Las bases para el socialismo (I)
05/01/2007
- Opinión
En el batallar de ideas abierto por el ímpetu liberador de los pueblos en las Américas, serán válidas todas las propuestas creativas que enriquezcan el desarrollo de los procesos. Ello no amerita empero jugar con categorías y concepciones que deben guiar el curso hacia la construcción de toda una nueva formación socioeconómica.
Las propuestas de un socialismo del siglo XXI, parecen erigirse como inventiva de partidarios de la tercera vía arguyendo la caducidad del socialismo científico enarbolado por Marx y Engels como corroborado por las revoluciones triunfantes con sus grandes aciertos y sus grandes errores. El arsenal del marxismo que revolucionó toda una concepción científica e histórica, como "una guía para la acción" a desarrollarse de acuerdo a condiciones específicas de tiempo y espacio, sin dogmatismos, no ha sido superada pero si enriquecida con el diverso aporte de la cultura, la historia y las luchas de los pueblos.
Los grandes errores y el fracaso no han sido de la teoría marxista, sino de ciertos modelos socialistas que terminaron negando sus matrices. Para enjuiciar la teoría y el desarrollo práctico del socialismo, es preciso asumirlo en su momento histórico concreto para desentrañar sus grandes logros que reafirman su praxis, como sus errores que llaman a corregirlos con nuevos aportes del desarrollo en este siglo y ver el torrente de aportes latinoamericanos y caribeños a los procesos socialistas de hoy.
Desde la óptica marxista del desarrollo histórico, el socialismo como proceso, se asume como una etapa de necesaria transición del capitalismo hacia la nueva sociedad de plena igualdad, -comunismo para entonces- mientras que los socialistas utópicos de siempre conciben esta etapa como la meta final, como una tercera vía en la que puedan convivir explotadores y explotados a través de un pacto social que lleva a la conciliación de clases. Defendido por socialdemócratas y liberales progresistas, este modelo de socialismo no pudo solucionar los problemas de la transformación social, pero si se alió con el nacionalismo de la burguesía monopolista en su guerra de expansión y desde el poder en muchos países, se enredó en sonados casos de burocratismo y corrupción con presidentes y ministros enjuiciados.
La enorme tarea de construcción socialista requiere premisas indispensables: Asumir el poder como el problema fundamental de la revolución; derrotar la contrarrevolución a fin de establecer una paz estable que permita el ejercicio de la democracia por el pueblo; el control y la dirección de los recursos económicos básicos con la desarticulación de los grandes monopolios ligados a la dominación imperialista, que garanticen por el estado la satisfacción de las necesidades y servicios para el pueblo; planeación estratégica del desarrollo económico con la nacionalización de los recursos vitales para una acelerada industrialización y comercialización internacional justa y solidaria para la integración; reforma agraria integral para posicionar al campesinado trabajador con ayuda estatal, con agricultura sana que permita liberar las fuerzas productivas con un mercado nacional autosuficiente, soberanía alimentaria y materias primas que potencien la agroindustria y la agroecología, como el rescate de la biodiversidad, interrelacionándola con la investigación y el desarrollo técnico y científico, desde todos los espacios académicos
Tales transformaciones pueden procesarse en formas diferentes de acuerdo a las condiciones e idiosincrasia de cada país y cada pueblo, pero para asegurar su desarrollo sostenido deberán ir anudadas siempre al proceso de formación y capacitación revolucionaria y socialista en todos los órdenes y niveles, para posibilitar la interacción teórico práctica del proceso, con la organización y movilización permanente de las masas, la preparación y maduración del factor subjetivo, capaz de interpretar creadoramente las nuevas realidades de los factores objetivos con los liderazgos colectivos como garantía de consolidación del socialismo, hacia la nueva sociedad comunera.
La etapa socialista, tiene como tareas esenciales la creación de la base material, científica y técnica ligada a la formación de la conciencia plena de las masas, sus formaciones solidarias y sus líderes, única garantía de la victoria revolucionaria y la construcción socialista hacia la nueva sociedad de hermanos. En los modelos del bloque socialista soviético se alcanzó lo primero, mas no se procesó con responsabilidad la capacitación consciente de las organizaciones sociales, haciendo retroceder y fracasar el modelo. El modelo sueco y otros por el estilo, sin revolución triunfante y en manos del reformismo socialdemócrata han empezado a hacer involución con el neoliberalismo.
El proceso de concientización revolucionaria que elimine la alienación individualista de la mercantilización explotadora del trabajo y la ganancia, propias del capitalismo salvaje en la sociedad consumista, no podrá desarrollarse sin la organización popular consciente, creando el poder popular que acometa la solución de las necesidades y ambiciones, sin las viejas estructuras burocráticas y corruptas, sin la intermediación de instancias capitalistas y financieras asistencialistas. Cada reforma social que beneficie y satisfaga las necesidades, deberá avanzar indefectiblemente precedida y acompañada de amplios espacios de capacitación intelectual, revolucionaria y socialista que siembren en las masas y sus líderes naturales, la nueva identidad revolucionaria, fraternal, solidaria, bajo principios éticos y morales.
- Germán Silva Losada es periodista colombiano.
Las propuestas de un socialismo del siglo XXI, parecen erigirse como inventiva de partidarios de la tercera vía arguyendo la caducidad del socialismo científico enarbolado por Marx y Engels como corroborado por las revoluciones triunfantes con sus grandes aciertos y sus grandes errores. El arsenal del marxismo que revolucionó toda una concepción científica e histórica, como "una guía para la acción" a desarrollarse de acuerdo a condiciones específicas de tiempo y espacio, sin dogmatismos, no ha sido superada pero si enriquecida con el diverso aporte de la cultura, la historia y las luchas de los pueblos.
Los grandes errores y el fracaso no han sido de la teoría marxista, sino de ciertos modelos socialistas que terminaron negando sus matrices. Para enjuiciar la teoría y el desarrollo práctico del socialismo, es preciso asumirlo en su momento histórico concreto para desentrañar sus grandes logros que reafirman su praxis, como sus errores que llaman a corregirlos con nuevos aportes del desarrollo en este siglo y ver el torrente de aportes latinoamericanos y caribeños a los procesos socialistas de hoy.
Desde la óptica marxista del desarrollo histórico, el socialismo como proceso, se asume como una etapa de necesaria transición del capitalismo hacia la nueva sociedad de plena igualdad, -comunismo para entonces- mientras que los socialistas utópicos de siempre conciben esta etapa como la meta final, como una tercera vía en la que puedan convivir explotadores y explotados a través de un pacto social que lleva a la conciliación de clases. Defendido por socialdemócratas y liberales progresistas, este modelo de socialismo no pudo solucionar los problemas de la transformación social, pero si se alió con el nacionalismo de la burguesía monopolista en su guerra de expansión y desde el poder en muchos países, se enredó en sonados casos de burocratismo y corrupción con presidentes y ministros enjuiciados.
La enorme tarea de construcción socialista requiere premisas indispensables: Asumir el poder como el problema fundamental de la revolución; derrotar la contrarrevolución a fin de establecer una paz estable que permita el ejercicio de la democracia por el pueblo; el control y la dirección de los recursos económicos básicos con la desarticulación de los grandes monopolios ligados a la dominación imperialista, que garanticen por el estado la satisfacción de las necesidades y servicios para el pueblo; planeación estratégica del desarrollo económico con la nacionalización de los recursos vitales para una acelerada industrialización y comercialización internacional justa y solidaria para la integración; reforma agraria integral para posicionar al campesinado trabajador con ayuda estatal, con agricultura sana que permita liberar las fuerzas productivas con un mercado nacional autosuficiente, soberanía alimentaria y materias primas que potencien la agroindustria y la agroecología, como el rescate de la biodiversidad, interrelacionándola con la investigación y el desarrollo técnico y científico, desde todos los espacios académicos
Tales transformaciones pueden procesarse en formas diferentes de acuerdo a las condiciones e idiosincrasia de cada país y cada pueblo, pero para asegurar su desarrollo sostenido deberán ir anudadas siempre al proceso de formación y capacitación revolucionaria y socialista en todos los órdenes y niveles, para posibilitar la interacción teórico práctica del proceso, con la organización y movilización permanente de las masas, la preparación y maduración del factor subjetivo, capaz de interpretar creadoramente las nuevas realidades de los factores objetivos con los liderazgos colectivos como garantía de consolidación del socialismo, hacia la nueva sociedad comunera.
La etapa socialista, tiene como tareas esenciales la creación de la base material, científica y técnica ligada a la formación de la conciencia plena de las masas, sus formaciones solidarias y sus líderes, única garantía de la victoria revolucionaria y la construcción socialista hacia la nueva sociedad de hermanos. En los modelos del bloque socialista soviético se alcanzó lo primero, mas no se procesó con responsabilidad la capacitación consciente de las organizaciones sociales, haciendo retroceder y fracasar el modelo. El modelo sueco y otros por el estilo, sin revolución triunfante y en manos del reformismo socialdemócrata han empezado a hacer involución con el neoliberalismo.
El proceso de concientización revolucionaria que elimine la alienación individualista de la mercantilización explotadora del trabajo y la ganancia, propias del capitalismo salvaje en la sociedad consumista, no podrá desarrollarse sin la organización popular consciente, creando el poder popular que acometa la solución de las necesidades y ambiciones, sin las viejas estructuras burocráticas y corruptas, sin la intermediación de instancias capitalistas y financieras asistencialistas. Cada reforma social que beneficie y satisfaga las necesidades, deberá avanzar indefectiblemente precedida y acompañada de amplios espacios de capacitación intelectual, revolucionaria y socialista que siembren en las masas y sus líderes naturales, la nueva identidad revolucionaria, fraternal, solidaria, bajo principios éticos y morales.
- Germán Silva Losada es periodista colombiano.
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