El Estado peruano también adoptó la esquizofrenia de las “culturas avanzadas” cuyas consecuencias contraproducentes disminuye, cada día, las expectativas de bienestar de los pueblos indígenas amazónicos. Mientras que una sociedad culturalmente diversa se dispersa alrededor de un estado de escasos méritos sociales, egocéntrico y elitista los pueblos y comunidades gravemente afectadas golpean sus herméticas entradas con las fuerzas de cuántos náufragos moribundos hubiera. Entonces, empoderan la construcción de su propio destino a partir de la recuperación de su dignidad humana y derechos adoptando una mirada inflexible-prospectiva para el bienestar colectivo; tal como se manifiestan los pueblos indígenas del río Corrientes ante una tendencia genocida y homicida mil veces evidenciadas; pero, hay una sombra muy oscura que perturba la buena fe: la adquirida esquizofrenia terminal del Estado. Pues, en colisión con el poder del pueblo planteado en las teorías democráticas surgen los relámpagos que enseñaran los caminos propios de una nación soberana y sabia. La mentalidad de dominio de los privilegiados de la democracia peruana se ha fortalecido, en gran medida, con el sufrimiento de los pueblos originarios de la amazonía sucedidos en la época del caucho y las actividades petroleras. Aquella barbarie constituye, ahora, una costumbre institucional de connotación hegemónica construida sobre el dolor y la muerte; aún en la jurisprudencia de los derechos humanos el hombre sigue muriendo cada día. Así, tantas miradas al cielo imploran a la divinidad el encuentro de alguna cuota de paz terrenal y trémulas miradas se extienden sobre tierras infertilizadas, aguas contaminadas y restriega la inminente penumbra de la escasez. Todas las voces provenientes de la sensatez advierten una esquizofrenia en marcha en la conducta de los estados capitalistas que causarán mayores daños que los cometidos en las dos grandes guerras mundiales. Mientras tanto se dan encarnizadas guerras en medio oriente, la respuesta beligerante de Korea del Norte, reglajes convencionales a “países no alineados”, construcción de muros geopolíticos, sanciones económicas, resoluciones internacionales de paz para controlar recursos estratégicos y la prevalencia del derecho del mas fuerte. En este tiempo, donde el futuro se nubla de incertidumbre queda la opción del pragmatismo y la influencia de la acción sobre la reflexión. Los pueblos indígenas y comunidades continúan buscando el derecho a la vida y la justicia en el río Corrientes; mediante justas movilizaciones sociales que representa los valores de un mundo extendido sobre valores colectivos cuya grandeza contiene atributos de verdad y justicia. Iquitos, 14 de Octubre de 2006 Jorge Pérez R. ORAI – AIDESEP