Con tratamientos diferentes en los medios escritos y electrónicos se revive la información de que se ocultó la realidad del país en cuando al aumento dramático de la pobreza en el actual gobierno foxista con propósitos electoreros. Fueron especialistas en la materia los que nos hacen saber que aumentó en un millón los indigentes y que suman 50 millones de mexicanos que no pueden ni siquiera cubrir sus necesidades básicas. El escándalo se halla en que estas cifras se mantuvieron ocultas hasta que se realizaran las elecciones federales del pasado 2 de julio, porque según los expertos son datos que demuestran la ineficiencia del gobierno y derrumban las optimistas visiones del Presidente, Vicente Fox Quesada. Ya antes, con cifras veladas por el Gobierno reflejaban el avance de la pobreza, hasta que fue el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social CONEVAL, de reciente creación y a unos cuantos días de integrarse, fue el que en un acto de congruencia nos hizo saber que durante el penúltimo año de gestión del presidente Vicente Fox el combate a la pobreza fue "no significativo", pues a escala nacional el número de pobres se incrementó, especialmente en el ámbito rural. En ese periodo, el número de personas a escala de indigencia creció en más de un millón. Son los académicos Julio Boltvinik y Araceli Damián, los que denunciaron que el gobierno mantuvo ocultas las dramáticas cifras y quines revelaron que 19 millones de mexicanos aún carecen de ingresos suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos, y 25.7 millones no pueden acceder a los mínimos requerimientos de alimentación, salud y educación, aun si utilizaran todos sus ingresos para ello. El estudio hace saber que en base a la medición realizada a partir de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares ENIGH 2005, que el número de pobres en patrimonio -es decir, que no pueden adquirir requerimientos básicos de alimentación, vestido, calzado, vivienda, salud, transporte público y educación-, tuvo un retroceso en comparación con los datos reportados al inicio y mitad del sexenio. El basamento de injusticia social, nos dice el maestro, Luis Vega Martínez de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México, se ha mantenido inconmovible y, lo que es peor, se ha reproducido ampliadamente con las mutaciones económicas y políticas. El país que cambia se ve obligado a redescubrir realidades históricas que se niegan a mutar, por lo menos en el sentido que muchos consideramos imprescindibles. Hoy como ayer, las desigualdades de México se condensan y emergen de la economía y se ejemplifican en los niveles de ingreso y distribución entre personas, familias y categorías funcionales, pero no se reducen a estas dimensiones; la desigualdad abarca y se reproduce en vertientes regionales, culturales y étnicas. Pobreza y desigualdad, sigue diciendo el catedrático, se cruzan entre los territorios económicos y políticos del fin de siglo mexicano. Sus magnitudes no sólo han crecido, sino que la concentración del ingreso y la riqueza se han agudizado, sin que en realidad nunca haya dejado de ser ésta la marca distintiva de la estructura social del país. No en balde el Barón de Humboldt llamó a México "el país de la desigualdad". Esta sin duda es la realidad de nuestro nación: 50 millones de mexicanos empobrecidos, es decir la mitad de la población actual, y se aumenta en un millón la cifra de indigentes que pululan en las ciudades para vergüenza de todos, mientras el discurso oficial machaconamente, pero a la vez cínico, nos dice aturdidoramente en los medios electrónicas, que el foxismo nos deja un país menos pobre, en paz y en pleno desarrollo, mentiras que el siempre mortal advierte y que ahora el CENEVAL, a unos cuantos meses de su creación les restriega en el rostro a los del gobierno que incumplieron sus promesas de campaña, que engañaron al pueblo y se van con el lastre de la traición al país, pero con su satisfacción traicionera de haber "ganado" las elecciones. Puritita alquimia electorera. - Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.