El optimismo de Calderón
15/01/2007
- Opinión
Nos es totalmente imposible compartir el optimismo del presidente, Felipe Calderón al hacer un recuento de sus 45 primeros días al frente del gobierno Federal y expresado una y otra vez durante la primera entrevista de prensa que ofreció en las escalinatas de la Residencia Oficial de los Pinos, pues no obstante la situación de la escalada de precios, principalmente a la tortilla y a la leche que pega directamente al segmento de la población más pobre, y a los actos de represión por parte del desgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, el Jefe del Ejecutivo se dijo estar “muy satisfecho” de lo realizado.
La entrevista de ninguna manera la podemos clasificar de “banqueta”, fue preparada y prueba de ello es que había podium y las primeras palabras de Felipe Calderón fueron leídas de un documento previamente elaborado, en un momento y aprovechando muy bien la pregunta de un reportero vino la declaración de franco optimismo del mandatario.
“La verdad –dijo-, es que yo me siento muy bien, me siento muy contento en mi trabajo, muy satisfecho como hemos ido avanzando, muy consciente, desde luego, de los retos que vienen por delante; pero lo digo con toda honestidad, si se echa uno la mirada hacia atrás y mira el panorama que se vislumbraba para mi Gobierno hace 50 días, hace dos meses, poco menos, incluso, pues era terriblemente más sombrío y desalentador de lo que ha resultado.
Honestamente me siento muy contento, muy satisfecho con lo que hemos logrado y sé que hay muchos problemas enfrente, pero me queda claro que hoy México vive con más tranquilidad y certidumbre de la que había al inicio del mandato y eso me llena de satisfacción”.
Es de decirse, que en la Plaza de la Constitución, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, que todos conocemos como El Zócalo, y en los límites de la Catedral Metropolitana, el arzobispo Norberto Rivera Carrera ofrecía en charola de plata su solidaridad con el poder al afirmar que de ninguna manera se debería de ver como una tragedia el incremento del precio de la Tortilla, que en algunos partes del país ha llegado a 20 pesos el kilogramo. Lo anterior es entendible porque el jerarca de la Iglesia Católica no puede saber de pobreza ni de hambre cuando se ha convertido, en la exquisita colonia Florida, en constructor y especulador de condominios.
Calderón Hinojosa, como prioritario trató el tema de seguridad nacional, al asegurar que “estamos librando una batalla frontal contra la delincuencia organizada. El reclamo por garantizar la seguridad de nuestras calles y plazas, en nuestras colonias y en nuestras escuelas, reclama acciones urgentes”, dijo.
Al continuar en su exposición aseguró que “a través de operativos como los que estamos realizando en Michoacán o Baja California, apoyamos a las autoridades locales con el objetivo de recuperar, para la sociedad, las condiciones mínimas que le permitan una mayor calidad de vida; además de fortalecer la presencia de la autoridad y rescatar espacios públicos de trabajo o esparcimiento para la población”.
Si bien es de tomarse en cuenta su dicho de que los actos violentos, entre ellos los ajusticiamientos, han bajado 40 por ciento, la verdad es que existe la lectura de que el desafío del crimen organizado está presente. Sobre la represión del desgobernador Ulises Ruiz, simplemente soslayó el tema.
En cuanto a la forma de enfrentar la especulación de los productos básicos en base al acaparamiento, el presidente de la República acepta que no tiene los instrumento necesarios para contrarrestarlo, porque las leyes actuales apuntalan el llamado “libre mercado”, que es la forma más brutal de empobrecer a los pueblos.
Hubiéramos esperado declaraciones más firmes y definitivas para revertir la pobreza en nuestro sufrido país, por ello no compartimos el optimismo de Felipe Calderón Hinojosa y mucho menos el apoyo no pedido del mercader arzobispo Rivera Carrera.
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
La entrevista de ninguna manera la podemos clasificar de “banqueta”, fue preparada y prueba de ello es que había podium y las primeras palabras de Felipe Calderón fueron leídas de un documento previamente elaborado, en un momento y aprovechando muy bien la pregunta de un reportero vino la declaración de franco optimismo del mandatario.
“La verdad –dijo-, es que yo me siento muy bien, me siento muy contento en mi trabajo, muy satisfecho como hemos ido avanzando, muy consciente, desde luego, de los retos que vienen por delante; pero lo digo con toda honestidad, si se echa uno la mirada hacia atrás y mira el panorama que se vislumbraba para mi Gobierno hace 50 días, hace dos meses, poco menos, incluso, pues era terriblemente más sombrío y desalentador de lo que ha resultado.
Honestamente me siento muy contento, muy satisfecho con lo que hemos logrado y sé que hay muchos problemas enfrente, pero me queda claro que hoy México vive con más tranquilidad y certidumbre de la que había al inicio del mandato y eso me llena de satisfacción”.
Es de decirse, que en la Plaza de la Constitución, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, que todos conocemos como El Zócalo, y en los límites de la Catedral Metropolitana, el arzobispo Norberto Rivera Carrera ofrecía en charola de plata su solidaridad con el poder al afirmar que de ninguna manera se debería de ver como una tragedia el incremento del precio de la Tortilla, que en algunos partes del país ha llegado a 20 pesos el kilogramo. Lo anterior es entendible porque el jerarca de la Iglesia Católica no puede saber de pobreza ni de hambre cuando se ha convertido, en la exquisita colonia Florida, en constructor y especulador de condominios.
Calderón Hinojosa, como prioritario trató el tema de seguridad nacional, al asegurar que “estamos librando una batalla frontal contra la delincuencia organizada. El reclamo por garantizar la seguridad de nuestras calles y plazas, en nuestras colonias y en nuestras escuelas, reclama acciones urgentes”, dijo.
Al continuar en su exposición aseguró que “a través de operativos como los que estamos realizando en Michoacán o Baja California, apoyamos a las autoridades locales con el objetivo de recuperar, para la sociedad, las condiciones mínimas que le permitan una mayor calidad de vida; además de fortalecer la presencia de la autoridad y rescatar espacios públicos de trabajo o esparcimiento para la población”.
Si bien es de tomarse en cuenta su dicho de que los actos violentos, entre ellos los ajusticiamientos, han bajado 40 por ciento, la verdad es que existe la lectura de que el desafío del crimen organizado está presente. Sobre la represión del desgobernador Ulises Ruiz, simplemente soslayó el tema.
En cuanto a la forma de enfrentar la especulación de los productos básicos en base al acaparamiento, el presidente de la República acepta que no tiene los instrumento necesarios para contrarrestarlo, porque las leyes actuales apuntalan el llamado “libre mercado”, que es la forma más brutal de empobrecer a los pueblos.
Hubiéramos esperado declaraciones más firmes y definitivas para revertir la pobreza en nuestro sufrido país, por ello no compartimos el optimismo de Felipe Calderón Hinojosa y mucho menos el apoyo no pedido del mercader arzobispo Rivera Carrera.
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
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