Morales cumple el programa electoral. Lo mismo está sucediendo en el campo de la educación al impulsar el gobierno una campaña de alfabetización nacional sin precedentes. En cuanto a la nacionalización de los recursos energéticos, es notorio que ha planteado la re-negociación con las empresas multinacionales su participación en condiciones ventajosas para Bolivia. Todas las empresas petroleras que realicen actividades de gas y petróleo estarán obligadas a entregar en propiedad a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos toda la producción de hidrocarburos. Para Mateo Martínez del Fondo Indígena estas medidas dignifican a una Bolivia que por siglos ha sido despojada. “Ahora la sociedad civil está participando en la definición de políticas y acciones destinadas a la conservación del medioambiente y del uso y manejo de los recursos naturales” me asegura Martínez. Durante mi viaje he podido vivir otra batalla contra el gobierno. Es la que aún libra el Colegio de Médicos contra la presencia de unos 650 colegas cubanos, hombres y mujeres que forman la Operación Milagro acordada el 29 de abril por el presidente Morales y Fidel Castro. Los profesionales de la medicina se quejan de competencia desleal y de injerencia, además de poner en duda la legalidad de la intervención cubana. Pero lo cierto es que las y los médicos bolivianos defienden el monopolio de su profesión olvidando que la mayoría de la población no tiene acceso a un servicio gratuito de salud. Desde siempre en Bolivia ir a una consulta médica supone pagar. Lo que Cuba está haciendo en Bolivia a petición del gobierno es algo que se ve en cifras: en sólo tres meses han operado de los ojos (miopía, cataratas y otras lesiones) a 10.420 bolivianos que jamás habían pensado en obtener semejante beneficio. Han donado seis centros oftalmológicos de un millón de dólares cada uno y otros veinte hospitales móviles, han dado becas para estudiar medicina en Cuba a 4.502 jóvenes. Además los profesionales cubanos dan consultas en las regiones más olvidadas del altiplano a donde llevan toneladas de medicinas. La pregunta es sencilla: ¿qué opina el pueblo boliviano de esta solidaridad que va en aumento? La respuesta es obvia. Si es cierto que la alianza de Evo Morales con Hugo Chávez y Fidel Castro plantea ventajas y problemas. A Bolivia le interesa esta alianza pero no tanto que aparezca como un eje estratégico. “es importante que el gobierno administre bien este vínculo pues Bolivia no se puede permitir un retroceso en sus relaciones con Europa y el resto de América Latina, por ejemplo” asegura Reynaldo Cuadros, asesor del MAS. La cuestión es que la posición de Bolivia, a diferencia de Cuba y Venezuela es muy vulnerable y requiere cuidar el campo de las relaciones internacionales. Así por ejemplo mientras Chávez a anunciado la salida de Venezuela del proceso de integración andina, Evo Morales ha sido nombrado presidente –por rotación- de dicho proceso. Pregunto sobre las relaciones entre el gobierno y los movimientos sociales a Hugo Fernández director de UNITAS y un luchador de esos que han librado todas las batallas. “Se tienen que reforzar mutuamente –me dice- pero existe el peligro de que el gobierno copte a los líderes sociales más valiosos para funciones institucionales” . Fernández advierte que este es un gobierno bisoño, con una formación desigual y en algunos casos deficitaria, y ello le puede llevar a caer en la tentación de debilitar el movimiento popular llevándose a los liderazgos más experimentados. Para contrapesar el riesgo UNITAS despliega un amplio programa de participación política de la ciudadanía mediante actividades de formación y educación en la democracia directa. Sin embargo la relación entre el gobierno y sus bases de apoyo tiene otra vertiente poco estudiada: el mundo indígena es ya muy plural, para nada monolítico, y requiere de acuerdos internos y complicados equilibrios. Entre las dos etnias principales, aymara y quechua, las relaciones históricas no son cordiales y Evo Morales tiene que gestionar su atención a todas las poblaciones originarias con sumo cuidado, distribuyendo los cargos de su administración de manera que no lesione los intereses y el mundo subjetivo de ninguna de ellas. Sólo el paso del tiempo nos dirá hasta donde este gobierno indígena es sólido y puede aguantar los embates de la derecha que no se resiste a perder el poder. Hasta el momento da la impresión de que el ambiente en los cuarteles –los militares han sido los aliados tradicionales de las elites económicas- es de calma, tal vez porque en América Latina no es la hora de los golpes de estado. De momento son los gremios empresariales los que dan la batalla a un gobierno que sigue manteniendo la popularidad. Pero no cabe duda que Evo Morales deberá manejar bien los tiempos de sus reformas y de su política exterior. De entrada la Asamblea Constituyente tiene una cita el día 2 de julio. De lo que salga de las urnas dependerá el fortalecimiento o el comienzo de un debilitamiento del actual gobierno. Viajo por el altiplano hasta Copacabana, en el lago Titicaca, un día domingo. Puedo ver comunidades indígenas en medio de una llanura árida decorada por la sierra andina. Pienso que tiene que ser muy duro sobrevivir en un territorio por encima de los 4.000 metros, a merced del frío y de un sol vertical de mediodía. Las poblaciones son pobres de solemnidad y viven de los rebaños de llamas y ovejas y algo de agricultura. El paisaje extraordinario no puede difuminar eso otro que me rompe los ojos: el de la pobreza. Entonces pienso que el gobierno indígena de Evo Morales se merece toda la suerte. Tupac Katari está con él. También millones.
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