Con el resultado de una encuesta que daba más del 85 por ciento en voluntad de que Fidel viniera a la Cumbre del MERCOSUR, con la multitud juvenil universitaria que acogió a Chávez y Fidel entusiastamente, con la realización de contactos entre los presidentes, que culminó con la expresión de la voluntad de tomar decisiones que favorezca la unión fortaleciente del bloque robustecido ahora con el ingreso de Venezuela y el proyecto del gasoducto y el banco del Sur, los que profetizaban la inutilidad de la reunión, la debilidad del MERCOSUR, la desinteligencia y los conflictos insuperables entre los intereses nacionales y los comunes, han quedado chirriando los dientes. Es prudente que por ahora permanezcan silenciosos. Durante un tiempo no repetirán sus augurios de menosprecio y fracaso para esta asociación de países que pone en peligro el predominio estadounidense, los tratados de libre comercio planeados para seguir haciéndose dueños de lo nuestro, y los intereses de los capitales internacionales. Que con el izquierdismo de Chávez, Castro se ahuyenta el ingreso de capitales; que la economía en aparente crecimiento no puede mantenerse sin las alianzas con los que dominan el mundo; que se están alimentando ilusiones sin acertar con los medios adecuados para crecer con el mundo, son las objeciones provenientes de los personajes de siempre. Los que pronosticaron que el pago completo de la deuda del Fondo nos empobrecía, que el default nos aislaba del mundo, que la cancelación de privatizaciones y contratos draconianos nos quitaba confiabilidad, que vivimos en una dictadura como la de Hitler y por eso nos estamos haciendo amigos de los dictadores. Sangran por las heridas y no tienen la prudencia de disimular sus intereses contrapuestos a los del pueblo, exagerando las expresiones de rechazo para lograr impacto. Pero van quedando al margen.- El cauce de la historia se va alejando de sus sentencias y su proyecto. Aunque puedan tacharse de pobres y poco concretos, los resultados de la cumbre del MERCOSUR resultan alentadores para la nueva etapa que se está iniciando en la historia de los pueblos latinoamericanos. La infalible táctica de producir enfrentamientos y desuniones, ha sido utilizada muchas veces con éxito, pero al parecer, ha crecido la conciencia de la necesidad de la unión y las divergencias aumentadas con la incitación de las partes en conflicto por intervenciones astutas y disimuladas, no parecen encaminarse a una definición violenta sino a una conciliación racional. El chirrido de dientes es de los que ven avanzar el proyecto, es equivalente a los ladridos que daban al caballero de la Mancha la seguridad de que avanzaba. José Guillermo Mariano (pbro)