A pesar de los desmentidos, explicaciones, rectificaciones y demás expresiones en contrario, ni la más pequeña de la enchilada se le hizo al presidente, Vicente Fox Quesada, allá en Rusia, en el marco de la cumbre del Grupo de los Ocho, es decir los ocho países más ricos del planeta; su homólogo gringo, George W. Bush, lo sacó de su ilógico pesimismo al decirle al oído, casi como un susurro, pero que también fue captado por los periodistas: "no habrá Ley Migratoria en este año por parte del Congreso de Estados Unidos", en cambio si habrá muro y una frontera común militarizada. Como es obvio, esta determinación que acabó con las esperanzas del adorno del actual gobierno foxiano, no es una porquería, y conste que no usamos la procacidad del texano, como cuando se refirió al grave y dramático conflicto de Oriente Medio. Como es del conocimiento público, más tarde la Casa Blanca, por medio de su vocero, Tony Snow, desmintió la versión de Vicente Fox Quesada con tres argumentos igual de críticos: no entendió las palabras en inglés de su homólogo, tergiversó la conversación, no entendió el inglés texano o de plano hubo un problema de audición. Tony Snow fue contundente: el presidente Bush "no hizo ese comentario al presidente de México. El presidente mexicano pudo haber entendido mal lo que el presidente Bush le dijo". Por el contrario aclaró, lo que Bush dijo a Fox fue que "podría haber algunos problemas de tiempo antes del Día del Trabajo estadounidense, el primer lunes de septiembre, porque hay tres semanas antes de que el Congreso se reúna. Y para seguir en la danza de los decires y los desdecires, 24 horas después de haber afirmado que será difícil lograr en este año, o sea dentro del tiempo que le resta de su Gobierno, la reforma migratoria con Estados Unidos, el presidente Vicente Fox se contradijo y cambió su versión al asegurar que su homólogo estadounidense, George W. Bush, le reiteró su "firme compromiso y convicción" para que Washington apruebe antes de finalizar el año un cambio integral en la política migratoria. Todo mundo lo sabía, y no era intuición: sí en los últimos tres años el drama de nuestros migrantes, que expulsamos a diario por falta de oportunidades en nuestra propia nación no se arregló, no se hará mucho menos en tiempos preelectorales, donde a los políticos y los legisladores estadounidenses lo que verdaderamente les importa es asegurar el voto de sus connacionales y no andar preocupándose de problemas, que ellos consideran ajenos y muy menores. Ante la realidad adversa a los sueños guajiros de Los Pinos, lo que se debió hacer en los tiempos, también a punto de fenecer de foxilandia, fue haber creado las fuentes de trabajo que mantuvieran la valiosa mano de obra de tanto mexicano migrante, hubiéramos empezado a construir otro país de desarrollo integral y más igualitario, nos hubiéramos ahorrado el desprecio y el odio de los gringos y sobre todo nos hubiéramos ahorrado tantas vidas perdidas en el desierto, en las aguas del Bravo o por las balas de lo policía xenófoba de la frontera. No hay de otra, a pesar de los desmentidos, explicaciones, rectificaciones y demás expresiones en contrario, ni la más pequeña de la enchilada se le hizo al presidente, Vicente Fox Quesada, "no habrá Ley Migratoria en este año por parte del Congreso de Estados Unidos", en cambio si habrá muro y una frontera común militarizada. - Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.