EEUU y las elecciones generales de diciembre de 2005

Los desafíos del movimiento popular boliviano

01/08/2005
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Los pasos agigantados del movimiento popular boliviano se han convertido en una verdadera pesadilla para la administración de Estados Unidos, quienes ven en el diputado cocalero y presidente del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales Aima, a su peor enemigo. "No hay duda de que el presidente venezolano Hugo Chávez está financiando y dando apoyo moral a las fuerzas radicales en Bolivia que han creado el caos y pueden llevar al poder, en diciembre, al sindicalista Evo Morales", afirmó en los últimos días, Roger Pardo Maurer, subsecretario asistente de Defensa de Asuntos Interamericanos del Pentágono (EEUU). Según el funcionario norteamericano, "Chávez proporciona el dinero para la agitación en Bolivia, mientras que el presidente cubano Fidel Castro se encarga de la organización y dirección de los movimientos populares". En cambio, el embajador norteamericano David Grenlee, dijo que las relaciones diplomáticas entre ambos países no se verán afectadas sea cual fuera el candidato que llegue a la Presidencia de la República, "incluido el líder cocalero Evo Morales". Antes de esas declaraciones, la Secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, expresó su preocupación sobre el fortalecimiento en Bolivia "del partido conformado por cultivadores de coca". "Estamos muy preocupados por ese partido (MAS)", aseguró la "mano dura" de la mayor potencia mundial. El documento elaborado por el Consejo Nacional de Inteligencia de Estado y la Secretaria de Estado de EEUU, titulado "Mapa del Futuro Global", identifica a Venezuela y Bolivia como dos países que forman parte del "eje del mal". Los sectores populares El gobierno de transición de Eduardo Rodríguez ha convocado a las elecciones generales para Presidente, Vicepresidente, parlamentarios y prefectos para el domingo 4 de diciembre de 2005. Estas elecciones –las más importantes de los últimos años- muestran a un movimiento social y los partidos de izquierda vigorosos y en ascenso, mientras que los partidos neoliberales y de derecha se encuentran debilitados y en proceso de extinción. Aunque los movimientos sociales –sobretodo en sus cúpulas y liderazgos aún se encuentran divididos- no lograron cristalizar la totalidad de sus objetivos como la convocatoria a la Asamblea Constituyente y la nacionalización de los hidrocarburos, tienen el reto histórico de participar en las elecciones generales y, de ser capaces o no, de escribir una nueva página en la rica pero también luctuosa historia de Bolivia. En la actualidad, el MAS es la primera fuerza política del país y, de acuerdo a resultados preliminares de varias empresas encuestadoras, tiene grandes posibilidades de disputar la Presidencia de Bolivia. En torno al MAS se empezaron a sumar movimientos sociales, sindicales y agrupaciones ciudadanas de izquierda, campesinas y populares como los cooperativistas mineros, indígenas del oriente y el altiplano, organizaciones de profesionales, discapacitados y otros sectores; también tiene acercamiento el Movimiento Sin Miedo (MSM) de Juan del Granado. Mientras tanto, la Central Obrera Boliviana (COB) y otras organizaciones sindicales tienen la intención de sellar una alianza con el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) de Felipe Quispe. Y, los alcaldes de centro-izquierda y neoliberales que ganaron en las elecciones municipales de diciembre de 2004, en sus principales ciudades, formaron el Frente Amplio y Patriótico que postula a la presidencia al actual alcalde de Potosí, René Joaquino. En los últimos años, los movimientos sociales bolivianos que fueron capaces de impedir la exportación del gas a los mercados de México y Estados Unidos, expulsar a una transnacional como Suez-Aguas del Illimani, derrocar a dos presidentes: Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa Gisbert y de perforar la política neoliberal, siempre mostraron escisiones en tiempos electorales. Si las elecciones generales fueran hoy, el voto de los movimientos sociales y de la izquierda se caracterizaría por la gran dispersión y fragmentación, beneficiando sólo a los partidos neoliberales y del sistema; sin embargo, aún restan varios meses para tratar de que éstas corrientes que pretenden un cambio estructural confluyan en un solo movimiento unitario como la historia los convoca. Los partidos neoliberales En el otro margen, aparecen los candidatos del sistema: defensores de la política neoliberal, de las transnacionales, de los partidos tradicionales y de los mandatos de la embajada norteamericana. De acuerdo a las primeras encuestas, el preferido del poder mediático (en realidad el candidato de los EEUU) es el ex presidente Jorge Quiroga, sucesor del extinto dictador Hugo Bánzer y militante de Acción Democrática Nacionalista (ADN). Ahora postulará por la Alianza Siglo XXI. En sus primeras declaraciones, por ejemplo, afirmó que no está de acuerdo con la nacionalización de los hidrocarburos "pero sí con la nacionalización de los beneficios que generan los hidrocarburos". Otro candidato es el ex mirista Samuel Doria Medina de Unidad Nacional (UN) quien señaló que se debe conformar un frente "para bloquear a Evo". El empresario, aunque lo niega, es acusado por no haber pagado un préstamo de 20 millones de dólares al desaparecido Banco del Estado, monto que le sirvió para consolidar la empresa del cemento más grande del país. Aunque aún no se conoce el nombre de otros candidatos de los partidos tradicionales, la oligarquía y las logias, no se descarta una alianza entre el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), partido del célebre "Goni" Sánchez de Lozada; el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Jaime Paz y la Nueva Fuerza Republicana (NFR) de Manfred Reyes Villa. Estos partidos formaron la última "megacoalición" que fue derrocada por los movimientos sociales. Las elecciones históricas Las elecciones de diciembre, por primera vez en la historia, también permitirán elegir por voto directo a los nueve prefectos del país. En los últimos 20 años de democracia, la Corte Nacional Electoral (CNE) sólo organizaba dos actos electorales importantes en cada período constitucional: la elección general y las municipales, ahora, también debe encargarse de la elección de prefectos y de asambleístas, además del referéndum autonómico para julio de 2006. Este nuevo sistema representa un gasto adicional y considerable para el Estado Boliviano. La reforma de la Constitución Política del Estado (CPE) en la Asamblea Constituyente le costará al Estado entre 20 y 25 millones de dólares. Por otro lado, se estima que el costo de las elecciones generales (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo) y de prefectos ascenderá a 60 millones de bolivianos. Una elección normal oscila entre 40 y 43 millones de bolivianos. Para evitar confusiones entre los votantes, se utilizarán dos papeletas de sufragio: una que será única a nivel nacional, para elegir al Presidente, Vicepresidente, senadores y diputados y otra, para la elección de prefectos que debe tener un formato diferente y su presentación estará en función del número de candidatos inscritos en cada uno de los nueve departamentos del país. A diferencia de años anteriores, varios analistas políticos coinciden que estas elecciones pueden ser las más importantes del proceso democrático boliviano, porque no sólo se elegirá al Presidente de Bolivia y a sus más cercanos colaboradores, sino se determinará la suerte de todo un pueblo… Alex Contreras Baspineiro es periodista y escritor boliviano.
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