Las tanquetas
17/08/2006
- Opinión
No son nada halagüeños los escenarios previos al sexto y
último Informe del presidente, Vicente Fox Quesada; a las
fiestas patrias de septiembre, el 15 día del Grito en la
Plaza de la Constitución y el 16 día del Desfile Militar que
recorre desde el mismo Zócalo hasta Paseo de la Reforma, y la
incierta toma de posesión del nuevo Jefe del Ejecutivo
Federal.
Los territorios se los han divididos: las calles e
inmediaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro fueron
tomadas por el Estado Mayor Presidencial y por la Policía
Federal Preventiva y el centro histórico de la ciudad por la
Coalición por el Bien de Todos.
Vicente Fox Quesada llama al diálogo, y en buena hora, sin
embargo su vocero, Rubén Aguilar Valenzuela vuelve a
equivocarse al afirmar que el mismo ya se inició con los
seguidores del propio Andrés Manuel López Obrador.
Ni el intento de divisionismo, que desde Los Pinos quiere
fabricar infructuosamente el hablantín vocero del poder; ni
la radicalización de las acciones, y mucho menos las
tanquetas visualizan un panorama de solución al conflicto
postelectoral que está tomando dimensiones muy peligrosas.
La información es precisa y no se presta a confusiones, será
el Estado Mayor Presidencial, un ejercito dentro del Ejercito
Constitucional, el encargado de la seguridad en el perímetro
del Palacio Legislativo de San Lázaro con motivo del sexto y
ultimo informe de gobierno del presidente, Vicente Fox
Quesada, según lo dijo la Secretaría de Gobernación, la cual
agregó que conjuntamente con el Gobierno del Distrito
Federal afinarán un programa de seguridad conjunta, sin
embargo las autoridades locales no han confirmado dicho
encuentro.
Al mismo tiempo llegaron a las redacciones periodísticas las
justificaciones: Los operativos de la Policía Federal
Preventiva y del Estado Mayor Presidencial, en el Palacio
Legislativo de San Lázaro, son para garantizar el orden y la
paz públicos, y ningún elemento de esas corporaciones están
armados, informó la propia Secretaría de Seguridad Pública
federal.
El problema se dimensiona a tal grado, que los policías
federales y los elementos militares han impedido la libre
circulación, inclusive de los vecinos a quienes interrogan y
les exigen identificarse. Cualquier parecido con los años
aciagos de las salvajes y brutales dictaduras
latinoamericanas de las décadas de los sesenta, setenta y
ochenta son meras coincidencias.
Por eso mismo, es cuando menos entendible que el movimiento
encabezado por Andrés Manuel López Obrador puede pasar de la
resistencia civil pacífica a la desobediencia civil, según
anticipó Gerardo Fernández Noroña, vocero del Partido de la
Revolución Democrática. Y lo dijo por primera vez en nuestro
espacio informativo de Radio Formula: El uso de la fuerza del
Gobierno Federal en la Cámara de Diputados, inclusive contra
legisladores que gozan de fuero federal, podría ser el signo
de la violencia de estos tiempos de crispación postelectoral.
Por eso mismo repetimos: Ni el intento de divisionismo, que
desde Los Pinos quiere fabricar infructuosamente el hablantín
vocero del poder; ni la radicalización de las acciones, y
mucho menos las tanquetas, visualizan un panorama de solución
al conflicto postelectoral, que está tomando dimensiones muy
peligrosas.
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor,
vicepresidente de la Federación Latinoamericana de
Periodistas, FELAP.
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