La castacracia y sus métodos
27/11/2006
- Opinión
Los pueblos y naciones originarias de Bolivia no solo tenemos que liberarnos de la explotación económica, sino, debemos liquidar “la opresión de una castacracia inoperante” que ha perdido todos sus recursos discursivos y su posibilidad de construir un proyecto político colectivo en siglos de haber usurpado el poder y enajenado nuestros recursos naturales; una casta que no ha podido siquiera constituirse en una oligarquía sólida y autentica, sino, que como es su condición servil y su incapacidad de administrar los bienes públicos robados a las naciones incaicas fue sirvienta permanente de las potencias extranjeras de turno: Francia, Inglaterra y ahora de los Yanquis.
Esta castacracia de rapiña está organizada en partidos políticos, círculos familiares o de negocios, pero todos en su totalidad son uno solo y siguen el camino del proyecto nacional singular y excluyente de las minorías. A ellos se suman sus métodos y los operadores de la ideologización cristiana que forman a nuestros hermanos como cristianos dóciles, serviles, mesurados, obedientes a las leyes divinas y a las leyes del hombre, con la finalidad de mantener a los castácratas en un estilo de vida lleno de riqueza y lujo, a costa de rifar lo que sea.
Ahora una de sus acciones desesperadas es ganarse a la clase media. Para ello, la castacracia primero movilizo a sus operadores de la ideologización cristiana en supuesta defensa de la Iglesia Católica y su oficialidad, buscando aglutinar a través de la fe al conjunto de la clase media contra el gobierno popular e indígena de las mayorías; después movilizo a sus operadores políticos con la idea de defender los dos tercios de votos para la aprobación de la Nueva Constitución, pretendiendo hacernos creer que la democracia se reduce al pacto y acuerdo entre los elegidos o las fuerzas políticas. No habiendo logrado su ansiado plan de que la clase media vacilante forme parte de sus filas, hoy deciden abiertamente el enfrentamiento y la guerra.
En esta vía, la castacracia y sus operadores, que antes eran defensores implacables de la institucionalidad y la ley, se tornan reaccionarios y violentos para defender sus intereses y privilegios; llamando a la desobediencia civil, llamando a la huelga de hambre para defender la democracia que ellos conciben, amedrentando a los pueblos indígenas que reclaman redistribución justa de tierras, etc. Todo ello, con el firme propósito de seguir reinando y ejerciendo el dominio que hace siglos les habría otorgado cierto virrey terrenal de Dios, al declararles dueños de nuestro territorio, dueños de nuestras vidas y nuestras almas. Posiblemente por esta bula papal, se creen con mayor derecho en esta tierra que es nuestra y, mantienen su convicción absoluta de que solo ellos merecen una vida digna de seres humanos.
En conclusión, la castacracia con todos sus métodos, quiere seguir gozando del poder y mantenerse en la cómoda vida de hijos predilectos de dios, seguir ejerciendo la propiedad de nuestro territorio y nuestras tierras, de nuestros recursos naturales y de la cosa pública; para cumplir sus propósitos nos comulgan ideas socialmente racistas y pretenden mantenernos en un estado de conformismo, pidiéndonos que esperemos “la otra vida”, porque según ellos, nuestra pobreza y opresión de “esta vida” es la “gracia y voluntad de Dios” (Para lo cual recurren a las bienaventuzas del Santo Evangelio). En cambio nuestras Huacas y Apus, nos dicen que la justicia social y la justicia histórica las deberemos conseguir en esta vida, o seremos doblemente desgraciados en la otra.
- Ademir M. Muñoz Soliz, es secretario ejecutivo del Movimiento Comunero Quechua Martin Uchu de Cochabamba – Bolivia.
Esta castacracia de rapiña está organizada en partidos políticos, círculos familiares o de negocios, pero todos en su totalidad son uno solo y siguen el camino del proyecto nacional singular y excluyente de las minorías. A ellos se suman sus métodos y los operadores de la ideologización cristiana que forman a nuestros hermanos como cristianos dóciles, serviles, mesurados, obedientes a las leyes divinas y a las leyes del hombre, con la finalidad de mantener a los castácratas en un estilo de vida lleno de riqueza y lujo, a costa de rifar lo que sea.
Ahora una de sus acciones desesperadas es ganarse a la clase media. Para ello, la castacracia primero movilizo a sus operadores de la ideologización cristiana en supuesta defensa de la Iglesia Católica y su oficialidad, buscando aglutinar a través de la fe al conjunto de la clase media contra el gobierno popular e indígena de las mayorías; después movilizo a sus operadores políticos con la idea de defender los dos tercios de votos para la aprobación de la Nueva Constitución, pretendiendo hacernos creer que la democracia se reduce al pacto y acuerdo entre los elegidos o las fuerzas políticas. No habiendo logrado su ansiado plan de que la clase media vacilante forme parte de sus filas, hoy deciden abiertamente el enfrentamiento y la guerra.
En esta vía, la castacracia y sus operadores, que antes eran defensores implacables de la institucionalidad y la ley, se tornan reaccionarios y violentos para defender sus intereses y privilegios; llamando a la desobediencia civil, llamando a la huelga de hambre para defender la democracia que ellos conciben, amedrentando a los pueblos indígenas que reclaman redistribución justa de tierras, etc. Todo ello, con el firme propósito de seguir reinando y ejerciendo el dominio que hace siglos les habría otorgado cierto virrey terrenal de Dios, al declararles dueños de nuestro territorio, dueños de nuestras vidas y nuestras almas. Posiblemente por esta bula papal, se creen con mayor derecho en esta tierra que es nuestra y, mantienen su convicción absoluta de que solo ellos merecen una vida digna de seres humanos.
En conclusión, la castacracia con todos sus métodos, quiere seguir gozando del poder y mantenerse en la cómoda vida de hijos predilectos de dios, seguir ejerciendo la propiedad de nuestro territorio y nuestras tierras, de nuestros recursos naturales y de la cosa pública; para cumplir sus propósitos nos comulgan ideas socialmente racistas y pretenden mantenernos en un estado de conformismo, pidiéndonos que esperemos “la otra vida”, porque según ellos, nuestra pobreza y opresión de “esta vida” es la “gracia y voluntad de Dios” (Para lo cual recurren a las bienaventuzas del Santo Evangelio). En cambio nuestras Huacas y Apus, nos dicen que la justicia social y la justicia histórica las deberemos conseguir en esta vida, o seremos doblemente desgraciados en la otra.
- Ademir M. Muñoz Soliz, es secretario ejecutivo del Movimiento Comunero Quechua Martin Uchu de Cochabamba – Bolivia.
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