Elecciones de “nuevo tipo” y corrupción sistémica

13/11/2006
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Especial para la Agencia Latinoamericana de Información

Los recientes procesos eleccionarios en América Latina, y específicamente en el Ecuador, no pueden comprenderse al margen de determinaciones externas, como las originadas en las invisibles instancias del capital financiero internacional, el denominado Consenso de Washington o la política hemisférica de la Casa Blanca, conforme a la cual resultan inadmisibles los gobiernos infuncionales a la globalización corporativa (los “populismos radicales”, si se quiere emplear la nueva nomenclatura del Pentágono). La tesitura en mención comporta una variante del discurso imperial fundado en el combate al comunismo que rigiera en tiempos de la Guerra Fría. ¿A qué aludimos?

Guerra preventiva, fraude preventivo

En una entrevista publicada bajo el título “Washington: el principal gobierno terrorista del mundo” (1998), Noam Chomsky explica el cambio en los siguientes términos: “A Estados Unidos no le importa si un país tiene una democracia formal u otro régimen. Le interesa que se supedite a sus sistema de dominación mundial. El principio fundamental es: ¿permitirá un país que se le robe?, ¿permitirá que las corporaciones extranjeras inviertan y exploten a su voluntad? Si lo permite, puede tener el sistema político que le plazca: puede ser fascista, comunista, lo que quiera... Pero si un país comienza a dirigir sus recursos a su propia población entonces debe ser destruido”.

Después del 11-S y enfrentado al resurgimiento del nacionalismo latinoamericano con la consolidación de la Revolución Bolivariana en Venezuela, la emergencia de regímenes antineoliberales especialmente en el Cono Sur, la derrota del ALCA y el vigor de formas alternativas de integración como el ALBA y el TCP, el establecimiento mundial ha decidido introducir un corolario teórico/práctico a la doctrina de Bush Jr. sobre “la cruzada internacional contra el terrorismo”. Tal corolario no es otro que
el fraude preventivo, enderezado a favorecer a políticos clientelares.

La pionera experiencia mexicana

Una de las características de México consiste en anticipar procesos continentales. Pablo González Casanova, ex rector de la UNAM, en una nota periodística titulada “Esto no es democracia”, explica el reciente triunfo presidencial de Felipe Calderón, candidato del PAN y de la transnacionalizada oligarquía azteca, sobre su rival del PRD, Manuel López Obrador (PRD), a partir de razonamientos como los siguientes: “Las elecciones del 2006 no son unas ‘elecciones de Estado’ como las anteriores, sino el nuevo tipo de elecciones del Estado-Mundo, transnacional y emergente, que cuenta entre sus ‘nódulos’ o colaboradores asociados y subordinados a numerosos estados y regímenes políticos de las metrópolis y de las periferias. Todos los estados y regímenes políticos del mundo se encuentran desde 1972-80 (desde Pinochet, Reagan y la Thatcher) en proceso de desestructuración y reestructuración funcional. El objetivo final del nuevo modo o modelo de dominación y acumulación es lograr algo que combina lo funcional con lo dialéctico y con lo práctico, y a lo que los nuevos ‘expertos’ llaman ‘gobernanza’. Por ‘gobernanza’ entienden el arte de construir estados, gobiernos y elecciones funcionales al Estado Transnacional emergente, el cual integra a los complejos empresariales-militares que lo crean para asegurar su dominación”. (www.inep.org/content/view/3926/55 )

Según múltiples denuncias, algo similar habría acontecido en el Perú, donde el venal “socialdemócrata” Alan García logró imponerse, con el abierto apoyo del Poder Mundial y su sistema de propaganda, al nacionalista Ollanta Humala. Panamá habría sido objeto de igual instrumentación a propósito del referendo sobre la ampliación del Canal. Y es lo que se habría intentado concretar en Nicaragua para bloquear la victoria del sandinista Daniel Ortega.

Ecuador: dos candidaturas, dos proyectos

Con el telón de fondo de la abyecta administración de Alfredo Palacio y del agotamiento del neoliberalismo, apenas disimulado por los altos precios del petróleo y las remesas de los emigrados, a las primarias presidenciales, cumplidas el 15 de octubre, se presentaron 13 candidatos, en representación de todo el espectro político imaginable. Ya en vísperas de la votación, los sondeos de opinión colocaban como el gran favorito de la baza electoral al nacionalista-izquierdista Rafael Correa (Alianza País-PSE)), seguido del “centrista” León Roldós (Red-ID) y de los postulantes abiertamente oligárquicos y neoliberales Chyntia Viteri (PSC) y Álvaro Noboa (PRIAN).

Correa, un académico que se confrontara con el capitalismo “buitre” local y transnacional a inicios del régimen de Palacio, logró catapultarse como vencedor debido a su acierto en recuperar el mandato de defensa de la soberanía y el clamor por la refundación del país que emergieran tanto de las Jornadas “Forajidas” (abril del 2005) que depusieran al traidor Lucio Gutiérrez, como de las aguerridas movilizaciones comandadas por la CONAIE en contra del TLC y de las petroleras extranjeras, particularmente de la Occidental Petroleum Co. (OXY). Su plataforma –desglosada en nuestro estudio “Episodios para recordar”: www.alainet.org/active/14156– está sustentada en tres vectores infuncionales a la globalización corporativa: a) desmantelamiento del modelo del Consenso de Washington, b) instrumentación de una estrategia económica de corte nacional y democrático fundada en el rescate de las riquezas naturales, y c) incorporación del Ecuador a esquemas de integración de raigambre bolivariana (tipo ALBA y TCP). Amén de una postura en pro de una solución negociada de la guerra civil colombiana y revocatoria del convenio de cesión de la Base de Manta al Comando Sur del Pentágono.

La difusión del programa correísta bajo las emblemáticas consignas de la ¡La Patria Vuelve! y ¡La Pasión por la Patria! determinó un despertar del nacionalismo “forajido” y supuso amplias y policlasistas adhesiones en todas las regiones del país e, incluso, entre los “ecuatorianos de ultramar”.

Álvaro Noboa, heredero de la más grande fortuna amasada en el país[1], resultó el otro finalista, e incluso –gracias a los fraudes que analizamos más adelante- fue declarado oficialmente como triunfador de las Elecciones 2006.

Para la contienda que nos ocupa, “Alvarito” se publicitó –igual que en su momento George W. Bush- como “enviado de Dios” y articuló una plataforma con planteamientos que, más allá de su elementalidad teórica sustentada en el fundamentalismo de mercado y el aperturismo, permiten entrever los ingredientes de un neoliberalismo maximalista y de un “fascismo colonial” al estilo del que instrumentaran dictadores como Somoza, Trujillo y “Papa Doc” Duvalier con sus tonton macoutes.

Algunos de sus propósitos para la eventualidad de controlar el poder político son los siguientes: a) proveer de seguridad jurídica y militar al capital corporativo, b) fomentar la gobernabilidad (“gobernanza”) mediante el control absolutista de todas las funciones del Estado, c) rebajar el Impuesto a la Renta para seducir a los inversionistas foráneos y nativos, d) culminar el proceso de flexibilización (“flexplotación”) laboral, e) subastar el patrimonio público y privatizar PETROECUADOR y el IESS, f) cumplir devotamente con los acreedores foráneos y criollos y fomentar el endeudamiento externo, g) reanudar las negociaciones del TLC con Estados Unidos (diferidas para las calendas griegas después de la abrumadora victoria de los demócratas), h) asegurar la permanencia de soldados y mercenarios norteamericanos en la Base de Manta después del 2009, i) ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba y Venezuela, j) involucrar directamente al Ejército en la añeja confrontación armada entre la oligarquía colombiana y las FARC...

Aparte de su mesianismo de opereta, el populismo noboísta ha sido edulcorado con ofertas asistencialistas (incremento del bono de la pobreza, inconsultos planes de vivienda, incremento de los servicios de salud, microcréditos, etc., etc.), ofertas sazonadas con la actuación de desinhibidas bailarinas. Todo para convencer a la ciudadanía –especialmente al “pobretariado”- que la plutocracia también tiene su “corazoncito” y propicia el arte aunque sea en su variante  kitch.

La demagogia social de Noboa dio sus frutos al capitalizar la desesperación de una buena porción de los náufragos de la globalización neoliberal que gimen a lo largo y ancho de la geografía nacional.

Asimismo, significativos réditos electorales habría cosechado el magnate bananero tanto del espaldarazo de Álvaro Uribe –titular de la narcodemocracia norteña- quien, en represalia a una negativa de Correa  para calificar a las FARC como “terroristas”, amenazó veladamente con invadir el Ecuador acusándolo, sin prueba alguna, de albergar a Raúl Reyes, uno de los líderes de la citada guerrilla; como de la campaña sucia emprendida en contra el candidato de Alianza País, a quien tildó de “comunista”, olvidándose que, en 1998, en su primer intento por llegar a Carondelet, el multimillonario escogió como compañero de fórmula a Alfredo Castillo Bujasse, uno de los principales teóricos del marxismo-leninismo en estas latitudes.

En lo más concreto, sin embargo, la calificación de Noboa Pontón para la segunda vuelta, a cumplirse el próximo 26 de noviembre, habría obedecido al favor de los grandes electores del establecimiento internacional y local. ¿A qué nos referimos?

Fraude por partida doble

Para la ronda inicial de Comicios 2006 –cuando además de elegir finalistas para la presidencia y vicepresidencia se votó para diputados, consejeros y concejales- se habrían puesto en marcha dos tipos de fraude: a) el mediático y  b) el tradicional criollo.

El fraude “a la mexicana”

Se habría cumplido –según Alejandro Moreano- conforme a las siguientes fases: la primera en torno a los exit-poll que dieron el primer puesto a Álvaro Noboa por parte de las encuestadoras CEDATOS e Informe Confidencial; la segunda con la manipulación del conteo rápido organizado para contabilizar en primera instancia los datos favorables a Noboa en una proporción superior a los sondeos verificados a “boca de urna”; y, la tercera, suspendiendo tempranamente la información. “Al día siguiente –escribe el mismo analista- el Tribunal Supremo Electoral (TSE) que había contratado a la brasileña E-Vote entre gallos y medianoche, dio por terminado el contrato (con esa empresa) no con el objetivo de sancionarla, sino para dar por terminado el ‘conteo’, con los datos favorables a Noboa en el mayor porcentaje posible. La ‘ineficacia’ de E-Vote fue fabricada para suspender la información... ¿Cuál el objetivo? Crear la imagen, en el arranque de la segunda vuelta, de un Noboa triunfador y un Correa derrotado... Una hábil manipulación psicológica”. (“La estrategia del fraude”. Tintají, Especial de octubre del 2006).

La maniobra mediática –como era de esperarse- fue avalada por la misión de la OEA, cuyo jefe, Rafael Bielsa, atacó sistemáticamente al candidato de Alianza País a lo largo de su permanencia en el país contando con el papanatismo diplomático de Carondelet.

Datos más recientes confirman la vigencia de un plan del imperio en contra de la voluntad mayoritaria de los ecuatorianos. En una nota periodística titulada “Chile: peón de la subversión de Bush contra Hugo Chávez y Evo Morales”, Heinz Dieterich apunta: “La nueva estrategia de Washington para destruir a Chávez y Morales tiene tres frentes de ataque: 1. la ruptura de relaciones entre Venezuela y Bolivia, particularmente la energética y militar; 2. el reemplazo del gobierno de Néstor Kirschner por un gobierno oligárquico-neoliberal, y 3. la consumación del fraude en el Ecuador durante la segunda vuelta...” (www.aporrea.org/internacionales/a27024.html ). Claro como el agua.

El fraude tradicional

Habría operado bajo las modalidades siguientes: introducción de papeletas en las ánforas, adulteración de las actas emitidas por las juntas electorales y falsificación de resultados en el centro de cómputo. Mecanismos a los que habría que añadir la cohonestación de la voluntad de los electores –especialmente en los grandes bolsones de pobres e indigentes- mediante el recurso a las dádivas y al pago de contado.

El periodista Jorge Vivanco impugnó coléricamente estos protervos métodos de lesa democracia representativa en un editorial titulado “Cínico y corrupto”, en alusión al TSE presidido por el socialcristiano Xavier Cazar (un hombre de “Corleone” Febres Cordero). Veamos algunos de sus pasajes: “En este proceso electoral se probó como nunca que, además de cínico, el sistema está corrompido hasta el tuétano. La estructura del TSE entregado por cuotas a la partidocracia, no solo cumplió con su función de testaferro del sistema, sino que se demostró habilidoso y voraz en el manejo económico con sus millonarios contratos... En la campaña electoral y ante la complaciente actitud de organismos oficiales, y la inmovilidad de la conciencia moral de la colectividad, se llegó al increíble extremo de la corrupción política al hacer del voto ciudadano una mercancía. Una mercancía que se ha comprado desde las tribunas, por las calles, durante concentraciones o visitas ‘puerta a puerta’... Nunca el poder del dinero ha ofendido tan públicamente a un pueblo ni ha degradado tanto el sistema. Se está comprando la Presidencia de la República, luego de tener ya en el bolsillo el Congreso, con lo cual estamos en peligro de entregar el poder político al poder plutocrático más opulento”. (Expreso: 5 de noviembre del 2006)

¿Qué hacer frente al secuestro y envilecimiento de la institucionalidad por parte de la lumpengranburguesía mundial y las mafias político-empresariales nativas?

A grandes males, grandes respuestas, recomienda la intuición popular.

- René Báez. Premio Nacional de Economía. Miembro de la International Writers Association



[1] El prontuario de codicia y sangre del caudillo del PRIAN puede encontrarse en el estudio de Eduardo Tamayo titulado “Multimillonario a la compra de la Presidencia” (www.alainet.org/active/14434).

https://www.alainet.org/es/active/14477?language=en
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