El revólver del Reino de Dios

16/03/2007
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  • Opinión
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En medio de las trifulcas por la visita de Mr. Bush a Uruguay, donde resultaron dañados locales de Mc Donalds, un banco, una óptica y las vidrieras de la Iglesia Universal del Reino de Dios que funciona donde era el cine Trocadero, pasó casi desapercibido un hecho de profunda gravedad: de adentro del inmueble donde funciona la llamada Iglesia Universal conocida por “Pare de Sufrir” en la principal avenida, un hombre esgrimió un revólver contra los manifestantes.

Acerca de esto, que quedó registrado en los principales canales de televisión abierta y en medios de prensa escritos, además de suceder frente a una horda de gente, la pregunta del millón es: ¿Por qué tiene revólver esta gente que dice ser un culto religioso? ¿Están armados? ¿Con qué fin?

Llama la atención la liviandad y presteza en desenfundar y apuntar que tuvo el individuo que además no estaba con ropas de guardia de seguridad, sino con vestimenta igual a los que están en la puerta y pertenecen a la congregación.

Para poseer armas de fuego en nuestro país –a menos que se trate de un funcionario policial o militar- hay que pasar por determinados registros en el Ejército y la Policía, y esto excluye a extranjeros no ciudadanos, como son la mayoría de los funcionarios de la IURD.

Igualmente eso no haría la diferencia sobre lo comprometido del hecho. El meollo de la cuestión es por qué un artefacto de estas características de violencia mayor, se encuentra donde se supone concurre la gente a buscar paz espiritual, recogimiento religioso, salud, amor y cosas por el estilo.

Es cierto que ellos se molestan hasta delirar con lo que sea que les arruine el negocio y es importante subrayar que la primer actitud hostil partió desde dentro del local, al interpelar a los de la manifestación porque les perturbaban el “curro”. Digo, el culto. Al parecer los que circulaban les contestaron gritando “curran con el dolor de la gente”, y lo demás ya lo sabemos. Sucedió igual cuando las mesas de votación que no querían dejar funcionar y que luego no se pusieron para no tener que lidiar con su intransigencia. Es inaudito pero la Iglesia Universal pudo más que el Estado. Nefasto antecedente.

Un templo es un lugar público por excelencia y los Pare de Sufrir en particular, invitan a concurrir por medios masivos de comunicación todo el tiempo. Por lo mismo sería interesante saber si los pastores allí están armados o quiénes lo están, por qué y para qué. Y si en todo caso es legítima la tenencia de esa arma; cosa que las autoridades pertinentes deberían averiguar; a todas luces no lo es, el gesto de quien la esgrimiera poniendo en peligro a una multitud.

La gravedad de los hechos no radica tanto en la posesión, sino en la actitud altamente belicosa e irracional de quien fue capaz de amenazar con un revólver, sin importar quiénes podían resultar dañados, teniendo en cuenta incluso la gente que estaba dentro de su “iglesia”. La investigación de la Policía y de la Justicia es fundamental, no solo por una eventual punición al o los protagonistas, sino más que nada para prevenir futuros similares insucesos.

¿Cómo desde una práctica aparentemente espiritual, se reacciona de forma más violenta que la de los exaltados que alborotaban Dieciocho de Julio? ¿Qué tipo de sujeto comete tal desmán, seguramente con tipificación en el código penal? Apuntar un arma contra alguien con clara intención de herir no es moco de pavo, multiplicada la gravedad por la cantidad de personas que allí se encontraban expuestas.

Ni siquiera los propietarios de Mc Donalds símbolo del capitalismo, sintieron necesidad de defender sus locales con guardias especiales y hasta manifestaron su apoyo al operativo policial no agresivo orquestado por el Ministerio del Interior. En cambio los Pare, sintiéndose casi dueños del país al que han aletargado con multimillonarios bolsillos nutridos de dinero de dudosa procedencia; incólumes, intocables, omnipotentes. Importándoles un pepino la policía, los juzgados, los ministerios, el Uruguay, del que siempre se han reído y por lo que se ve se seguirán riendo, se toman la atribución de hacer justicia por propia mano, nada menos que empuñando un revólver en medio de una batahola callejera de magnitud considerable. ¿En qué se ha convertido el ex cine Trocadero? ¿En un consulado? ¿De verdad creen que pueden hacer lo que se les antoje? ¿Esto quedará así? Grandes interrogantes para las autoridades pertinentes.

El criterioso fundamento del Ministerio del Interior para actuar como actuó -sin funcionarios uniformados ni armados en las calles- fue prescindir del elemento provocación y la ausencia profiláctica de armas de fuego en medio de una situación que se percibía de caos, aunque controlable, en el sentido de no arriesgar el tener que lamentar pérdidas humanas ni heridos. Única verdadera pérdida irreversible.

Con el episodio del arma de fuego amenazante los Pare de Sufrir han mostrado la hilacha de fundamentalistas a ultranza. No verá el que no quiere ver o no le conviene.

La responsabilidad de investigar, castigar, controlar y prevenir posibles excesos, radica en los organismos de gobierno competentes y en la Justicia.

Por último, si a las armas las carga el Diablo: ¿Qué hacía un revólver en el Reino de Dios?
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