Un peligro inminente se cierne sobre nuestro país: la desintegración territorial, cuyo primer paso parece ser la separación de la Patagonia del resto de la Argentina, como estado o república independiente. Distintos planes y técnicas se están ejecutando hace varias décadas, para lograr este objetivo. Estos métodos que se han ido ejecutando, en forma paulatina y sistemática, como parte de un plan mayor de dominación de los países sudamericanos, pueden resumirse en los siguientes puntos: 1) Venta de grandes extensiones de tierras a empresas supranacionales y a particulares extranjeros no residentes en el país, aún en zonas de frontera y que en muchos casos incluyen ríos y lagos y otros cursos de agua, violando disposiciones legales vigentes, y vastas regiones ricas en minerales estratégicos. Estas ventas se realizan libremente, a veces a través de intermediarios “testaferros”, sin ningún control ni limitación estatal. 2) Pago de deuda externa con territorio. 3) Infiltración sicológica a través de encuestas y manejo de medios de comunicación masiva. 4) Fomento de divisiones, rencores y resentimientos entre los habitantes de las provincias patagónicas y el resto del país. 5) Acción intensiva de organizaciones no gubernamentales (ongs.), manejadas por los centros del poder mundial, que utilizan la máscara ecológica para esos fines. 6) Lobbies para lograr la sanción de leyes destinadas a dejar en manos de las empresas extranjeras los recursos naturales existentes en el suelo de nuestro país. - gas, agua, petróleo, y otros (como el proyecto de ley de hidrocarburos del, 1 de marzo de 2004, cuyo texto original ya fue difundido por este medio ). Este conjunto de procedimientos destinados a afectar seriamente la integración latinoamericana, el futuro de nuestro país y de las futuras generaciones, se vienen poniendo en práctica ( “paso a paso”, para utilizar una frase muy conocida ), en forma lenta, paulatina pero inexorable, mientras la opinión pública está siendo distraída con otras cosas, aplicando lo que en estrategia geopolítica se conoce con el método de “técnica de la rana hervida”. (1) Nota: (1) “Técnica de la rana hervida” Si ponemos una rana en una olla con agua hirviendo, inmediatamente tratará de salir. Pero si la ponemos en agua a la temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados, la rana no hace nada, e incluso parece pasarlo bien. A medida que la temperatura aumenta, la rana se va sintiendo cada vez más aturdida, y finalmente ya no estará en condiciones de salir de la olla. Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y se cocina. ¿Por qué? Porque su aparato interno para detectar amenazas a su supervivencia está preparado para cambios repentinos en el medio ambiente que la rodea, no para cambios lentos y graduales.