La consulta popular podrá potenciar la campaña electoral:

Elegir un nuevo gobierno alternativo en la capital

03/04/2007
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La Asamblea de la Coordinadora Distrital del PDA, realizada el 31 de marzo en Bogotá, constituyó un valioso ejercicio democrático que consolidó tres importantes precandidaturas para la Alcaldía Mayor, convocó a una consulta popular para elegir el candidato o candidata oficial y abrió un proceso organizado para construir colectivamente el Programa de Gobierno. Entonces, en contraste con la crisis que afecta al Gobierno nacional y a su coalición política, tras la ola de revelaciones sobre el alto grado de infiltración paramilitar, el Gobierno del Distrito Capital presenta un balance de notorios éxitos y el Polo Democrático emprende la campaña para mantener, con el respaldo de una amplia convergencia democrática, un gobierno alternativo en Bogotá. De tal manera, la elección en Bogotá será factor decisivo ante el dilema político que representan para el país el Gobierno nacional y el propio Gobierno distrital, como expresión más relevante de los gobiernos alternativos conseguidos por convergencias políticas lideradas por la izquierda democrática.

Bogotá constituye un escenario decisivo ante los dilemas que demanda la crisis nacional

Las circunstancias son bien dicientes. El presidente Uribe tiene que responder ante crecientes dificultades nacionales e internacionales propiciadas por la infiltración paramilitar en el Gobierno nacional, el Congreso de la República, numerosas gobernaciones y alcaldías, la fuerza pública, otras instancias gubernamentales y estatales y, de manera especial, en los partidos políticos que conforman la coalición gobernante. Mientras que al mandato del alcalde Lucho Garzón en Bogotá se le hacen importantes reconocimientos por parte distintos sectores, con soporte en estudios técnicos y en los ejercicios de rendición de cuentas. Entre ellos destacan hechos que marcaron la diferencia con el Gobierno nacional: conseguir que la prioridad sea el gasto social en coherencia con el incremento de la inversión pública y el saneamiento de las finanzas; avanzar significativamente en seguridad sin comprometer los derechos y garantías ciudadanas, y sin imponer la militarización ni un proyecto de guerra; y proceder en una línea de efectiva transparencia y honestidad en la gestión pública.

Simultáneamente el PDA aparece ante a opinión pública como el único partido ajeno a las problemáticas del paramilitarismo, el narcotráfico y la corrupción, empeñado en forjar un nuevo proyecto político y de gobernabilidad, de forma que en la actualidad consigue un real proceso de afianzamiento y desarrollo con respaldo en la opinión pública. Sus voceros son capaces de denunciar con valor civil las problemáticas que afectan de manera grave al país, a la vez que están dispuestos a ofrecer alternativas de solución, a pesar del proceder gubernamental que ataca con sectarismo y con abiertas expresiones de arbitrariedad e intolerancia la actuación del conjunto de los opositores políticos, pero de manera especial a los dirigentes del PDA. Así, asumen la defensa de la Constitución Política, puesta en riesgo por diferentes proyectos y comportamiento del ejecutivo nacional, lo cual pasa en la actualidad por la oposición al proyecto gubernamental de Acto Legislativo para recortar las transferencias a los entes territoriales, lo cual debilitará los ingresos destinados a la salud, la educación y el saneamiento básico.

Por eso, la disputa política por la elección del próximo mandatario o mandataria en la Alcaldía Mayor de la capital del país, sin duda, puede allanar el camino de avance de las experiencias de los gobiernos alternativos, locales y seccionales, sustentados en amplias coaliciones de fuerzas políticas progresistas, o marcar un lamentable retroceso, tras el cual podría sobrevenir el triunfo de las fuerzas uribistas empeñadas en afianzar su proyecto regresivo. En Bogotá se trata de enfrentar la candidatura neoliberal de Peñalosa que representa tal corriente, de manera que el Polo potencia su propia dinámica e iniciativa, a la vez que consiga acuerdos con el liberalismo, con el espectro de sectores que concurren en la Gran Coalición Democrática y con otros sectores a partir de las identidades políticas y programáticas. Por supuesto, en un ambiente caldeado por el ascenso de la movilización social unitaria del frente de oposición al Gobierno nacional y en medio de las exigencias de garantías y de presencia de una numerosa misión de observación y veeduría internacional, en el esfuerzo por contrarrestar el clima de amenazas e intimidación existente.

La discusión programática conlleva a definir un programa de partido

Como lo puso de presente un reciente comunicado de la CUT en el cual hicieron una pública felicitación al alcalde Luis Eduardo Garzón, mientras el Gobierno Nacional dedica a los gastos de funcionamiento el 49%, a la inversión el 17% y al pago del servicio de la deuda el 34%, la Alcaldía Distrital ha destinado el 15% para funcionamiento, el 75% para la inversión social y el 10% para el servicio de la deuda. No puede ser más contundente la divergencia que refleja con claridad los dos énfasis políticos claramente diferenciados. Argumento que reafirma el énfasis social adoptado en la administración distrital necesario de continuar y profundizar, pero que como se ha discutido con claridad al seno del PDA, no obsta para que se introduzcan mejoras y desarrollos en torno al programa distrital.

Al respecto ya se reconoce desde la misma administración distrital y distintas voces señalan vacíos a resolver en temas cruciales como la movilidad, la malla vial, la vivienda, la salud y el medio ambiente. A lo cual podemos agregar la necesidad de profundizar en discusiones como el POT, las estrategias y medidas de promoción al desarrollo socioeconómico, las políticas de estímulo a las alternativas laborales, la atención al sector rural y al proyecto de región, la consecuencia con una estrategia de participación, la necesaria interlocución y los mecanismos de concertación inexistentes con varios sectores sociales, entre otros temas importantes. Además, hay que reiterar que se necesita conseguir claridad en las relaciones partido – alcaldía y en la adopción de un programa de partido para la ciudad.

Pero por supuesto formular un programa parte de evaluar con seriedad y responsabilidad los avances conseguidos, las falencias y los nuevos retos, de manera que se forje una identidad a partir de propósitos compartidos que sirvan de base para un discurso común. Como tal, corresponde superar las descalificaciones ligeras de algunos sectores a la actual administración y definir con sustento real las propuestas a adoptar por el proyecto democrático de transformación en Bogotá, pero a sabiendas de que lo que se trata es de considerar la conducción administrativa de la ciudad. Pues otro aspecto programático distinto, aunque relacionado, tiene que ver con las propuestas de reformas de iniciativa gubernamental y legislativa que habrán de respaldar los propósitos de transformación.

El hecho importante de la Asamblea distrital del Polo al respecto fue la aprobación unánime de la propuesta presentada por el Comité Ejecutivo Distrital para elaborar de manera consensuada un programa, con base en el ideario de unidad y las necesidades y problemáticas de la ciudad. Se consideró allí expresamente el reconocimiento de los importantes avances conseguidos por la actual administración distrital y se llamó a profundizar y avanzar hacia nuevas ejecuciones, en perspectiva de conseguir las transformaciones institucionales, políticas y sociales necesarias. De tal forma, se acordó crear una comisión encargada de dinamizar la construcción colectiva del programa con amplia participación, en coordinación con los candidatos y con apoyo en una programación de foros temáticos y del estímulo a los aportes sectoriales y de las localidades.

Programa unificado, candidaturas de partido y convocatoria a la consulta popular

En la Asamblea Distrital, el senador Jorge Robledo en calidad de presidente encargado informó sobre el mensaje enviado por el presidente del PDA, Carlos Gaviria, en el cual reafirmó la negativa a aceptar que su nombre fuera incluido en la lista de precandidatos del PDA para la Alcaldía Mayor de Bogotá. Esta situación superó la expectativa que tenía algunos integrantes del PDA al respecto, a la vez que afirmó el talante de Gaviria, quien ha sustentado que no acepta considerar en la actualidad ofrecimientos de su postulación a cargos de elección sino a cumplir con el encargo de liderar la consolidación nacional del PDA y a ser garante del respeto de las reglas y de las aspiraciones en juego en cada uno de los escenarios.

Es de destacar que los precandidatos en sus intervenciones ante la asamblea coincidieron en su disposición a participar en un proceso colectivo de elaboración del programa de gobierno para el Distrito Capital, dejaron en claro que acatan las reglas de juego y se mostraron entusiastas partidarios de la consulta popular propuesta prácticamente por la totalidad de los delegados y sectores participantes. Ofrecieron su concurso dentro de un ánimo unitario y dejaron en claro con sus planteamientos y actuación que el PDA cuenta con candidatos de alto perfil, trayectoria y suficiente capacidad para asumir el reto previsto. Además, se trata de candidatos de partido que han proclamado su acatamiento al programa y a las decisiones políticas que se acuerden y pueden prever un mejoramiento importante en las necesarias coordinaciones que se establezcan entre el partido, el alcalde y la bancada de concejales.

En su intervención Hernando Gómez hizo énfasis en el procedimiento democrático, la construcción colectiva del programa de gobierno y en el hecho de que la elección a la alcaldía de Bogotá marcará un derrotero al proyecto nacional del PDA. María Emma Mejía señaló que si el PDA gana la alcaldía en Bogotá se podrá proyectar a ganar la presidencia en el 2010 y propuso que la consulta popular, además de definir la candidatura a la alcaldía, permitiera definir también los candidatos al concejo y a las JAL. Samuel Moreno se mostró optimista con las posibilidades del Polo para conseguir la Alcaldía Mayor con candidatura propia, “sin necesidad de recurrir a candidatos prestados”, afirmó que el PDA está preparado para gobernar y destacó las iniciativas del mismo partido en la oposición en el Congreso, la movilización social y la proyección electoral. Su entusiasta barra lo alentó, aunque la consigna de ser “100% polo” denota un tinte sectario en alusión a otra u otras candidaturas.

La votación dejó en claro la inexistencia de un respaldo de por lo menos el 80% a favor de una precandidatura para que fuera proclamada como la candidatura oficial, pero arrojó los siguientes resultados: Samuel Moreno obtuvo con 360 votos, el 53%; María Emma Mejía 121 votos, el 18%; Hernando Gómez 98 votos, el 14%; Edgar Montenegro 11 votos, el 1%, mientras que el voto en blanco promovido por varios sectores obtuvo 78 votos, el 11%. Esto indica que internamente en el PDA el mayor respaldo lo tiene Samuel Moreno, a la vez que María Emma Mejía aparece con significativo menor respaldo pero con mayor simpatía en la opinión, según los sondeos y las encuestas de prensa y, por su parte, Hernando Gómez sorprendió con una importante votación que lo posiciona de manera significativa para seguir proyectando públicamente su propuesta.

En consecuencia, fue convocada la consulta popular para el 8 de julio próximo, con participación de todos los integrantes del PDA, la cual validará democráticamente la candidatura que se oficialice y, como lo han señalado sus impulsores, debe superar la participación de los 97 mil afiliaciones y votos conseguidos en noviembre de 2006 para elegir los delegados al Congreso de Unidad constitutivo del PDA e incidir en el marco de la campaña en el más de medio millón de votantes por la campaña Gaviria Presidente, para potenciar en el marco de los acuerdos que se establezcan una convergencia ganadora con mayor respaldo.

Resulta razonable acoger por parte de la dirección distrital la propuesta hecha desde varios sectores y localidades sobre implementar también la consulta popular para definir las listas del PDA al Concejo Distrital y a las JAL, como mecanismo que privilegia la participación, cualifica las listas y dinamiza la campaña electoral en un marco de unidad y coherencia, a la vez que permite dilucidar tensiones y la disputa de legítimas aspiraciones mediante el método democrático. Por supuesto que, como se ha advertido, demanda esfuerzos organizativos propios, para reglamentar y aplicar la consulta a tal nivel, en la medida en que Registraduría Nacional no está facultada para realizarla con respecto a los candidatos a las corporaciones públicas. Habría que advertir que tendrá que mantenerse el progresista sistema acogido de las cuotas como acción positiva frente a las expresiones históricas y culturales de discriminación contra las mujeres, los jóvenes, las comunidades étnicas y la población LGTB.

Campaña electoral unificada y consolidación política del PDA en Bogotá

La realización de esta asamblea, sus decisiones unitarias, el positivo impacto político conseguido y la adopción del plan de acción adoptado merece el reconocimiento al positivo trabajo organizativo emprendido por el Comité Ejecutivo el PDA en el Distrito Capital, lo cual debe incentivar su trabajo hacia la conformación de sus equipos de trabajo, una comisión coordinadora, la aprobación de su reglamento y el acompañamiento tanto a los procesos de consolidación organizativa en las localidades como de amplia movilización social e impulso a la campaña electoral. Queda la lección tan remarcada por muchos de los militantes del Polo con relación a la importancia cardinal del respeto a las reglas del juego, de avanzar no sólo tras hechos electorales, sino de consolidación partidaria sobre la base de la participación y del avance conseguido en términos de construcción de unidad a partir del método democrático de consulta.

Se requiere, por tanto consolidar, y conseguir un trabajo dinámico y funcional de las instancias partidarias en Bogotá, ahora que nos vemos afortunadamente abocados a la realidad de un partido de masiva composición. Mejorar y formalizar la coordinación entre el ejecutivo nacional y el ejecutivo distrital para evitar el choque de competencias o el desconocimiento de decisiones distritales, en menoscabo del nivel de autonomía correspondiente. Consolidar con espíritu unitario y constructivo las corrientes de opinión y tendencias que se configuran, sin que ello se sobreponga a las decisiones y actuaciones colectivas acordadas. Conformar los comités de base en distintos ámbitos locales y sectoriales para ser coherentes con la promoción de la participación política y posibilitar que la vida del PDA no se reduzca a la franja de los delegados elegidos y los equipos de coordinación a distinto nivel. Y fortalecer el criterio de ser un partido abierto a la permanente afiliación de ciudadanos y ciudadanas, a partir de su convocatoria a las acciones políticas emprendidas.

Así mismo, el PDA en Bogotá necesita especificar un marco de garantías para la participación en la consulta popular de todos los precandidatos, que sea igualitario y que impida el predominio de las posibilidades individuales y de grupo que impongan condiciones marcadamente diferenciadas. Al respecto, sin coartar la iniciativa de cada campaña, debe reglamentarse el uso de recursos, de espacios, programar acciones compartidas y conseguir el acatamiento de las decisiones y las acciones adoptadas, las cuales contarán en su definición con la necesaria participación de todos los sectores. Además, si bien es fundamental estimular el acceso y la incidencia en los medios de comunicación, es preciso pugnar por la difusión veraz de la información, incentivar el manejo equilibrado para las alternativas en juego y evitar que se mal interprete o lesione el proceso democrático interno.

Para construir la cultura política alternativa necesitamos persistir en la confrontación de las expresiones de sectarismo que pretenden movilizar a partir de la descalificación del adversario y no de la afirmación y sustentación de las propuestas. Contrarrestar cualquier expresión de clientelismo en las campañas, abogando por la institucionalización partidaria de ciertas acciones logísticas que eviten prácticas como el pretender coaccionar los respaldos a partir de proporcionar incentivos como el transporte, los refrigerios y otros apoyos logísticos o económicos. Y el estimular la opción autónoma, conciente y programática del voto, como ejercicio de construcción política compartida.

Es interesante observar que las tres precandidaturas realmente opcionadas no coinciden exactamente con las vertientes o tendencias que se configuran en el PDA, sino que tienden a convertirse en convergencias más pluralistas, en las cuales confluyen varias de ellas, e incluso dentro de las tendencias y organizaciones existentes al seno del PDA se presentan discusiones en torno a simpatías diferenciadas al respecto. Este fenómeno positivamente canalizado constituye un acicate para aproximar y construir la unidad en medio de la diversidad y la emulación política de sus propuestas. Por ello, cobra validez el criterio de que la unidad a partir de la diversidad crea una sinergia que multiplica. Ese fue exactamente el fenómeno que potenció desde nuestros precandidatos a la Presidencia de la República al éxito histórico de dicha campaña.

Así las calidades suman: Autoridad, liderazgo y amplio respaldo en el ámbito partidista conjugados con la valiosa trayectoria parlamentaria y política cosechados por Samuel. El amplio reconocimiento por la positiva labor en altos cargos públicos, lo acumulado en las campañas anteriores por la Alcaldía de Bogotá y la labor meritoria en ámbitos como los de la paz y el social cosechados por María Emma. Y el profundo conocimiento de la problemática de la ciudad, conjugado con la participación en cargos de la administración de la ciudad y un firme sentido de consecuencia partidista y programática de Hernando. De forma que su emulación podrá gestar una síntesis de todo ello que nutra las posibilidades de la candidatura ganadora que perfilará el PDA.

En consecuencia, a partir de la anterior consideración discutimos con las opiniones que desestiman la calidad de los precandidatos, a lo cual habría que agregar que incluso en todos los sondeos de favorabilidad aparecidos en la prensa durante las últimas semanas si se suman los porcentajes de los tres siempre superan a Peñalosa y, además, la voluntad del partido en el distrito definió de tal manera que en la votación, cada uno de ellos por separado, derrotó el voto en blanco, lo cual argumenta su clara legitimación. Pero esto no significa que mantener la alcaldía sea una meta fácil o garantizada, por el contrario muy difícil, incierta y que requiere una inmensa movilización de esfuerzos. Y en tal sentido, como lo definió el Congreso de Unidad la estrategia de campaña debe considerar los acuerdos posibles para establecer alianzas, en perspectiva de una coalición con diversas fuerzas sociales y políticas progresistas, que debe tener como referente el compromiso programático.

- Álvaro Villarraga Sarmiento, Presidente de la Fundación Cultura Democrática, integrante del Comité Ejecutivo Distrital del PDA

Bogotá, D.C.
2 de abril de 2007.

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas, Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/16702
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