Visita a la cárcel

22/02/2007
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Lunes 12 de febrero del 2007 por la mañana. Estamos en el Centro Penitenciario de San Miguel Paulista, en São Paulo, el senador Eduardo Suplicy (PT-SP), el abogado dr. Bruno de Oliveira Pregnolatto, José Batista de Oliveira, de la dirección nacional del MST, Ana María Moura, asesora de prensa del MST, y yo. Vinimos a visitar al preso Marcelo Buzetto, de 36 años, cuyo sueño era poner escuelas en los campamentos del MST.

La escena es insólita en este país de contrastes, donde vive suelto el que debiera estar preso y está preso el que merece vivir en libertad. Buzetto debería inaugurar el día 15 el año escolar en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Fundación Santo André, de donde es profesor de Política Internacional y Sociología. Va a ir en su lugar el senador Suplicy. Exprofesor de la Uniban y de la Escuela Superior de Propaganda y Marketing, Buzetto da clases también en la Universidad Metodista de São Bernardo do Campo y hace su doctorado en la PUC de São Paulo.

Hicimos una oración con Buzetto, acompañados por el director de la cárcel, el dr. Reginaldo Alves Batista. A la salida vimos estacionar en la calle un vehículo de la Policía; salió de él, esposado, Benedito Ismael Alves Cardoso, el Flaco, de 54 años, militante del MST, procedente del calabozo de Pinheiros. Y nosotros regresamos a la cárcel para conversar con él.

Buzetto visitaba, en 1999, el campamento Nova Canudos, en Porto Feliz (SP). Hubo una manifestación de los sintierra pidiendo la reforma agraria y denunciando las precarias condiciones en que vivían, agravadas por la falta de alimentos. Fueron saqueados dos camiones de alimentos, sin daño para los conductores ni los vehículos. Fueron apresados varios de los manifestantes. Buzetto se encargó de defenderlos y encaró a la comisaria local, que les impedía el acceso a los abogados y mantenía a una señora de 75 años encadenada a una ventana.

Preso durante 28 días y sometido a interrogatorio, Buzetto fue el único encausado y asistió a su proceso en libertad. En el 2006 fue condenado a 6 años y 4 meses de prisión en régimen semiabierto, con derecho a permanecer en su domicilio hasta que hubiera plaza en el semiabierto. Y aunque con opción a ser juzgado todavía por el STF, se vio obligado a iniciar el cumplimiento de su pena. Casado y padre de un hijo, y con dirección fija, desde la sentencia comparecía cada mes al foro.

El 19 de enero pasado le prendieron con el justificante de que ya había una plaza en el régimen semiabierto. Pero resulta que hay muchísimos condenados que aguardan antes que él, fuera de la cárcel, una plaza igual. Llevado a la comisaría de São Caetano (SP), desde el 22 de enero se encuentra en São Miguel Paulista, recluido en régimen cerrado, y sin derecho a una prisión especial, como dice la ley tratándose de un graduado en estudios superiores.

El Flaco participó en 1999 en la manifestación de los sintierra en Boituva (SP) para denunciar la lentitud de la reforma agraria y el aumento en la tarifa de los peajes. Más de cien personas fueron encarceladas, de las cuales 6 quedaron más de un año en la cárcel. Asistieron a su proceso en libertad. En el 2005 el Flaco fue condenado a 5 años y 8 meses en régimen semiabierto. Contra esta sentencia fueron interpuestos recursos ante el Tribunal Superior de Justicia (STJ) y ante el Supremo Tribunal Federal (STF), pero el proceso todavía no ha llegado a su fin. Sucede que, al confirmar la condena, el Tribunal de Justicia determinó la expedición de la orden de prisión de Benedito a fin de dar inicio al cumplimiento de la pena.

Desde setiembre del 2006, cuando ya tendría derecho al régimen abierto, el Flaco quedó preso en el calabozo de Pinheiros, del cual le transfirieron el lunes 12 de febrero. Agricultor y padre de dos hijos, aguarda un recurso introducido ante la Judicatura paulista.

La prisión de estos dos compañeros tiene una connotación nítidamente política. Ejercieron su derecho de ciudadanía al reivindicar un derecho que el gobierno tarda en reconocer -la reforma agraria- y actuaron sin ninguna lesión a personas.?

El gobierno de Lula ha actuado con sensatez al mantener canales de diálogo con los movimientos sociales y no ceder a las presiones para criminalizarlos. Ahora les toca al Congreso y al Poder Judicial, tan asediados por delincuentes de cuello blanco, latifundistas que invaden tierras indígenas y mantienen trabajo esclavo, que se abran también al diálogo con las bases populares organizadas.

Los ricos, cuando ejercen presión, agarran el teléfono y son escuchados por las autoridades y por los medios de comunicación. Algunos hasta firman cheques… Los pobres no tienen otra alternativa que la manifestación pública, que debiera ser reconocida por todos como un derecho intrínseco al gran sueño brasileño: la democracia participativa.

En la prisión de São Miguel oramos para que la Justicia haga justicia a Marcelo Buzetto y a Benedicto, el Flaco. (Traducción de J.L.Burguet)

- Frei Betto es escritor, autor de “Bautismo de sangre”, entre otros libros.
https://www.alainet.org/es/active/15696
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