Kissinger: plan b hacia la KGB-cracia

22/03/2007
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“No hay tal cosa como un ‘ex’ hombre de la KGB”:
Vladimir Putin

Para la élite anglo-americana el ascenso de Rusia al tiempo que el pantano de Irak, es un verdadero problema. David Rockefeller tiene dos cerebros geoestratégicos: el pro demócrata Zbignieb Brzezinski, su compañero en todas las reuniones de la Trilateral Commission, y el pro republicano Henry Kissinger, que lo acompaña a las reuniones del Grupo Bilderberg. Luego ambos terminan complementándose. Lo hacen desde 1970 cuando Brzezinski propuso salir de Vietnam para concentrarse en el control tecnológico del planeta, y Kissinger lo hizo llevando a Richard Nixon a China a reconocer al gobierno de Mao y dejar aislada a la URSS, entonces el “enemigo principal”.

Pasaron 35 años, y los “halcones neo-conservadores” como los “tanques de pensadores” de la derecha sionista, han puesto en peligro todo lo que se había ganado desde los años ‘70. Eso lo denunció “Zbig” en su audiencia ente el Senado del 1 de enero de 2007.

Con la Rusia vencida, anarquizada y humillada de Boris Yeltsin no se pudo conseguir el objetivo geopolítico de máxima de “Zbig” de dividir el actual territorio ruso en tres Estados: a) la parte europea hasta los Urales, pero sin petróleo ni gas, b) de los Urales al centro de Siberia (petróleo y gas pero sin salida al mar), c) Siberia Oriental con salida al Pacífico, pero despoblada e indefensa.

La Rusia de Vladimir Putin, sigue siendo un gigante militar y de nuevo un desafío hegemónico. El vacío que dejó la vieja burocracia del PCUS, lo llenó el núcleo duro de la ex KGB ahora “detrás del trono”, que controla todos los aspectos de la vida rusa. “Si en el periodo soviético y el primer periodo post soviético, la gente de KGB y de FSB estaban principalmente comprometidas en problemas de seguridad, ahora la mitad todavía está comprometida en seguridad pero la otra mitad está comprometida en negocios, partidos políticos, ONGs, gobiernos regionales, incluso la cultura… Ellos empezaron a usar todas las instituciones políticas como cucarachas que se extienden de un apartamento escuálido al resto del edificio, han ganado por todas partes una posición firmemente establecida”, dijo Sergei Grigoryants, un disidente soviético.

El desertor de GRU y escritor Víctor Suvorov explicó que los miembros de los servicios de seguridad rusos sólo pueden dejar tales organizaciones en un ataúd, porque saben demasiado. Putin dijo en 2000 al primer ministro de Rusia, que “un grupo de colegas del FSB (ex KGB) que fue despachado para trabajar en secreto en el gobierno ha completado su primera misión con éxito”.

Fue una “ingenuidad” creer que la KGB –al fallar el golpe anti Gorbachov de agosto de 1991– aceptaría retirarse de la historia sin luchar y su disolución-desmembramiento. Tenía membresía formal, disciplina militar, una red extensa de informantes civiles, ideología de núcleo duro y apoyo de la población (60 por ciento de los rusos confían en el FSB y su patriotismo), lo cual lo hace un partido político totalitario perfecto. Sin embargo el partido de FSB no anuncia su papel principal porque el secreto es una ventaja importante. “Información, secreto y sorpresa”, recomendaba Perón como principios de acción.

El teniente general rumano Ion Mihai Pacepa (ex Securitate de Nicolae Ceaucescu) dice: “[hay] una banda de más de 6 mil ex oficiales de la KGB —una de las organizaciones más delictivas en la historia— quienes tomaron las posiciones más importantes en los gobiernos federales y locales, y quienes están perpetuando la práctica de Stalin, Khrushev y Brezhnev de asesinar en secreto a las personas que están en su camino”.

Se sabe como actuaron Lenin y sus bolcheviques –“revolucionarios profesionales”– en la década anterior a la revolución de 1917. Pero es difícil, al menos en las próximas dos décadas, que sepamos cómo Putin y sus camaradas –“espías profesionales”– tomaron el poder el 31 de diciembre de 1999. Es más, muchos aún no se enteraron que hubo una revolución. vito.jpg

Se sabe que los “revolucionarios” tenían todo el software de inteligencia de superpotencia: amplia experiencia en “guerra encubierta”, vastas redes de información, gente muy preparada en “análisis de inteligencia”, depósitos de armas, depósitos en cuentas bancarias en paraísos fiscales, muy amplios contactos con mafias y hampas locales y extranjeras, que no les tiembla el pulso cuando hay que eliminar a alguien (sea de CIA, M-I6, Mossad o quien sea), excelentes manejos en los “mercados negros” traficando todo lo traficable, y al estilo de Don Corleone, frente a los muy duros “capos de la Mafya Rossia” son muy creíbles haciendo “ofertas que nadie puede rehusar”, por ejemplo: “O trabajas para nosotros, o te matamos”.

Los jóvenes revolucionarios del Tercer Mundo aún siguen tomando el ¿Qué hacer? de Lenin como modelo. Ya pasó un siglo desde entonces y quedó obsoleto. Hay que estudiar la KGB de 1991 a 1999.

¡Todo el poder a la KGB!

aa.gif El naipe de Occidente eran los “muchachos” de George Soros que se habían apoderado de los mejores y mayores recursos de Rusia y a precio de liquidación: Mikhail Khodorkovsky, Boris Berezovsky, Roman Abramovich, Mikhail Gusinsky y otros. Prosperaron a la sombra y corrupción de Boris Yeltsin. Occidente le había prometido a la dirigencia soviética, a cambio del derribo del Muro de Berlín, “participar en el Nuevo Orden Mundial”. En cambio fue Occidente, quien participó en el desmembramiento de la ex URSS.

A los “pueblos con historia”, como los rusos, no se los puede tratar como a los “pueblos sin historia del Tercer Mundo”. Imponerle a un pueblo como el argentino un Tratado de Versalles (Acuerdo de Madrid, en este caso), no pasa nada e incluso hasta los argentinos lo ignoran. Imponerle a un pueblo como el alemán –“que tiene historia”– un Tratado de Versalles, termina provocando una Segunda Guerra Mundial. A los rusos, “que tienen historia” –¡y qué historia!– no sólo se los derrotó sino, lo que es peor, se sintieron humillados como los alemanes de 1919.

Era previsible que la KGB –como los humillados alemanes de 1919– volviesen al poder. Nadie lamentó la caída de Yeltsin como nadie lamentó la república de Weimar. Y es muy posible que la primera alianza interna de la KGB-cracia haya sido con quien la derrotó dos veces: el Ejército. La primera cuando el mariscal Georgi Zhukov derrocó y fusiló a Laurenti Beria en 1953; la segunda, en agosto de 1991.

En Rusia conviven –y luchan– dos tendencias geopolíticas: la eurasiática y la europeísta. En 1953 el “atlantista” Nikita Khrushev terminó imponiéndose al euroasiático Zhukov, pero esta vez tanto la KGB como el Ejército habrían coincidido en una posición euroasiática como reacción a la tendencia “atlantista” común a Gorbachov y Yeltsin que terminó en la derrota frente a Occidente.

soldados.jpgEn marzo del 2003, con la invasión de Irak, en Moscú sonaron todas las señales de alarma: comprendieron que ellos serían el próximo objetivo en el avance anglo-americano por el control mundial del petróleo. También, lo que decía el geopolítico Klaus Haushofer: que los cuatro puntos principales para el control de Eurasia son Berlín-Moscú-Beijing-Bagdad. Que ahora el “imperio naval” irrumpía en el punto más débil –Bagdad– en su marcha al centro de Eurasia.

En poco tiempo tomaron el control interno. Khodorkovsky fue arrestado y los demás terminaron exiliados en Londres o Jerusalén. Las empresas que controlaban fueron nacionalizadas. Los demás oligarcas, o se encuadraban dentro del plan nacional o desaparecían.

Al mismo tiempo, Vladimir Putin tejió una compleja red de alianzas diplomáticas como no se vio desde Bismarck, para evitar la guerra, o Eduardo VII para provocarla. Esto culminó con el surgimiento de la Organización de Cooperación de Shangai, poderosa alianza euroasiática cuya Paridad de Poder Adquisitivo (no confundir con PBI), con 16 billones de dólares, supera a Estados Unidos con 12 billones, y cuyo brazo militar, la Organización de Cooperación y Seguridad, es la única alianza militar capaz de enfrentar a la OTAN.

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da la estrategia de Brzezinski por el control de Eurasia y la desaparición de Rusia, quedó destruida en las calles de Bagdad.

No los une el amor sino el espanto (OSC)

Básicamente, la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) vuelve a los días previos a la ruptura Mao-Khrushev que dominó los años ‘60. Y con el agravante que India ya no es la república pre-nuclear y neutral de entonces sino que ahora es un poder nuclear y activo aliado de la OCS. Y con el segundo agravante que en Irán ya no está el Sha Reza Pahlevi sino los chiítas rojos de Mahmoud Ahmedinejad, también activos aliados de la OCS y sumamente beligerantes frente a Estados Unidos-Gran Bretaña.

Y con un tercer agravante más: Japón-Alemania-Corea ya no son los vencidos que se reconstruían en 1960, sino que ahora son gigantes económicos sedientos de energía, y por lo tanto dispuestos a firmar cualquier trato que les asegure el acceso al petróleo y gas de Eurasia, mayoritariamente Rusia. Por una Ley de Gravedad geopolítica –“la materia atrae a la materia en relación inversa al cuadrado de su masa”– comienzan a alejarse de Estados Unidos y acercarse a Eurasia.

No sólo esto. Indonesia, exportador neto de petróleo-gas y pivote de la ASEAN en la Guerra Fría I, se ha sumado a la estrategia de energía de Putin y a la lista de compradores de armas rusas. Similar ha hecho Argelia, en el otro extremo del mundo islámico y cuya provisión de gas es fundamental para el Sur de Europa. armas.jpg

Es que Rusia tiene otro argumento bien pesado: el mercado de armas. Las armas rusas siguen siendo de avanzada, a veces mucho más que las de Estados Unidos, a muy buen precio, probadas en combate y, muy importante, vendidas sin condicionamientos políticos como las de Estados Unidos. En 2006 Estados Unidos vendió armas por 11 mil millones de dólares, pero Rusia ha vuelto al mercado y lo sigue con 8 mil millones y va en aumento. Muy atrás ha quedado Francia. Y con esto, Venezuela comienza a levantar la voz.

Hasta el muy leal rey Abdullah de Arabia, luego de escuchar a Richard Cheney en su visita de diciembre de 2006, pregonando una guerra que todo lo arrasará, incluyendo su trono, dos meses después recibió a Putin con los brazos abiertos. En suma, todo un desastre geopolítico.

Metternich II

k.jpg No es ninguna sorpresa que, dada su admiración por el príncipe Klemens von Metternich, el canciller austriaco de la primera mitad del siglo 19 y su maestro de “equilibrio de poderes”, Kissinger recurra en su artículo a la alianza Metternich-Tayllerand (francés), de la época del Congreso de Viena (1815). Francia estaba vencida pero seguía siendo un poder. Si Austria participaba en su destrucción se quedaba sin defensas frente a Rusia y Gran Bretaña. Levantar a Francia le aseguró una supervivencia por un siglo.

Para Kissinger, Rusia fue vencida aunque Putin ya está superando el “Waterloo” de Gorbachov-Yeltsin. Seguir agrediéndola no resuelve el problema geopolítico sino que es el motor de una alianza con otros dos competidores contra Estados Unidos: la Unión Europea y China. Es el momento de evitar o terminar la Guerra Fría II que ha empezado sin ser prevista y que se está perdiendo.

Es así que Kissinger escribe: “Mientras Putin fustiga la conducta y las políticas estadounidenses, su ministro de Relaciones Exteriores reafirma el interés de Rusia en una asociación con Estados Unidos (“¿Quién necesita otra guerra fría?”: Sergei Lavrov). Mientras por un lado busca la ayuda rusa en el área de no proliferación, Washington lleva adelante políticas en las fronteras de Rusia que Moscú y muchos rusos consideran altamente provocativas”.

Y luego continúa: “Ambos países se ven amenazados por el Islam radical; la cooperación entre las potencias nucleares del mundo es imperativa; y surgen una serie de problemas… ninguno de los dos lados puede desear o permitirse, incluso, otra Guerra Fría”.

islam.jpg ¡El Islam radical! Todo un eufemismo. Putin superó el problema de Chechenia, y con una energía digna de las mejores (o peores) tradiciones rusas, y sin el menor problema por los “derechos humanos”. Y pese a haber combatido –y muerto– a los líderes rebeldes –muchos de ellos árabes salafistas– no tuvo el menor problema o escuchado la menor queja, cuando se reunió en Arabia con el rey Abdullah, salafista y árabe como los líderes de Chechenia. Abdullah entendió el mensaje: “En Rusia reprimo yo y en Arabia reprime usted”.

En cambio, Estados Unidos es cada día más rechazado en el mundo islámico, es decir, entre los que tienen al menos los 2/3 del petróleo del mundo. Opinión de Kissinger: terminemos con Rusia y veamos los 2/3 del petróleo. Kissinger sugiere repetir con Rusia la jugada que llevó a Nixon a estrechar la mano de Mao el 21 de febrero de 1972, que permitió la salida de Vietnam, la nueva relación con China y el aislamiento de la URSS, su enemigo principal.

¿Morderá Putin el anzuelo?

Las condiciones en que está Estados Unidos hoy son muy diferentes a las de 1972 cuando Nixon saludó a Mao. Entonces Estados Unidos era la mayor nación acreedora, hoy es la mayor deudora. De tener una balanza comercial de superávit, pasó a un déficit comercial que lo salva todos los años endeudándose más. Entonces Estados Unidos era dependiente del petróleo extranjero en un 30 por ciento. Hoy lo es en 65 por ciento.

¿Qué tiene hoy Estados Unidos para ofrecer en esta sociedad? En 1973 China estaba desindustrializada, aislada y retrasada tecnológicamente. Hoy es el destino de 80 mil empresas transnacionales que fabrican allí sus productos, tiene relaciones comerciales exitosas con todo el mundo y envió su primer astronauta al espacio con tecnología propia.

Putin no cometerá el error del “atlantista” Khrushev y sus sucesores, que rompieron con China en 1960 mientras ofrecía “coexistencia pacífica” a Occidente. Putin es “euroasiático”.

Tampoco cambiará su política hacia los musulmanes. La situación de Chechenia ya la superó “a la rusa”. En su país hay 120 millones de cristiano-ortodoxos y 20 millones de musulmanes bien integrados. En toda su política hacia los islámicos, los interlocutores hacia éstos son ruso-islámicos que hablan con sus correligionarios de igual a igual. Cosa que no sucede con Estados Unidos y Gran Bretaña.

Respecto a Europa, la política energética de Putin se ha demostrado exitosa con la “vieja Europa”. De hecho Europa ya está dividida entre la “vieja Europa” cada vez más pro Rusia, y la “nueva Europa” que pasó del Pacto de Varsovia a una ferviente alianza pro Estados Unidos.

Lo único que le queda a los sucesores de Kissinger es seguir amenazando por un lado con la proliferación de escudos anti-misiles (el palo) y una sociedad donde no están muy en claro las ventajas para Rusia (la zanahoria).

Reflexiones para latinoamericanos

Ya en 1999 Fidel Castro advertía contra el peligro del mundo globalizado donde tuviera más peso el Acuerdo Multilateral de Inversiones que las Naciones Unidas. El “tsunami” de la globalización ya llegó a su pico más alto en el 2005 y en el 2006 comenzó a bajar la marea. Quien parece estar bien conciente de esto es el comandante Hugo Chávez, y actúa en consecuencia. También Brasil –integrante del Grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China)– muestra síntomas de moverse silenciosamente en esa dirección. Pero todavía son muchos los gobiernos traumatizados por el “tsunami” de los 90 y la guerra sicológica que lo acompañó, que son incapaces de comprender la nueva situación geopolítica. Esperemos que reaccionen pronto y no lo paguen caro.


- Edgar Schmid, Coautor, junto con el vicecomodoro Horacio Ricciardelli, de Los Protocolos de la Corona Británica (editorial Struhart, Buenos Aires, 2004).

Fuente: Bambú Press http://bambupress.wordpress.com

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