El espíritu del güegüense ronda la elección presidencial
- Opinión
En los últimos años, lo único consistente de la mayoría de las encuestas electorales ha sido la inconsistencia de sus resultados con respecto a los que arrojan las urnas. Una y otra vez, diversas casas encuestadoras le han augurado la presidencia a candidatos que han fracasado en su intento y se han mostrado incapaces de captar el surgimiento de nuevas fuerzas y liderazgos que han transformado el mapa político de varios países a lo largo y ancho de América Latina.
Nicaragua no es la excepción a esta tendencia regional. De hecho, la mayoría de las casas encuestadoras comerciales se han prestado al juego de ciertos medios de comunicación y de poderes fácticos (económicos y políticos) en el intento de crear una lógica de polarización Daniel Ortega del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda pragmática) y Eduardo Montealegre de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN, derecha neoliberal).
El intento mediático de polarización
En términos esquemáticos, este intento tiene cuatro características principales:
1) Sobredimensionar a Ortega poniéndolo muy cerca del 35%(1) con el propósito de generar el voto miedo y movilizar a los independientes a favor de Montealegre.
2) Proyectar a Montealegre como el más cercano a Ortega y como el único que puede derrotarlo intentando transformar el miedo en voto útil.
3) Minimizar a José Rizo, candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), para quitarle voto liberal y transferírselo a Montealegre.
4) Reducir al máximo la intención de voto de Mundo Jarquín de la Alianza Herty-Movimiento Renovador Sandinista (AH-MRS, centro izquierda) para inducir a los votantes independientes a votar por Montealegre con el argumento de no perder el voto (apelación al denominado voto útil).
Los poderosos sectores políticos y económicos que promueven esta lógica no se dan cuenta de que la manipulación mediática tiene límites, mostrando una gran subestimación hacia el sentido común y la intuición política del pueblo nicaragüense. También es una muestra de falta de comprensión de la transformación que ha vivido Nicaragua en los últimos años, donde se ha abierto paso una nueva ciudadanía que no responde a este tipo de argumentación maniquea o bipolar de buenos y malos. Es una generación que nació después de finales de los 80s y que por ello es poco permeable al discurso del miedo y de la polarización Ortega/anti-Ortega. Esta generación está cansada de la corrupción, de la polarización social producto del neoliberalismo y de la falta de democratización de las oportunidades que han generado los últimos gobiernos liberales. Por ello, esta generación de votantes aspira a un cambio honesto y solidario.
El factor güegüense y el escenario electoral más probable
Sin embargo, la tergiversación de las encuestas y la manipulación mediática no son los únicos factores que dificultan la comprensión de las nuevas tendencias que se están configurando en la ciudadanía nicaragüense. Existe un factor cultural, la tradición güegüense, herencia de la malicia indígena del pueblo nicaragüense de ocultar su verdadera identidad e intenciones a quienes detentan el poder. Sin lugar a dudas, la figura política que más ha sufrido el fenómeno del güegüense es Daniel Ortega que ha sido engañado por el pueblo en tres ocasiones y muy probablemente lo será de nuevo en esta elección.
El hecho de que esta sea la primera elección en la que participan cuatro partidos, dos a la derecha (ALN y PLC) y dos a la izquierda (FSLN y AH-MRS) hará que el espíritu del güegüense se manifieste de manera distinta a las dos elecciones anteriores en las que solo participaron dos partidos: el FSLN y el PLC(2), de tal suerte que el voto oculto se canalizará no solo en contra de Ortega sino a favor del candidato que mejor haya logrado capturar el deseo de cambio al que aspira el pueblo nicaragüense. Por ello, es muy probable que el 5 de noviembre ocurra el siguiente escenario:
- Ortega obtendrá el peor resultado electoral de su historia y sacará menos votos que lo que indican las encuestas. El eterno candidato del FSLN se encuentra estancado en el 30% de intención de votos, muy por debajo de su techo del 40%, pero bajará aún más debido a que tiene un voto crítico de sandinistas anti-orteguistas cercano al 5%, que terminará castigando el oportunismo del dúo Ortega-Murillo(3) reflejado en el vergonzoso apoyo del FSLN a la eliminación del aborto terapéutico; el abuso del tema religioso en el discurso del candidato; su extraña alianza con el Cardenal Obando, enemigo histórico de la revolución sandinista; sus pactos electorales con sectores del somocismo y de la contra, así como la candidatura de Jaime Morales a la vice-presidencia(4).
- El campo liberal resultará fuertemente dividido. Esta división es resultado de errores y aciertos de las campañas de Montealegre y Rizo. En el caso de la ALN, su campaña ha tenido una falta de claridad estratégica que lo metió en el terreno de Rizo con el tema de la fortaleza organizativa, tema en el que el PLC le lleva ventaja. Además, ha tenido un exceso de anuncios sin un claro hilo conductor y una exagerada pautación que produce un efecto de saturación y cansancio en el electorado, particularmente en los independientes; ha hecho un cierre de campaña saturado de mensajes negativos, apelando al miedo y al voto útil anti-Ortega obviando el carácter crítico y reflexivo de la población independiente y joven que rechaza este tipo de campaña. A ello se agrega, la incapacidad de Montealegre de responder a los ataques de Rizo y al Talaverazo(5)que le asestó el FSLN.
En el caso de la campaña de Rizo-PLC, ha tenido una estrategia coherente desde el inicio, apostando por demostrar la fortaleza de su estructura partidaria. Esa estrategia culminó con una plaza pública masiva en Managua como cierre de campaña, actividad que dejó mal colocado el argumento de Montealegre de que es el único que tiene la fuerza para derrotar a Ortega. También Rizo ha tratado de distanciarse de Alemán, caudillo del PLC y del Pacto Ortega-Alemán, lo que es poco creíble fuera del liberalismo pero que le ha dado réditos dentro del campo liberal.
El empate perceptual entre las dos fuerzas liberales dificultará una transferencia masiva de votantes de un partido al otro. El cierre exclusivamente negativo de la campaña de Montealegre le implicará una pérdida de votantes jóvenes e independientes.
- Edmundo Jarquín obtendrá una votación mucho más alta que lo que las encuestas indican. Esto sucederá por los aciertos de su campaña electoral que incluyen una estrategia coherente que ha logrado construir la percepción de que Mundo es el único candidato que puede canalizar los grandes anhelos de cambio honesto y solidario que tienen importantes segmentos de votantes. Además, la campaña publicitaria ha sido provocadora, propositiva y optimista conectando con grupos importantes de votantes tales como gente joven e independientes, mujeres y miembros de hogares con migrantes. A ello se suma un cierre emocional y esperanzador, que incluye la rememoración simbólica del candidato fundador del movimiento, el muy querido Herty Lewites
(6) (q.e.p.d.). Esto, agregado a los errores de las campañas Murillo-Ortega y Montealegre, les atraerá votantes sandinistas e independientes en los últimos días de la elección.
Si bien la principal debilidad de la Alianza Herty-MRS es su poca presencia en zona rural en ciertas partes del país, también es cierto que tiene una fuerte presencia urbana y que, al estar muy dividido entre las demás fuerzas políticas, el voto rural se neutralizará.
En política no hay nada más poderoso que una idea a la que le llegó su momento. En esa línea, la combinación de estos factores conducirá al fracaso de la polarización Ortega/Montealegre y forzará a una segunda ronda electoral en la que estará presente Mundo Jarquín. Además, el resultado electoral enterrará de una vez por todas el bipartidismo FSLN/PLC debilitando el pacto Ortega-Alemán y abriendo una nueva época de multipartidismo, mayor participación ciudadana y búsqueda de nuevas orientaciones, más incluyentes y solidarias, para el desarrollo nicaragüense. Frente a este análisis habrá incrédulos que preferirán el auto-engaño complaciente basado en encuestas manipuladas y que apostarán por opciones políticas desgastadas de izquierda y derecha. Al igual que en 1990, el 5 de noviembre quienes piensen así serán sorprendidos por el espíritu güegüense del pueblo nicaragüense.
- Alberto Cortés Ramos es politólogo
1. Gracias a un acuerdo de Ortega con el ex-presidente Arnoldo Alemán, se aprobó una reforma electoral según la cual ganaría la elección el candidato que obtuviera al menos 35% de los votos y una diferencia de 5% respecto al segundo lugar o quien quede en primer lugar con más del 40% del total.
2. En las anteriores elecciones, Ortega siempre ganó en las encuestas pero perdió las elecciones por gran diferencia: en 1990 obtuvo 40.8% y Violeta Barrios de Chamorro 54.7%; en 1996 obtuvo 38% y Arnoldo Alemán 51% y en 2001 Ortega obtuvo 42.3% y Enrique Bolaños 56.3%. La razón de esta diferencia entre las encuestas y el resultado final se debía a que el segmento de supuestos indecisos se inclinó a votar masivamente en contra del candidato del FSLN en las tres elecciones.
3. El papel cada vez más prominente de Rosario Murillo, esposa de Ortega, jefa de campaña y secretaria de comunicación del partido, ha generado muchas críticas dentro del FSLN.
4. Jaime Morales fue una figura prominente de la contra en los 80s y cercano asesor de Arnoldo Alemán, ex presidente que guarda prisión por actos de corrupción y que firmó un pacto con Ortega en el año 2000 para repartirse los poderes del Estado y generar un régimen de impunidad legal para sus actos políticos.
5. Salvador Talavera es el presidente del Partido Resistencia Nicaragüense (PRN, Contra) quien participa en una alianza política que apoya a Eduardo Montealegre. Talavera ocupa el tercer lugar en la lista de diputados nacionales de la ALN y sin embargo, firmó un “acuerdo de Paz” con Ortega sin consulta previa a Montealegre y sin renunciar a su postulación para diputado de la ALN.
6. Herty Lewites, ex ministro de turismo del gobierno revolucionario (1984-1990) y exitoso alcalde de Managua por el FSLN, fue expulsado de este partido en el 2005 por intentar disputar la candidatura presidencial a Daniel Ortega. En esa línea fundó el Movimiento del Rescate del Sandinismo e hizo una alianza electoral con el Movimiento Renovador Sandinista, fundado por el ex –vicepresidente revolucionario y reconocido escritor, Sergio Ramírez en 1995. En esa alianza sandinista participan las más connotadas figuras históricas del sandinismo. Herty murió de un ataque al corazón tres meses antes de las elecciones y su bandera fue retomada por su candidato a vice-presidente, Dr. Edmundo Jarquín, quien ahora es acompañado en la fórmula presidencial por el gran cantautor nicaragüense, Carlos Mejía Godoy.