Como en todo conflicto y más en el postelectoral que estamos viviendo o padeciendo, surgen los intolerantes, los mesurados y los que le apuestan al tiempo para acabar con todo signo de resistencia. Nada de lo anterior sirve para restablecer la convivencia sana de la nación, siempre se ha probado que la única vía es la del diálogo y la negociación. Cuantas veces se ha llegado al extremo de derramar sangre inocente y sólo la vuelta a la mesa del razonamiento sereno endereza el rumbo. Por ello es muy de tomarse en cuenta la postura que ha asumido el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas cuando rechaza a la fuerza como solución del conflicto. Utilizar la fuerza pública para retirar el plantón instalado en el corredor Reforma-Zócalo, dijo en entrevista a El Universal, no resolvería el problema, por el contrario crearía un conflicto mayor. Cuidado con los intolerantes. La situación es tan grave que el propio flamante presidente de la Sexagésima Legislatura de la Cámara, el panista Jorge Zermeño Infante ha declarado que sin las condiciones no permiten que el presidente de la República, Vicente Fox Quesada rinda su sexto y último Informe de Gobierno se verían en el caso de cancelar por primera vez en la historia moderna del país la ceremonia protocolaria y, queremos pensar, posteriormente desde otro recinto el Jefe del Ejecutivo enviaría un mensaje en cadena nacional de radio y televisión. Para darle consistencia a su posición, durante la magnífica entrevista que realizaron los colegas, Rubén Álvarez Mendiola y Martha Ramos, aseveró que la utilización irresponsable e inoportuna de las fuerzas públicas sólo acrecienta los problemas y puso como ejemplos los conflictos minero, en Lázaro Cárdenas, y magisterial, en Oaxaca. A las críticas que ha recibido por no actuar de forma diferente ante el plantón de resistencia pacífica al que ha convocado el candidato presidencial de la Coalición por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, porque según aseveran responde más a su filiación perredista que a sus obligaciones de gobernantes, Encinas Rodríguez respondió que si hubieran sido panistas los que realizaran la protesta, habría actuado de la misma forma. Al analizar el fondo del problema, el gobernante capitalino aseguró que las causas que originaron el plantón están en un conflicto de orden federal, no local. "Estamos tratando de que el gobierno federal asuma la parte que le corresponde en su responsabilidad". Esta es una replica sería que cualquier politólogo y comunicador debe de tomar en cuenta. Concluye con la tesis de que la crisis es un asunto político que va mucho más allá del Paseo de la Reforma y que tiene implicaciones nacionales para el futuro. Y concluye así el político de izquierda: "Lo que está en juego no es la avenida sino la gobernabilidad del país para los años venideros y la legitimidad del próximo gobierno". Por todo ello es de estar de acuerdo que para hablar de una reconciliación, la ciudad y el país deben abandonar la confrontación de clases surgida en la campaña electoral, porque "más allá del debate ideológico, se empezó a dar una especie de debate de clases y tenemos (ahora) un problema de crispación política y polarización social donde el resultado de esas campañas han sido expresiones de discriminación, de racismo y de confrontación clasista que, desde mi punto de vista, es el principal problema que tenemos en el país", Insistimos no al uso de la fuerza, no a la confrontación violenta, en la mesa del diálogo y la negociación en donde debemos de encontrar las soluciones. Cuidado con los intolerantes, cerrémosles el camino de la sinrazón. - Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP. Correo-e: teodoro@libertas.com.mx