Brasil espera al Papa
07/02/2007
- Opinión
Benedicto XVI hará su primer viaje a América Latina del 9 al 13 de mayo próximo. Vendrá a Brasil para inaugurar la 5° Conferencia, en Aparecida (SP), del Consejo Episcopal Latino-Americano (CELAM), que reúne a los obispos católicos del Continente.
La asamblea estaba prevista, originariamente, para celebrarse en Ecuador. La elección de Rafael Correa, un político de izquierda, para dirigir el país, hizo que el cardenal de Chile, presidente del Celam, alegase la inconveniencia de la altitud ecuatoriana para la salud de los prelados y propusiera transferir el evento para Santiago de Chile.
Por cosa de amor propio herido, el cardenal de Buenos Aires entró en la disputa. El Vaticano apaciguó los ánimos al escoger el Brasil, país con el mayor número de católicos en el mundo, pero con un preocupante descenso del 20% en los últimos 20 años.
Tras una breve visita, el papa regresará a Roma. Prefiere evitarles problemas a los obispos, al contrario de Juan Pablo II, que participó de la agenda completa en la reunión de Puebla, en 1979. No hay duda, sin embargo, de que Benedicto XVI modelará, con sus pronunciamientos, el perfil de la Iglesia Católica en América Latina. Cuánto habrá de rejuvenecerla o de envejecerla, el tiempo lo dirá.
El 13 de mayo es una fecha preñada de efemérides: día de las madres, celebración de Nuestra Señora de Fátima, conmemoración de la abolición de la esclavitud. Los vaticanistas, siempre atentos a los detalles, ya deben estar rompiéndose la cabeza para adivinar los temas de los sermones pontificios. Fátima es una devoción portuguesa trasplantada al Brasil por la Aparecida negra, marginal (fue encontrada en el río Paraíba do Sul en 1717, y sólo fue aceptada oficialmente por la Iglesia en 1929) y multirracial (la encontraron tres pescadores, un blanco, un negro y un mulato). Sería significativo que Benedicto XVI acogiese junto al altar a las madres mulatas de nuestras favelas.
El día de Año Nuevo el papa saludó a 170 diplomáticos acreditados ante el Vaticano. Habló positivamente del gobierno de Lula al referirse a las elecciones del 2006. Afirmó que ellas mostraron que "la democracia fue usada para tener en cuenta las aspiraciones del conjunto de los ciudadanos. La mejoría de algunos índices económicos; el compromiso en la lucha contra el tráfico de drogas y la corrupción; los distintos procesos de integración; los esfuerzos para mejorar la educación, combatir el desempleo y reducir las desigualdades en la distribución de la renta, son índices que debemos destacar con satisfacción".
De ese modo demostró que los prejuicios elitistas con relación a la actual primavera democrática en América Latina sensibilizan al Vaticano. Benedicto XVI dijo que era preciso tener cuidado para que la democracia en la región no se transforme "en dictadura del relativismo, proponiendo modelos antropológicos incompatibles con la naturaleza y la dignidad del ser humano". Lástima que no haya dado nombres concretos, ni haya criticado, como hizo Juan Pablo II, la dictadura del mercado y los daños que el neoliberalismo ha traído al Continente. Aunque tuvo el cuidado de pedirle a Cuba que se abriera al mundo y al mundo que se abriera a Cuba. Cuba quiere abrirse al mundo, sentirse libre del bloqueo impuesto criminalmente por el gobierno de los EE.UU. y reintegrarse a los foros internacionales, como la OEA. Es el vecino del Norte quien no la deja. Es significativo que el papa, al referirse a la patria de Martí, no haya recurrido a la retórica anticomunista tan del gusto de la Casa Blanca.
¿Dónde estará la mente de Benedicto XVI cuando se pronuncie aquí en Brasil? ¿Hablará con la cabeza en Roma, trayéndonos sus inquietudes europeas, o situada en la América Latina, prestando su voz a los que no tienen voz ni vez, como hacía Juan Pablo II?
Corre la noticia de que el papa reprobará el método de hacer teología (de la liberación) a partir de los pobres. Eso sería una antinomia, lo mismo que prohibir teologizar a partir de Jesús, que predicó a todos a partir del mundo de los pobres y se identificó con ellos en Mateus 25, 31-44.
La miseria reinante, las desigualdades sociales, el flujo migratorio, el narcotráfico, el modelo neoliberal de desarrollo, la violencia urbana, los desafíos a la juventud, la degradación ambiental, son temas que ningún predicador del Evangelio en América Latina puede ignorar, a menos que Pretenda desencarnar lo que Dios pretendió encarnar. Y mucho menos el pastor universal de los católicos.
- Frei Betto es escritor, autor de "Típicos Tipos – perfis literários" (A Girafa), entre otros libros.
Traducción de J.L.Burguet
La asamblea estaba prevista, originariamente, para celebrarse en Ecuador. La elección de Rafael Correa, un político de izquierda, para dirigir el país, hizo que el cardenal de Chile, presidente del Celam, alegase la inconveniencia de la altitud ecuatoriana para la salud de los prelados y propusiera transferir el evento para Santiago de Chile.
Por cosa de amor propio herido, el cardenal de Buenos Aires entró en la disputa. El Vaticano apaciguó los ánimos al escoger el Brasil, país con el mayor número de católicos en el mundo, pero con un preocupante descenso del 20% en los últimos 20 años.
Tras una breve visita, el papa regresará a Roma. Prefiere evitarles problemas a los obispos, al contrario de Juan Pablo II, que participó de la agenda completa en la reunión de Puebla, en 1979. No hay duda, sin embargo, de que Benedicto XVI modelará, con sus pronunciamientos, el perfil de la Iglesia Católica en América Latina. Cuánto habrá de rejuvenecerla o de envejecerla, el tiempo lo dirá.
El 13 de mayo es una fecha preñada de efemérides: día de las madres, celebración de Nuestra Señora de Fátima, conmemoración de la abolición de la esclavitud. Los vaticanistas, siempre atentos a los detalles, ya deben estar rompiéndose la cabeza para adivinar los temas de los sermones pontificios. Fátima es una devoción portuguesa trasplantada al Brasil por la Aparecida negra, marginal (fue encontrada en el río Paraíba do Sul en 1717, y sólo fue aceptada oficialmente por la Iglesia en 1929) y multirracial (la encontraron tres pescadores, un blanco, un negro y un mulato). Sería significativo que Benedicto XVI acogiese junto al altar a las madres mulatas de nuestras favelas.
El día de Año Nuevo el papa saludó a 170 diplomáticos acreditados ante el Vaticano. Habló positivamente del gobierno de Lula al referirse a las elecciones del 2006. Afirmó que ellas mostraron que "la democracia fue usada para tener en cuenta las aspiraciones del conjunto de los ciudadanos. La mejoría de algunos índices económicos; el compromiso en la lucha contra el tráfico de drogas y la corrupción; los distintos procesos de integración; los esfuerzos para mejorar la educación, combatir el desempleo y reducir las desigualdades en la distribución de la renta, son índices que debemos destacar con satisfacción".
De ese modo demostró que los prejuicios elitistas con relación a la actual primavera democrática en América Latina sensibilizan al Vaticano. Benedicto XVI dijo que era preciso tener cuidado para que la democracia en la región no se transforme "en dictadura del relativismo, proponiendo modelos antropológicos incompatibles con la naturaleza y la dignidad del ser humano". Lástima que no haya dado nombres concretos, ni haya criticado, como hizo Juan Pablo II, la dictadura del mercado y los daños que el neoliberalismo ha traído al Continente. Aunque tuvo el cuidado de pedirle a Cuba que se abriera al mundo y al mundo que se abriera a Cuba. Cuba quiere abrirse al mundo, sentirse libre del bloqueo impuesto criminalmente por el gobierno de los EE.UU. y reintegrarse a los foros internacionales, como la OEA. Es el vecino del Norte quien no la deja. Es significativo que el papa, al referirse a la patria de Martí, no haya recurrido a la retórica anticomunista tan del gusto de la Casa Blanca.
¿Dónde estará la mente de Benedicto XVI cuando se pronuncie aquí en Brasil? ¿Hablará con la cabeza en Roma, trayéndonos sus inquietudes europeas, o situada en la América Latina, prestando su voz a los que no tienen voz ni vez, como hacía Juan Pablo II?
Corre la noticia de que el papa reprobará el método de hacer teología (de la liberación) a partir de los pobres. Eso sería una antinomia, lo mismo que prohibir teologizar a partir de Jesús, que predicó a todos a partir del mundo de los pobres y se identificó con ellos en Mateus 25, 31-44.
La miseria reinante, las desigualdades sociales, el flujo migratorio, el narcotráfico, el modelo neoliberal de desarrollo, la violencia urbana, los desafíos a la juventud, la degradación ambiental, son temas que ningún predicador del Evangelio en América Latina puede ignorar, a menos que Pretenda desencarnar lo que Dios pretendió encarnar. Y mucho menos el pastor universal de los católicos.
- Frei Betto es escritor, autor de "Típicos Tipos – perfis literários" (A Girafa), entre otros libros.
Traducción de J.L.Burguet
https://www.alainet.org/es/active/15472
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