Sin duda que los magros resultados de la actividad económica de los primeros 7 meses del año, más las correcciones a la baja en la estimación de crecimiento para este año, entregado por el último Informe de Política Monetaria del Banco Central, en donde se reduce el porcentaje de variación anual del Producto Interno Bruto, PIB, desde un rango de 5% a 6%, a otro de 4,75% a 5,25%, han hecho que las autoridades comiencen a tomar medidas casi desesperadas para revertir la situación. En ese sentido, el último anuncio de la Presidenta Bachelet, el Plan de Desarrollo de Infraestructura para la Competitividad evaluado en US$ 780 millones, apunta a fortalecer una de las variables macroeconómicas más alicaídas del último tiempo y que es clave para el proceso de crecimiento, la inversión. El propio Banco Central confirmó que la Formación Bruta de Capital Fijo mostró una desaceleración más rápida de lo anticipada y corrigió significativamente su pronóstico de variación desde un 9% a un 3,2% para este año. Sin embargo al examinar en detalle este Plan del Gobierno uno percibe inmediatamente la apuesta de éste en materia de desarrollo, seguir impulsando la economía desde el sector exportador, la extracción de rentas y la explotación de recursos naturales. El 77% de los recursos invertidos en el plan, 600 millones de dólares, se destinarán a la conservación y reposición de caminos, al aumento de la capacidad vial y al acceso a terminales multimodales. Es más, el Plan se diseñó en base a un catastro por áreas geográficas a fin de favorecer los diversos "clusters": forestal, minero, acuícola, entre otros. De esta manera se pretende subsanar uno de los problemas que azotan al sector exportador y explotador de recursos naturales, que incluso ha llegado a experimentar retornos a escala decrecientes en algunas industrias, la falta de acceso vial. Sin embargo más allá de esta restricción, existen otros factores mucho más poderosos que están operando en el proceso de pérdida de dinamismo de la inversión y en el estancamiento de la producción doméstica, como lo son los límites biológicos y físicos que se impone a si mismo una estrategia de desarrollo basada fundamentalmente en la explotación de recursos naturales. Por lo tanto la actual debilidad registrada en la inversión es sólo el producto de la propia estrategia de desarrollo seguida por Chile en las últimas décadas, y que intenta profundizar el Gobierno de Bachelet, que se fundamenta en la apropiación de la renta económica de los recursos naturales por parte de los privados, esto mediante distintos marcos jurídicos sectoriales o a través de la ausencia de ellos en el ámbito ambiental, además de subsidios y franquicias tributarias, así como mediante el proceso de privatizaciones. La antigua dinámica virtuosa, inversión-exportaciones-crecimiento, ya concluyó y no se vislumbran grandes perspectivas de retomar las altas tasas de crecimiento de los años noventa, debido a que los excedentes producidos en ese proceso no se utilizaron en la creación de una plataforma productiva de segunda fase que permitiera abrir las puertas hacia un proceso de desarrollo más complejo y sofisticado, agregando valor, inteligencia y creatividad a los recursos naturales disponibles. Muy por el contrario, la apropiación de las rentas económicas de los recursos naturales más que reinvertirse en fortalecer la capacidad productiva, generó una espiral de crecimiento del consumo suntuario. Hoy se puede sostener que la economía chilena tiene dificultades tanto para enfrentar la reactivación económica en el corto plazo, así como para generar las condiciones de una expansión económica de mediano y largo plazo, más allá de la coyuntura, algo que el Ministro Velasco y la mayoría de los analistas económicos, se sigue resistiendo a ver. - Cristián Gutiérrez, economista, coordinador del Círculo de Economistas para el Desarrollo de Chile. Fuente: Agencia de Noticias Prensa Humanista www.prensahumanista.cl