Cambios en la política mundial?

17/11/2006
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Samuel P. Huntington, destacado pensador neo-conservador, en su publicitada obra ‘¿Choque de civilizaciones?’ planteaba que, ”los Estados nacionales seguirán siendo los más poderosos actores en los asuntos mundiales, pero los principales conflictos  de la política global serán los que surjan entre naciones y grupos pertenecientes a civilizaciones diferentes. El choque de civilizaciones dominará la política mundial. Y las líneas de fractura entre las civilizaciones serán las grandes líneas de batalla del futuro.”

Tesis como las anteriores contribuyeron a configurar ese paradigma neo-conservador del cual han sido exponentes Dick Cheney (Vicepresidente de Bush), Donald Rumsfeld (saliente Secretario de Defensa), John Bolton (embajador en la ONU), Paul Wolfowitz (presidente del Banco Mundial), con tendencia al unilateralismo, sustentado en el patriotismo ideológico universal con gran acento moralista y que se expresa en tesis como “la creencia en la conveniencia y necesidad de aplicar en el mundo el paradigma democrático exterior estadounidense. La promoción de la democracia que ha sido denominada ‘la contribución más original e importante de los Estados Unidos a la historia internacional del siglo XX’ encuentra una justificación a su medida... dicho paradigma democrático exterior ha encontrado un nuevo impulso en la actual lucha contra el terrorismo internacional que, unida a la lucha contra la proliferación nuclear y los llamados Estados canallas, está en la base de la estrategia nacional de guerra anticipatorio-preventiva”, como bien lo resume Ignacio de la Rasilla del Moral en la presentación del libro sobre el pensamiento neo-conservador ‘Peligros Presentes’.

El gran interrogante es si la derrota del partido republicano en las elecciones parlamentarias en USA significa el desplazamiento de este paradigma dominante y su reemplazo por otro que retome la tradición del multilateralismo wilsoniano, el pragmatismo y el respeto a la institucionalidad y al derecho internacional. Esto se refleja en temas que fueron determinantes en la victoria demócrata como la guerra de Irak –pantano en el cual se está hundiendo la política de Bush con la justificación de ir a llevar e imponer la democracia en el medio oriente-, la violación de la normatividad internacional en el campo de los derechos humanos con casos como las torturas en cárceles iraquíes, las prisiones secretas de la CIA y la irregular cárcel de Guantánamo, la restricción de libertades y derechos a la sociedad norteamericana. Sin olvidar la incapacidad en el manejo de un problema de seguridad interna como lo fue el desastre natural en la zona de New Orleáns y los problemas de corrupción que han salpicado –y de qué manera- la actual administración norteamericana.

Todo indica que los demócratas tampoco tienen claras propuestas de política alternativa en seguridad y defensa y por ahora se limitan a señalar la necesidad de comenzar un retiro de las tropas norteamericanas de Irak; es verdad que esto es fundamental, pero debe acompañarse con una política global distinta para la región, que involucre presiones serias para la solución del conflicto israelo-palestino, involucrar a Irán y a Siria en una conferencia internacional para contribuir a resolver los problemas internos iraquíes y ayudar a reconstruir la unidad nacional entre chiitas, sunies y kurdos, hoy día en virtual guerra civil.

Es posible que encuentren pistas los demócratas en sus aliados históricos europeos –despreciados por los neo-conservadores- en propuestas como Alianza de Civilizaciones inicialmente formulada por el presidente del gobierno español y que en estos días una comisión creada para desarrollarla entregó sus conclusiones al Secretario General de la ONU, al presidente del gobierno español y al primer ministro turco –copatrocinadores de la iniciativa-, en la cual proponen ‘
impulsar la democratización de los países árabes, solucionar los conflictos políticos actuales y desarrollar los mecanismos necesarios para desactivar las tensiones entre grupos religiosos, comunidades y naciones’, pero “sin dar lecciones a nadie” como lo expresó uno de sus miembros Federico Mayor.  


- Alejo Vargas Velásquez es profesor  de la Universidad Nacional.

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