De lealtades y cama...raderías

22/10/2006
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Despedido que fuera de su cargo el teniente general Carlos Díaz, ahora ex comandante del Ejército Nacional, luego de que el Presidente de la República se enterara de reuniones inconsultas previamente --una actual y otras proyectadas-- que mantuviera el susodicho militar con políticos de la oposición, el relevado dijo en sus declaraciones inmediatas entre otras cosas: "La lealtad no paga".

Teniendo presente al señor Mendieta, que siempre nos educa con su sapiencia gramatical tan útil como exquisita, me tomé la libertad de indagar en los sinónimos, esperando no equivocarme al clasificar figuras ortográficas y en todo caso, rendida de antemano al juicio del perito. Decía que entre los parecidos o equivalentes que admite el término "lealtad", encontré los siguientes en el ilustrado diccionario Larousse y en esta magnífica auxiliar con teclas en la que escribo: "nobleza, rectitud, honradez, honestidad, probidad, pundonor, legalidad, acatamiento, observancia, sumisión, escrúpulo, franqueza, sinceridad, amistad, fidelidad, veracidad, adhesión", y creo que había más.

Viajó entonces sola y rauda mi mente hacia entender cómo no podrían retribuir con bien tales dones ejercitados, y en todo caso pensar a qué alude quien así se expresa.

La duda inducida sobre quién paga entonces, conduce lógicamente a antónimos o contrarios como por ejemplo: "rebeldía, alevosía, perjurio, traición, felonía, deslealtad, ilegalidad, infidelidad, animosidad, hostilidad, perfidia, desvergüenza", y así por el estilo.

Ergo, el resultado del razonamiento dice "más vale ser desleal" o todos sus sinónimos.

Tal vez habló el despecho, pero por las dudas y por lo que se atrevió a hacer, celebro que el teniente general Carlos Díaz ya no esté donde estaba, porque en el fondo con esa frase repetida en forma monocorde, denota que no reconoce su error o aun peor, la magnitud del mismo.

Es sin embargo comprensible el estado de ánimo del destituido al momento de manifestar estos conceptos, a quien tal vez pilló desprevenido una actitud de látigo de ambas partes, a saber: de quien hizo pública dicha reunión en el Cortijo Vidiella, por lo visto cuando todavía estaban saboreando la parrillada, tanto como del comandantísimo doctor Tabaré Vázquez, que haciendo uso de las máximas facultades gubernativas que le otorgamos con el 51% del cariño y la confianza de la población, simple e inmediatamente dijo basta.

Desconocemos a qué lealtad se refería Díaz porque no aclaró. A la del gobierno por lo visto no, de lo contrario, ¿qué hacía un empleado de jerarquía del primer mandatario reunido con sus máximos detractores en secreto? ¿De verdad cree que los comensales de esa noche quieren llegar a la reconciliación nacional a través de la verdad y la justicia en los crímenes contra los derechos humanos cometidos en dictadura?

En concluyendo, pláceme acotar que cansados ya de incursiones milicianas en temas políticos, el "tatequieto" del Presidente a un mando castrense de tal fuste es una lección que no necesita explicaciones verbales, al menos en lo que a mí concierne. Y eso que no soy ilustrada como el Larousse.

Si Tabaré dejó pasar tantas no será porque no las vea como el resto del pueblo. Ocurre que como decía José Hernández por boca de Martín Fierro: "a veces me hago el sarnoso y no tengo ni un granito".

Y a las escondidas, vamos... jugábamos de chiquititos y de eso hace bastante tiempo.

- Susana Andrade - Líder religiosa
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