El Acuerdo Marco “Visión de País” y los actuales partidos políticos
15/10/2006
- Opinión
El día martes 10 de octubre se celebró un acto en el que los secretarios generales de los partidos políticos con representación en el congreso de la república firmaron el acuerdo marco llamado “Visión de País”, comprometiéndose a honrarlo durante los próximos 15 años. El propósito de tal proyecto es impulsar y darle seguimiento a una serie de políticas de Estado en las áreas de salud, educación, desarrollo rural y seguridad democrática y justicia.
Enhorabuena si se trata, por fin, de una iniciativa seria y comprometida con la realidad que vive el país. En anteriores eventos electorales se han dado intentos similares, sin mayores resultados. Los medios de comunicación impresos destacan la presencia de empresarios y actores sociales influyentes como los promotores de esta iniciativa.
Un tema que fue planteado en esa discusión como central para poder hacer viables dichas propuestas es el relacionado con la recaudación fiscal. Sin dinero, poco o nada se puede hacer. Lo que, nuevamente, llama a reflexionar sobre un tema pendiente en la agenda nacional.
Ante esta iniciativa es pertinente plantear algunas reflexiones, como parte de un ejercicio de contextualización necesaria para visualizar cuáles son las perspectivas reales que ésta pueda tener.
Aunque algunos no quieran reconocerlo, en Guatemala no existe aún una fuerte y cimentada tradición de partidos políticos. Desde la llamada apertura democrática, en 1986, hasta el día de hoy, hemos visto desfilar a una serie de grupos, autodenominados “partidos políticos” que han surcado el firmamento político nacional como estrellas fugaces que tan luego como aparecen se desvanecen y se pierden en el horizonte. ¿Qué ha pasado con ellos después?
Lo que nos lleva a preguntarnos ¿Qué es lo que impide el surgimiento de verdaderas instancias de intermediación política que garanticen la alternabilidad, que consoliden la participación y la democracia en el país y que sean capaces de darle continuidad a verdaderas políticas de Estado? Es una interrogante central que, a la luz de la experiencia histórico-política vivida durante los últimos veinte años, merece la pena ser considerada con seriedad, tanto por parte de quienes ahora rondan prematuramente en el ambiente electoral de turno, como por todos nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes.
La carencia de visión de largo plazo y de dimensión nacional es una de las principales deficiencias que enfrentan los políticos y sus agrupaciones. Las actuales ofertas electorales pecan de ingenuidad al tratar de convencernos de que, como por arte de magia, los problemas nacionales serán solucionados de manera eficaz e inmediata durante los siguientes cuatro años de gobierno. No se puede decir que tales ofertas sean resultado de un análisis profundo sobre la complejidad que caracteriza a nuestra sociedad. Como mucho, se parte de diagnósticos superficiales, a partir de los cuales se construyen discursos llenos de muchas palabras pero con poca consistencia. Y, luego, cuando se llega al poder, con escasas excepciones, cada nuevo equipo gobernante hace caso omiso de lo que sus antecesores han hecho y comienza desde cero, como si nada se hubiese realizado anteriormente.
En tal sentido, nos enfrentamos a un serio problema de credibilidad en relación con el sistema de partidos políticos actualmente existente. Si hacemos el balance de la gestión administrativa realizada por los distintos presidentes y diputados que han ocupado el escenario político nacional durante los últimos 20 años, los resultados dejan mucho que desear. Los indicadores económicos y sociales actuales, en los que los problemas de la pobreza, la violencia, el desempleo, la falta de educación y salud –por solo citar a los más importantes- siguen siendo agobiantes, muestran el resultado de esa gestión política.
¿Qué le pasa a la llamada clase política guatemalteca? ¿Es incapaz de dimensionar la responsabilidad que tiene en la gestión del país? O bien, ¿cuáles son los verdaderos intereses que doblegan y mediatizan a esos políticos y les impiden gobernar por y para la sociedad guatemalteca en su conjunto? ¿Tendrán ahora los políticos y sus partidos la capacidad de reflexionar sobre sus propias deficiencias y distorsiones antes de comprometerse formalmente con esa apuesta que acaban de suscribir?
Difundido en el Programa “Buenos Días” en Radio Universidad
- Gustavo Palma
Área de Estudios sobre Imaginarios Sociales
AVANCSO
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