Las cárceles secretas de la CIA ¿Una confesión con poco revuelo?
11/09/2006
- Opinión
Después de que Bush reconociera la existencia de centros de detención fuera de Estados Unidos, el mundo parece despertar de un largo letargo.
Desde que el día 6 del corriente mes, donde el presidente de Estados Unidos. George W. Bush reconociera la existencia de las ilegales cárceles secretas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). El mundo, en una reacción tardía, comienza a cuestionar los métodos utilizados por los “neocons” en su autodenominada “guerra contra el terrorismo”, implementada después del 11 de septiembre de 2001.
Sin bien, el reconocimiento formal por parte del mandatario estadounidense está provocando un gran revuelo, cabe recordar que la cuestión había salido a la luz varios meses atrás.
Lo sugerente en este caso, es que Bush, mas allá de reconocer la existencia de cárceles que operan fuera del territorio estadounidense, es que las defienda calificando que su práctica “ha sido invaluable”. Siendo este el punto que provocó la reacción de varios gobiernos alrededor del mundo que expresaron sus cuestionamientos.
Cabe recordar que en un discurso pronunciado desde la Casa Blanca, Bush hizo esta confesión y aseguró que “el pequeño número” de detenidos que supuestamente se mantienen en estas cárceles corresponde a sospechosos de haber participado en la planificación de los “atentados terroristas” del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York y Washington.
Presuntamente, 14 de ellos, serían miembros de la escurridiza y fantasmal red Al Qaeda. Además, según anunció Estados Unidos la semana pasada, serían trasladados a la cárcel de Guantánamo, Cuba, para ser juzgados. Entre estos está el presunto organizador de los ataques de 2001, Khalid Sheik Mohammed.
Después de cinco años de la caída de las Torres Gemelas, y el argumento cada vez más inverosímil que dio la administración Bush en torno al hecho. Esta confesión, supera por demás la hipocresía, la arrogancia y la subestimación con la que el presidente de los estadounidenses se dirige al mundo.
"Este programa ha sido invaluable para la seguridad de Estados Unidos y sus aliados, y nos ha ayudado a identificar y capturar hombres que nuestra comunidad de inteligencia cree fueron arquitectos claves de los ataques del 11 de septiembre (…) De no ser por este programa, nuestra comunidad de inteligencia cree que (la organización terrorista) Al-Qaeda y sus aliados habrían tenido éxito en lanzar otro ataque en Estados Unidos", expresó el mandatario del país del norte, aquel principio de mes.
Pero también cabe reconocer, que gran parte de la comunidad internacional ha estado inerte ante las mentiras y las manipulaciones de los halcones de Washington.
Muy lentamente, los gobiernos, en especial europeos que son los más implicados, comenzaron a protestar.
Para el senador suizo Dick Marty, quien durante varios meses investigó, por encargo del Consejo de Europa, si la CIA había mantenido cárceles secretas en el viejo continente, “la confesión (de Bush) es solo una parte de la verdad”.
"Ahora Estados Unidos tiene la obligación de decir toda la verdad", agregó el senador, en alusión a que no se proporcionó ninguna información sobre dónde estaban ubicadas estas prisiones.
El senador suizo no fue el único en reaccionar de manera crítica ante las declaraciones de Bush. Varios funcionarios de la comunidad internacional, organizaciones que trabajan por los derechos humanos y la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresaron su descontento hacia esta práctica que Estados Unidos defiende.
"No creo que se deba sacrificar las libertades civiles por la lucha eficaz contra el terrorismo. Si se nos pide ceder nuestra libertad, nuestros derechos, a cambio de protección contra el terrorismo, ¿en realidad se nos está protegiendo?", cuestionó el secretario general de la ONU, Kofi Annan, luego de una reunión en España con el presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
A su vez, Zapatero se pronunció también en contra, argumentando que la lucha contra el terrorismo solo puede hacerse desde la democracia y el estado de derecho, y que “no es compatible con la existencia de prisiones secretas”.
Por su parte, la Comisión Europea no afirma que no tiene ninguna "prueba formal" de la existencia de cárceles secretas de la CIA en territorio europeo pero, si así fuera, lo consideraría "intolerable".
A su vez, se informó que una delegación de la comisión temporal del Parlamento Europeo (PE) que investiga las supuestas detenciones ilegales practicadas por los servicios secretos estadounidenses en Europa tiene previsto viajar a Berlín el 19 de septiembre, y a Londres del 4 al 6 de octubre.
Se trata de los primeros desplazamientos a capitales de la Unión Europea (UE) de los miembros de esta comisión parlamentaria cuyos trabajos han cobrado nueva relevancia desde las confesiones de Bush.
Los eurodiputados también tienen previsto viajar a Bucarest del 17 al 19 de octubre, y a Varsovia del 7 al 9 de noviembre, aunque estas últimas fechas todavía pueden sufrir modificaciones.
La comisión del PE, que empezó sus trabajos el pasado enero y concluirá a finales de año, emitió en julio unas conclusiones preliminares en las que da por sentado que Estados Unidos “ha sido responsable directo del arresto, traslado, rapto o detención ilegal de sospechosos de terrorismo” dentro de la UE.
Pero las conclusiones preliminares no encontraron “evidencia o prueba alguna de la existencia de prisiones secretas en la UE”.
Pese a estos timoratos signos de desacuerdo, cabe mencionar que la misma ONU en su Asamblea General aprobó por primera vez en su historia una estrategia global “contra el terrorismo”. Algunos de los 192 países que componen la ONU ya han expresado su disconformidad con determinados puntos del texto con determinados puntos y han lamentado que no se incluya una definición sobre terrorismo.
Entre las novedades figura la creación de un equipo especial dependiente del Secretariado de la ONU, para que coordine y dé coherencia a todas las iniciativas en la lucha contra el terrorismo que lleva a cabo la organización mundial. Como medidas destaca la creación de una base de datos sobre actos criminales en biotecnología, así como acciones para impedir el uso de Internet por parte de los terroristas.
Además de esto, se estipula que los gobiernos garanticen que no se conceda el asilo a personas vinculadas con organizaciones terroristas y que aumenten el control fronterizo para evitar el tránsito de sospechosos terroristas, armas y otros materiales susceptibles de ser usados en actos terroristas. El documento deja claro que todas las actuaciones que se lleven a cabo en la lucha contra el terrorismo en el mundo deben ajustarse al derecho internacional y concretamente respetar los derechos humanos.
Entonces, ¿cuál es el resultado de la confesión del hombre que mandó a invadir dos países bajo la excusa de la “guerra contra el terrorismo”?
Para perplejidad de algunos, de algún modo es darle vía libre a las aventuras militares de Washington, que bajo las ruinas de las Torres Gemelas empezó su carrera de conquista de los recursos estratégicos de este planeta.
En el caso de las cárceles secretas, y después de las confesiones de Bush, el siguiente paso sería averiguar en que países y con la complicidad de qué gobiernos fueron creados estos centros ilegales de detención. Y como ultimo paso, se tendría que juzgar y castigar a todos los implicados.
Tanto la ONU, como la UE o toda la comunidad internacional, ¿tendrán las agallas suficientes para reprochar y condenar estas acciones, más aun si recaen sobre el país norteamericano?
Queda una interrogante por hacer: El documento de la ONU, ¿condena las acciones de terrorismo de Estado, como por los perpetrados por Estados Unidos en Irak, o Israel en el Líbano?
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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