La disputa por quién alimentará al mundo

Congreso Binacional de Pequeños Agricultores y Campesinos

02/10/2006
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Cuando piensa en alimentación y agricultura, la mayoría de la gente no piensa en diversidad. Sin embargo, Jerry Pennick ubicó a la diversidad en el centro de la problemática cuando dijo al Congreso Binacional de Pequeños Agricultores y Campesinos: “La soberanía alimentaria sólo puede lograrse a través de una diversidad de sistemas agrícolas.”

Pennick es un dirigente de la Federación de Cooperativas Sureñas, una organización de pequeños agricultores afro-americanos en el sur de los Estados Unidos. Junto con unas 50 organizaciones de Estados Unidos y México, la diversidad a la que hizo referencia se manifestó en el encuentro de muchas maneras.

El Congreso Binacional se llevó a cabo del 26 al 29 de septiembre, con la participación de campesinos zapotecos, nahuas, mestizos, afro-americanos, mixes, y también de ascendencia europea de los Estados Unidos. Unió hombres y mujeres agricultores, investigadores y trabajadores; mexicanos y estadounidenses; desde agricultores con cientos de hectáreas hasta los que apenas cuentan con un pedazo de cerro.

Son diferentes, cierto, pero tienen una causa en común. Los agricultores mexicanos y estadounidenses se unieron porque su manera de vivir se encuentra amenazada. Ambos grupos están siendo expulsados de sus tierras a causa de los precios bajos y el control que ejercen las grandes corporaciones agrícolas sobre la producción y comercialización de sus productos.

La disputa por quién alimentará al mundo

A pesar de las tremendas amenazas económicas y políticas que tienen en su contra, estos agricultores no se consideran en peligro de extinción. Su posición es que, es la cadena alimenticia mundial la que está en peligro, si no se toman en cuenta sus necesidades y propuestas.

Los participantes describen la batalla como un conflicto sobre quién alimentará al mundo. Se sienten seguros de que no sólo tienen el derecho de cultivar y ser agricultores, sino que su supervivencia es clave para el abastecimiento alimenticio del mundo. La diversidad de las variedades de plantas que mantienen, su sabiduría acerca de ecosistemas locales, y la calidad de los alimentos que producen, son contribuciones a la sociedad que deben ser valoradas.

Los agricultores familiares muchas veces toman buenas decisiones, cuando los dejan. Decisiones buenas para el medio ambiente, para la tierra, para el consumidor y para el agricultor. Pero bajo el sistema actual usualmente no tienen elección. Ben Burkett sabe cultivar algodón y lo cultivó por años en su pequeña granja de Petal, Mississippi. Hoy el precio del algodón está en $0.52, recibe $0.72 del gobierno pero necesita $0.92 para ganar la vida cultivando algodón. El precio internacional está tan debajo de su precio de producción que aún con los subsidios gubernamentales ya no le alcanza para seguir esta siembra. En lugar de algodón, ahora esta cultivando sandía y con los pagos que recibe del gobierno para reforestar parte de su tierra devastada por el huracán Katrina, apenas gana lo suficiente.

De la misma forma, los miles de campesinos mexicanos que se han convertido en trabajadores agrícolas en Estados Unidos tampoco pudieron decidir libremente su destino. Los bajos precios y la falta de apoyo en el campo mexicano los han expulsado. “Muchos migrantes tienen que vender sus tierras para pagar el viaje a los Estados Unidos. Esta es una forma de despojar a las comunidades de sus tierras,” dice Carlos Marentes de la organización de trabajadores agrícolas de la frontera.

La mano de obra barata de los trabajadores sin derechos, sin el poder de la negociación colectiva y sin las prestaciones, es un factor importante e injusto en la competividad de la agricultura estadounidense, que así logra producir alimentos con tan bajos precios. Esto hunde a los mercados de otros países, cuyos agricultores se convierten en refugiados económicos.

Cada vez más son hombre y mujeres que salen en búsqueda de sobreviviencia. Mily Treviño, una organizadora de mujeres trabajadoras agrícolas de California, nota que las condiciones para las mujeres son aun peores, pero un liderazgo creciente está haciendo escuchar su voz y aumentando su fuerza en el sector.
Batallas compartidas: TLCAN y la Ley Agrícola de EU

Agricultores del país más rico y productivo en el mundo y campesinos mexicanos comparten más experiencias de lo que uno imagina.

Por ejemplo, el gigante transnacional Monsanto fue reconocido instantáneamente en inglés y en español. Agricultores mexicanos explicaron la importancia de su lucha para guardar, sembrar y proteger su semilla criolla. La contaminación del maíz por las variedades transgénicas fue un tema nuevo para los agricultores estadounidenses, pero es crítico para la existencia de la agricultura campesina mexicana. Compañías de biotecnología están lanzando una gran ofensiva para legalizar el cultivo de maíz transgénico en México y buscan sustituir las variedades criollas con sus variedades protegidas por patentes.

En los Estados Unidos, el cultivo de maíz transgénico no sólo es legal, sino constituye una gran parte de la producción total. El control sobre todo—desde la semilla a la comercialización, y pasando por el cultivo y el almacenamiento—está controlado en muchos casos por las empresas transnacionales, Monsanto entre ellos. Dejan poco espacio para otros patrones de producción; Burkett se queja de que para cultivar algodón ha tenido que usar semilla modificada porque es a menudo la única semilla disponible.

Muy importante es decir que ambos se encuentran apretados por un mercado internacional controlado por corporaciones grandes. La regulación de ese mercado para proteger y apoyar a los agricultores pequeños es un llamado común. En la declaración final de este encuentro, los agricultores demandan una “reforma profunda” de la Ley Agrícola de EE.UU. 2007: “Queremos una ley agrícola que posibilite un precio justo, garantizando un precio mínimo por encima de los costos de producción.”

También sugiere políticas públicas que apoyen la agricultura orientada, no a las granjas grandes corporativas, sino a granjas familiares y a la sustentabilidad: “Para lograr eso hay que disminuir la sobreproducción, por medio de programas de manejo de la oferta, de conservación, y con reservas agrícolas manejadas por los agricultores familiares. Queremos que se cumplan las leyes anti-monopolios, que han sido ignoradas en las últimas décadas, para disminuir el control peligroso de las agroindustrias de los mercados agrícolas.”

Esta declaración hace un llamado importante para quitar de la agricultura las reglas de libre comercio, sean de la Organización Mundial de Comercio, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el TLC Centroamericano u otros. También exige la eliminación del capítulo agrícola del TLCAN. Los participantes avisaron que la liberalización completa del maíz y fríjol expulsará aún más campesinos de sus tierras. Alicia Serafín Cruz de la Sierra Norte de Puebla dice, “No hay tierras, o hay tierras pero no hay precios porque en el mercado todo es más barato. La gente está muy desanimada, hay desnutrición… con el Tratado de Libre Comercio nos están machacando.”

Cuando surgió la cuestión de la viabilidad de renegociar el TLCAN, Marentes recordó a todos que la batalla contra el TLCAN ha durado más de una década. “Empezamos a luchar contra el TLC antes de la firma y esta lucha no ha terminado,” afirmó. Refiriendo las palabras de Cesar Chávez, dijo, “No hay luchas perdidas, solo hay luchas abandonadas.”

Declaración del Congreso Binacional Campesino

Ciudad de México, 28 Septiembre 2006

Nosotros y nosotras, mujeres y hombres de las organizaciones firmantes del Congreso Binacional de Campesinos, Indígenas, Agricultores Familiares, y Trabajadores Agrícolas Migrantes declaramos nuestra unidad en defender nuestros derechos de seguir trabajando la tierra. 

Afirmamos que el principio de la soberanía alimentaria es la base de una agricultura sana, sustentable y justa. La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos y naciones a definir sus propias políticas agrícolas y comerciales, en dónde los pequeños productores familiares, los campesinos y los indígenas jueguen el papel fundamental. Exigimos leyes y políticas agrícolas internas que no impacten los mercados domésticos de los pueblos vecinos. 

Exigimos un comercio justo de los productos agrícolas que respeten la viabilidad de los mercados vecinos. Por eso nos oponemos a los tratados de libre comercio que facilitan y legalizan la invasión de productos por debajo del costo de producción, y que a la vez favorecen a las corporaciones transnacionales de exportación y agroindustria. En particular, nos oponemos a las políticas y los acuerdos que provienen de la OMC, TLCAN, CAFTA-RD, y acuerdos bilaterales. Dada la crisis profunda en el campo demandamos que salga la OMC, el TLCAN y todos los demás acuerdos comerciales de la agricultura, porque atentan contra el bienestar y los procesos democráticos de los pueblos, y contra la posibilidad de políticas agrarias que apoyan las economías campesinas y familiares. En 2008 se completa la apertura total de los mercados de EEUU y México a los productos agrícolas, lo que significaría en ambos países la profundización de la crisis campesina y como consecuencia el desplazamiento de miles de campesinos e indígenas de sus lugares de origen y en EEUU la casi desaparición de los agricultores familiares. Por eso, demandamos que se anule el capítulo agrícola del TLCAN como medida de supervivencia de productores de ambos lados de la frontera. 

Consideramos que entre las causas principales de los altos niveles de migración es la concentración de poder económico y político de las grandes empresas transnacionales y las políticas que les favorecen, especialmente en el sector agrícola. El éxodo masivo del campo mexicano y centroamericano se debe mucho a las políticas comerciales y agrícolas ya mencionadas. 

Nosotros apoyamos los movimientos a favor de los derechos inmigrantes en EEUU, incluyendo una reforma integral de las leyes de inmigración, facilitando caminos hacia la legalización y ciudadanía de los migrantes. Para los trabajadores agrícolas que vienen a México desde Centroamérica, demandamos un trato humano y digno para estas hermanas y hermanos vecinos. La única solución de largo plazo al problema de la migración masiva forzada es un cambio   profundo del modelo económico tanto en   América del Norte como en el mundo. Demandamos la desmilitarización de la frontera, y la destrucción de los muros que causan tantas muertes trágicas en la región de la frontera. Tenemos una visión de un modelo económico que no obligue   la gente a migrar por sus condiciones económicas precarias.

Consideramos que urge una reforma profunda de la Ley Agrícola de EEUU que está por renegociar en 2007. Queremos una ley agrícola que posibilite un precio justo, garantizando un precio mínimo por encima de los costos de producción. Para lograr eso hay que disminuir la sobreproducción, por medio de programas de manejo de la oferta de conservación y con reservas agrícolas manejadas por los agricultores familiares. Queremos que se cumplan las leyes anti-monopolios, que han sido ignoradas en las últimas décadas, para disminuir el control peligroso de las agroindustrias de los mercados agrícolas.

Reconocemos la crisis y la pérdida de tierras entre los agricultores afro-americanos, indígenas, asiático-americano, Latinos y mujeres y demandamos un fin a la discriminación para asegurar acceso pleno a la tierra, a los créditos y a todos los programas agrícolas federales necesarios.

Las políticas económicas dirigidas hacia el campo mexicano están generando el rechazo de la población, tal como se expresa en Oaxaca. El Congreso Binacional de Agricultores pequeños y campesinos manifiesta su solidaridad con el movimiento magisterial y popular que encabeza la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), cuya demanda principal es la salida del actual gobernador del estado, el Sr. Ulises Ruiz. Nos mantendremos en vigilia de lo que suceda en Oaxaca y rechazamos enérgicamente cualquier salida que utilice la fuerza pública.

Apoyamos a la cosmovisión de los pueblos indígenas que nos muestra que los elementos básicos de la vida, como son la tierra, el agua, el aire y las semillas deben ser accesibles a todo el mundo. La concentración de estos elementos en pocas manos privilegiadas y poderosas atenta contra el futuro de la humanidad. En particular, las semillas transgénicas son una amenaza contra la biodiversidad y los derechos de los agricultores de conservar a las variedades de semillas, plantas y animales que han alimentado a la humanidad por milenios. Apoyamos el derecho de los pueblos indígenas al control colectivo de sus territorios y de su biodiversidad.  

Rural Coalition/Coalición Rural, Washington DC and Mexico City
Federation of Southern Cooperatives/Land Assistance Fund, Atlanta, GA
Friends of the Earth USA, Washington, DC
National Family Farm Coalition, Washington, DC
Maryknoll Office of Global Concerns, Washington DC
Via Campesina North American Region
Border Agricultural Workers Project, El Paso, TX
Family Farm Defenders , Madison, WI
Farmworker Association of Florida, Apopka, FL
Organización de Líderes Campesinas de California, Pomona, CA
Agriculture Missions, Inc., New York, NY
Hispanic Organizations Leadership Alliance, Takoma Park, MD
National Latino Farmers and Ranchers Trade Association, Takoma Park, MD
Texas-México Border Coalition, Texas
Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca CEDICAM, Oaxaca
Frente Democrático Campesino de Chihuahua
Servicios del Pueblo Mixe – Ser Mixe, Oaxaca
Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca UNOSJO
Organización de Agricultores Biológicos de Oaxaca, ORAB
Kie' Lui, Oaxaca
Promotores de Salud, PROSA, Oaxaca
Unión Nacional de Organizaciones Regionales Autónomos, UNORCA, México DF
Asociación de Empresas Comercializadoras del Campo, ANEC, México DF
Grupo Vicente Guerrero, Tlaxcala
Servicios para una Educación Alternativa, EDUCA, Oaxaca
Universidad Autónoma Metropolitana, México DF
Promotores Campesinos Conservacionistas
Centro de Estudios para el Cambio en el Campo, CECCAM, México DF
Organización Regional Nahuatl Independiente, ORNI, Puebla
NETECO, Puebla
Centro de Estudios para el Desarrollo Rural, CESDER, Puebla

- Laura Carlsen es directora del Programa de las Américas del International Relations Center (www.ircamericas.org) en la ciudad de México.
 
Traducción por: Katie Kohlstedt y Diana González Ovando

Referencias

Rural Coalition/Coalición Rural
Washington DC
202-628-7160
lpicciano@ruralco.org

Altagracia Villarreal
Mexico City
chilov@att.net.mx

Federation of Southern Cooperatives
Atlanta, GA
404-765-0991
lafund@mindspring.com

https://www.alainet.org/es/active/14346
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