Elecciones controvertidas en EEUU
- Opinión
En toda la historia de EEUU, se ha asumido que en la ronda de elecciones parlamentarias a mitad del mandato de cualquier presidente, gana siempre el partido opositor. Eso no sucedió en 2002, fenómeno que se debe a los atentados del 11-S y la guerra en Afganistán. Pero después de seis años de control republicano, tanto del ejecutivo como del legislativo, la opinión pública estadounidense parece lista para ceder el Congreso a los demócratas en una nueva revolución electoral como la de 1994.
Para entender la complicada situación actual, no basta con analizar simplemente los patrones históricos. Los republicanos han intentado convencer a un gran porcentaje de posibles votantes de que el suyo es el mejor partido para protegerles y defender sus intereses y valores, a diferencia del de Bill y Hillary Clinton. Para muchos, a pesar de los numerosos fracasos, tanto en el ámbito interno como internacional, este argumento tiene mucho peso. Pero todo el partido republicano, tanto Bush como los candidatos, han hecho mucho para dañar su propia imagen ante el electorado, justo antes de ser juzgados en las urnas. Antes de entrar en los detalles que influyen en las elecciones pendientes, sería oportuno mencionar algunas cuestiones relativas al sistema electoral en EEUU y sus implicaciones internas y para el resto del mundo.
Las elecciones parlamentarias en EEUU: a quién se elige y cómo
El Congreso estadounidense está divido en dos cámaras. La cámara alta es el Senado que consta de 100 miembros, dos por cada uno de los 50 estados. Los senadores son elegidos uno por uno. Es decir, que el electorado (los habitantes de cada respectivo estado) vota a cada candidato, y no al partido. El mandato es de seis años, así que hay un tercio de escaños en juego ahora. Los demócratas necesitan ganar seis para controlar el Senado.
La cantidad de cada estado depende de su población. Un estado pequeño como Delaware, por ejemplo, tiene un solo representante. California, el estado más poblado, tiene 53. El mandato de cada representante es de dos años y los demócratas necesitan ganar 15 escaños para controlar la cámara. Dada la frecuencia de las elecciones para los representantes, se considera que la división entre los partidos en esta cámara indica el nivel de aprobación electoral de la gestión del presidente.
Para qué sirve y cómo funciona cada cámara
Pero el control de las cámaras es mucho más que una manera abstracta de evaluar la acción del ejecutivo; tiene efectos muy tangibles en el día a día para todos los estadounidenses, y para todo el mundo. Es el Congreso quien autoriza el uso de la fuerza internacional, por ejemplo . En el sistema bipartidista estadounidense, quien controla cada respectiva cámara controla cada comité que funciona dentro de ella. Toda la legislación que elabora cada cámara tiene su origen en un comité. Hay comités para las fuerzas armadas, asuntos exteriores, la salud, la economía, la vivienda, etc. Los comités también tienen poder para iniciar investigaciones sobre cualquier asunto en el ámbito de su jurisdicción. Por ejemplo, el Comité para
Es importante señalar que es
Escándalos recientes
Desde Reagan y el nacimiento de la derecha cristiana, y especialmente después del caso Lewinsky, el partido republicano se ha presentado como el partido que mejor representa la ética y los valores de la mayoría de los estadounidenses. Supuestamente, el partido conservador es el más representativo de la voluntad del pueblo acerca de los asuntos financieros, morales, y de seguridad.
El problema al que se enfrentan ahora es que desde el comienzo de la actual sesión de
Pero hay más. A principios del presente mes, el ya ex representante republicano de Florida, Mark Foley, ha dimitido cuando la cadena estadounidense ABC hizo público varios e-mails y mensajes instantáneos de naturaleza sexual que éste había mandado a un becario varón menor de edad. Mientras numerosos colegas republicanos se abstenían de defender directamente al Sr. Foley (muchos decían que los e-mails eran “demasiado amistosos”), algunas fuentes empezaron a denunciar a varios líderes superiores del partido que sabían del asunto desde hace un año pero que prefirieron cerrar los ojos ante los posibles delitos de Foley para no llamar la atención de forma negativa. Además, y como gran ironía, perjudicial para los republicanos, el representante Foley presidía el Comité para los Niños Desaparecidos y Explotados. Después de la revolución de 1994, cuando Foley fue elegido, el caso Lewinsky y la persecución de Clinton, los conservadores ya no pueden juzgar a los demócratas por carencia de fortaleza moral.
Secretos y libertades civiles
A lo largo del último año, la prensa ha revelado varios programas secretos del presidente que violan los derechos civiles de los ciudadanos de EEUU. A pesar de que muchos de esos programas tienen su origen en el despacho oval, después su revelación, los Congresistas republicanos, casi en su mayoría, han apoyado a Bush.
Entre los programas de espionaje interno, el ejecutivo está monitorizando transacciones bancarias mundiales, leyendo nuestros e-mails, escuchando llamadas internas (supuestamente si una parte está en el extranjero) y compone una base de datos de cada llamada realizada en territorio estadounidense. Puesto que tradicionalmente los conservadores temen un gobierno omnipotente, muchos votantes republicanos cuestionan la legitimidad y la legalidad de esos programas y no aceptan los argumentos de Bush de que son necesarios para prevenir “otro 11-S”.
Los dos partidos han procurado sacar ventajas políticas de este tema. Los demócratas alegan que somos víctimas de un claro abuso del poder del ejecutivo y que las mayorías republicanas en ambas cámaras lo han facilitado. Además, la existencia, ya reconocida por Bush, de una red de cárceles secretas por todo el mundo, el mero hecho de que éste haya planteado reevaluar la interpretación estadounidense de
Seguridad e incertidumbre
Tanto como hemos visto en las elecciones de 2002 y 2004, al final, la seguridad será un factor importante en los próximos comicios. Mientras tanto, como se acaba de señalar, son muchos los que han perdido la confianza en el actual presidente, o al menos ahora le están cuestionando.
Recientemente, el mismo día que se publicó un informe que estimó en 655.000 civiles los muertos en Irak desde marzo de 2003, en una rueda de prensa, Bush expresó su intención de continuar la vía diplomática para resolver el problema de Corea del Norte y descartó el informe sobre la cantidad de muertos civiles en Irak. No hay duda de que muchos cuestionan sus motivos en cada caso y que la mayoría del electorado se ha cansado ya de la guerra y no la apoya.
Estas dudas existen a pesar de los esfuerzos de Bush durante los días previos al aniversario del 11-S, intentando reforzar la idea de que Irak forma parte de
Conclusiones sobre unas elecciones
El miedo todavía sirve para estimular al electorado, pero ya no tanto como en las últimas dos rondas de elecciones, y puede fallar para el partido que lo manipule mal. Pero, al final, puesto que cada escaño depende de factores locales, es difícil predecir cuales serán los resultados generales solo a partir de un análisis de la agenda nacional o internacional. Sin embargo, en la jerga política americana, siempre se espera la influyente “sorpresa de octubre” antes de unas elecciones importantes, que incline las intenciones de los votantes indecisos.
El caso Abramoff, el caso Foley, la información que poco a poco va saliendo sobre los verdaderos antecedentes de Irak y las políticas inexplicables de Bush acerca de Irán y Corea del Norte (más bien a los ojos de los que ciegos seguidores del presidente) pueden producir efectos enormes en las próximas elecciones.
No cabe duda de que el partido republicano debe de estar muy preocupado. Esa preocupación no es debida a que parte de su electorado pueda votar a los demócratas, porque cuando están hartos, los conservadores no votan. Por ejemplo, George Bush debe su segundo mandato al voto de su “base” cristiana, que incluyó a los 4 millones de cristianos evangélicos, que, por cualquier motivo, no votaron en 2000. Ahora, es “la base” demócrata la que está motivada a votar para acabar con el monopolio republicano. El peligro para todos es que si ganan los republicanos, de un día a otro, podríamos ver un cambio de rumbo violento en la política exterior estadounidense. Temo que si no ganan, al menos una cámara, Bush se sentirá arropado para dejar a un lado la diplomacia acerca de Irán o Corea del Norte e iniciar otra guerra injustificada.
- Jared D. Larson (University of Delaware) es investigador asociado de IGADI.
Fuente: Agencia de Información Solidaria
http://www.infosolidaria.org
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