Expectativas de la Quinta Conferencia
- Opinión
Introducción: Una Conferencia General en Aparecida
Cuando en Santo Domingo, en su discurso inicial, Juan Pablo II anunció su intención de convocar un "sínodo continental" para toda
Esta preocupación tomó forma en el Sínodo de América, realizado en 1997, bajo inspiración de un lema repetido con insistencia: "una sola América, una sola Iglesia".
En verdad, a partir del Sínodo de América parecían agotadas las "conferencias generales" de
La ocasión para superar esta casi fatalidad, y de revertir las expectativas, surgió en la asamblea del Celam en Caracas, 2001, cuando el cardenal Madariaga propuso una nueva Conferencia, con la finalidad de celebrar el jubileo del Celam. La amplia adhesión de casi todos los participantes dio consistencia a la propuesta, que a partir de ahí pasó a ser llevada adelante, con la disposición y la esperanza de ser concretada.
La larga demora para su realización muestra el difícil camino que debió ser recorrido. Era preciso salir de lo improbable, pasar por lo posible, llegar a lo recomendable y conseguir la opinión de Juan Pablo II, que parecía haber desautorizado la continuidad de las "Conferencias". La intención de hacer una nueva "Conferencia General" se transformó en decisión de hacerla, cuando Juan Pablo II expresó su acuerdo.
En esto tuvo mérito el actual presidente del CELAM Cardenal Errázuriz. Él tuvo la iniciativa de formalizar una consulta oficial a
A continuación vinieron las peripecias para escoger el lugar, cuyo resultado nos deja algunas preguntas que necesitan ser respondidas.
Al comienzo se acordó realizar
Fallecido el Papa, es decir ocurrida la razón, Ecuador perdió fuerza, con la entrada de otros dos postulantes, Chile, que tenía el presidente del Celam, y
Allí vino la sorpresa: Benedicto XVI, también en un almuerzo con cardenales representativos de América Latina, comunicó su decisión. No sería ni en Chile ni en Argentina. Y hasta diría: ¡Ni en Brasil, sino en Aparecida!
Es decir, resulta evidente que la elección de Aparecida se dio en primer lugar por el simbolismo eclesial del santuario mariano de Aparecida y por la resonancia pastoral de la elección de un santuario mariano para
El Papa no dio ninguna razón de su elección. Las razones necesitan ser deducidas. La más evidente está ligada, así me parece, al simbolismo de Aparecida, con todo el conjunto de circunstancias que componen hoy el panorama eclesial del Santuario de Aparecida, comenzando por la "narrativa" que describe los orígenes de la devoción a María bajo el ropaje de todo el imaginario ligado a Nuestra Señora de Aparecida.
En ese sentido, una de las tareas aún pendientes, sería divulgar mejor, sobre todo entre los países de América Latina, el simbolismo de Aparecida, el significado de lo que podríamos llamar "parábola de Aparecida". Pues él es totalmente desconocido fuera de Brasil.
Pero es legítimo preguntarse si Benedicto XVI no tuvo también otras razones para escoger Aparecida, dado que se sitúa en Brasil.
No está descaminado imaginar que Benedicto XVI pensó en
La decisión de Benedicto XVI se vincula, por lo tanto, con
La realización de
1. Vertientes de las expectativas de Aparecida
Lo que distingue esta Conferencia de las otras ya realizadas es la intensa expectativa que ella suscitó. Esto es muy significativo. Pues la expectativa estimula la participación, confirma el compromiso y crea demandas que necesitan ser atendidas, con el riesgo también de frustraciones que deben ser evitadas.
Las expectativas son buenas, pues despiertan esperanzas. Pero nos colocan en la prensa, puesto que muestran la factura a pagar. Humanamente, es una temeridad realizar una Conferencia de éstas, estimulando tantas ansias, que piden ser realizadas. No se pueden frustrar las esperanzas suscitadas en el pueblo de Dios.
Conviene primero identificar bien de donde surgen estas expectativas.
Tal vez el primer motivo nació de la sorpresa de la realización de esta Conferencia. Como parecía que nunca más habría Conferencias, y repentinamente se confirmó una más, creció la convicción de que era urgente aprovechar bien esta oportunidad que parecía haber desaparecido.
Otra razón viene del carácter de jubileo que esta Quinta Conferencia representa. De hecho, la primera motivación de su realización fue la inminencia del Jubileo del CELAM que se aproximaba. Como fue recordado, la idea fue lanzada en
Por su carácter de Jubileo,
Otra vertiente de las expectativas que rodean Aparecida es la percepción de que llegó la hora para
oportuno para que
Así, Aparecida se presenta como momento privilegiado, hora de gracia, oportunidad imperdible, ocasión propicia para que
¿Aparecida dará cuenta de tantas expectativas? Ciertamente los días de
Ya es un alivio percibir que no todo cabe dentro de un documento, que es el producto por tanto imaginado para una reunión de Obispos. ¡No será el documento el único vehículo que cargará las esperanzas de Aparecida! ¡Necesitamos cargarlas también nosotros!
De ahí la importancia del carácter eclesial de este proceso suscitado por la realización de una "Conferencia General del Episcopado" de nuestro continente. Ella es "episcopal", pero su dimensión es "eclesial". Y así, nos sentimos todos invitados a participar de este proceso.
Es lo que motiva iniciativas como ésta, que yo felicito. Es importante fortalecer el compromiso en los asuntos planteados, que nos interpelan como cristianos.
Allí encontramos la mejor motivación para interesarnos en un acontecimiento “eclesial”, pues él apunta para la causa mayor del Evangelio. Cuando se trata de la causa del Evangelio, nos sentimos todos interpelados.
Por lo tanto, lo que da la dimensión más adecuada a este acontecimiento es, en verdad, su carácter evangélico. De hecho, la referencia central que el tema coloca es Jesucristo: “¡discípulos y misioneros de Jesucristo!”
En este sentido, las expectativas de Aparecida encuentran su horizonte más adecuado en la fuerza del Evangelio, que "no puede estar encarcelado", como ya afirmaba San Pablo.
2. Del optimismo a las crisis - trayectoria de los últimos 50 años
La historia es imprescindible para entender adecuadamente los acontecimientos. Los últimos 50 años, que
Un dato emerge con evidencia, y nos ayuda a entender porque
Porque el Concilio fue hecho en una época de gran optimismo, y comenzó a ser aplicado en un tiempo de sucesivas crisis.
El gran impulso de renovación de
La década del 50 fue pródiga en iniciativas que sembraban esperanzas. En 1952 nacía aquí en Brasil
A partir de ahí, el optimismo y las esperanzas se fueron concentrando en el gran acontecimiento del Concilio Vaticano II, realizado en plena década del 60.
Pero no bien terminaba la "década del optimismo", comenzaron los síntomas de sucesivas crisis que irían a angustiar sobre todo a Europa, y comprometer la aplicación del Concilio.
El primer síntoma fue la "revuelta de los estudiantes" en 1968, el acontecimiento que manifestó con mucha evidencia la crisis de la modernidad, y que dejó perplejos a muchos teólogos, inclusive a uno que después tuvo mucho éxito eclesial...
Una coincidencia muy significativa:
En el mismo año en que
Es importante tener presente estos hechos, para comprender las dificultades de aplicación del Concilio, y también la descoordinación de la caminata de
Un rápido recorrido por las décadas siguientes, nos muestra una secuencia de crisis, que tuvieron profunda incidencia en la realidad que vivimos hoy.
La década del 70 presenció la "crisis del petróleo", con los precios disparándose, y el surgimiento de los "petrodólares", que los bancos occidentales captaron y transformaron en fuente de préstamos fáciles y abundantes a los países en desarrollo.
Esto provocó, como consecuencia, en la década del 80, la crisis de la deuda, que marcó profundamente a nuestros países, y que perdura hasta hoy. Esto explica el paso del "capitalismo productivo" para el "capitalismo financiero", especulativo.
El final de la década de los 80 presenció la crisis del socialismo, con la caída del muro de Berlín en 1989, símbolo de las grandes transformaciones políticas en
La década de los noventa presenció la llegada de la globalización, bajo el comando del neoliberalismo, proclamando privatizaciones, la renuncia al "Estado de Bienestar", el abandono de las utopías colectivas, la desregulación del Estado, la exacerbación del éxito individual y del poder financiero, la apertura indiscriminada de los mercados. Venía con la pretensión de ser la solución definitiva para los problemas del desarrollo, la "verdad única" que iría a conducir la historia hacia adelante, sin contestaciones.
3. Superación de las encrucijadas - tarea ingente de hoy
No tardaron en manifestarse las encrucijadas provocadas por una globalización excluyente y concentradora:
- crisis de la sustentabilidad ecológica
- aumento de la exclusión y de la violencia
- crisis de los valores éticos
- pérdida de identidad cultural y subjetiva
- crisis de solidaridad
Así el nuevo milenio, que parecía llegar con aires de utopías próximas a su realización, por el contrario, se inició sumergido en una profunda crisis civilizatoria, que alcanza a todas las instituciones, también a
Este es el contexto histórico amplio, en que se realiza
Sin embargo, cuanto más profunda la crisis, más oportunidades para el Evangelio, que conserva su validez, como propuesta fecunda e inagotable de acogida de los excluidos, de fraternidad, y también de reconciliación cósmica. Cuanto más evidente es el colapso humano, más se abre el camino para la acción de Dios. Como en el tiempo de Jesús, podemos también ahora presentir: “¡El Reino de Dios está próximo, convertíos y creed en el Evangelio!”
Por esto, descubrir la validez del Evangelio de Jesús, y los caminos para el reencuentro con él, es la tarea de fondo que está en juego con la propuesta de esta Quinta Conferencia.
La superación de las encrucijadas actuales, producidas en los subterráneos de la crisis de civilización que ahora vivimos, no se dará tanto por modificaciones de la estructura eclesial, sino por el reencuentro en profundidad con el Evangelio. Será la vivencia del Evangelio, abierta a todos, que tendrá la fuerza de provocar los cambios adecuados en la vida de
4. Retomar las grandes intuiciones del Concilio
Juan XXIII, sintetizaba las intenciones del Concilio, en dos propuestas muy dinámicas:
- El regreso a las fuentes
- El “aggiornamento”, la actualización de
A propósito, Comblin señala la importancia de resaltar algunas intuiciones de Juan XXIII, que concretaban estas dos propuestas centrales.
En primer lugar, superar las condenaciones, sustituyéndolas por un diálogo que condujera al mutuo crecimiento de las posiciones. Él observa, preocupado, que por el contrario, en las últimas décadas hubo cien condenaciones de teólogos católicos, situación que terminó inhibiendo el ejercicio de la propia teología.
Enseguida él observa que Juan XXIII quería un “concilio pastoral”, lo que no es nada peyorativo. Por el contrario, según Comblin, esto da a los “Pastores” la misión de decidir lo que conviene a
Comblin, observa todavía que, en la intención del Concilio,
El Vaticano II tuvo una peculiaridad que lo distingue de todos los otros Concilios: no fue convocado para resolver un problema específico, como habían sido los otros. Sino por iniciativa profética de un Papa, en un momento en que
Ocurre que los problemas comenzaron después del Concilio, y colocaron en riesgo seriamente su aplicación. Así, un concilio que en las palabras insistentes del Cardenal Lercaro, debía dejar “las puertas abiertas”, para nuevos avances, vio por el contrario que se cerraron las puertas para cambios más significativos en
Hoy el Vaticano II corre el riesgo de esterilización de sus grandes intuiciones.
Por esto, es tarea de
Algunas de estas intuiciones pueden ser recordadas brevemente:
- La eclesiología del Vaticano II, basada en la visión de
- El regreso de la “colegialidad episcopal”, como garantía de la unidad en la diversidad, y como fundamento de la concreción de
- La valorización de las Conferencias Episcopales, incentivando el ejercicio de sus responsabilidades.
- Las “Comunidades eclesiales de base”, como proceso práctico y como encarnación de
Pero hoy en día vivimos una realidad tan marcada por transformaciones, que no basta guiarse por los criterios e indicaciones de un Concilio, por más importante que haya sido, como el Vaticano II.
Es preciso recurrir a la inspiración más profunda de
Por lo tanto, tener como referencia fundamental
5. Recuperar la práctica de
En lo que se refiere a
En primer lugar, para hacer una relectura de la trayectoria que Lucas traza, para
Ahora,
En este sentido,
El Libro de los Hechos, muestra otras dos dimensiones muy fecundas e importantes, que precisan ser retomadas hoy por
- la inculturación de la fe
- la valorización del concilio, a partir de la experiencia “concilio de Jerusalén”.
En cuanto a la inculturación, se puede decir que hasta hoy
(En realidad, hubo otras experiencias de inculturación, que en el presente deberían ser más valorizadas y tomadas como referencias para posibles inculturaciones en el mundo de hoy, como las antiguas iglesias orientales y africanas).
Como
La falta de este proceso profundo de inculturación explica, ciertamente, la dificultad de
Por esto, una de las preocupaciones de Aparecida se coloca, necesariamente en términos de nueva inculturación del Evangelio, con las consecuencias eclesiales que esto debe significar.
Pero los Hechos de los Apóstoles nos traen otro testimonio, poco percibido, pero importante, sobre todo ante el desafío de la aplicación del Vaticano II.
Los Hechos muestran cuan importante fue el “concilio de Jerusalén”, para abrir las puertas para la aceptación de la fe cristiana en medio de los paganos, por la flexibilización de la exigencia de la circuncisión. Pero muestran también como las decisiones del Concilio fueron asumidas, incondicionalmente, por todas las corrientes ideológicas de
Tanto la “derecha conservadora”, representada por
En Hechos 16, 4-5: “Pablo y Timoteo trasmitían las decisiones que los Apóstoles y los Ancianos habían tomado, y recomendaban que fuesen observadas”
En Hechos 21,25 cuando S. Pablo quiso pasar por Jerusalén, antes de seguir para Roma, los miembros de
Pues bien, es esto lo que faltó al Vaticano II. Aún antes de terminar, la “derecha conservadora” cuestionó al Concilio, y pasó a emprender un trabajo sistemático para socavar su aplicación, exactamente en las medidas que más favorecerían hoy una nueva “inculturación del evangelio” y el surgimiento de nuevas expresiones eclesiales, más encarnadas y más autónomas: las consecuencias prácticas de la “colegialidad episcopal”, la visión de
6. Recuperar la fuerza y la originalidad del Evangelio de Jesús
El momento que
Sólo una nueva y profunda identificación de
6.1. La dinámica de la encarnación
Antes que palabras, el Evangelio está constituido por hechos básicos.
El primero de ellos, la encarnación del Verbo en Jesús de Nazaret. El proceso de la encarnación es continuado por la realización de
La dimensión de la encarnación fundamenta la realidad y el proceso de inculturación, que expresa el dinamismo del Espíritu, que continúa fecundando la historia, revelando y haciendo acontecer la acción salvífica de Dios.
6.2. El contexto histórico del Evangelio
Más que de hechos, el Evangelio consistió en la reacción de Jesús ante hechos que tejieron su vida y su relacionamiento humano. De ahí la importancia de recuperar la realidad de estos hechos, para percibir mejor como Jesús actúa.
Por esto se dice que es fundamental para
De ahí la importancia de identificar las grandes opciones de Jesús, las posturas que más manifiestan su misterio, que más revelan sus intenciones, y que más apuntan para la práctica verdadera de su evangelio. ¿Cuáles son?
6.2.1. Su mística
En primer lugar, Jesús fue impregnado del Espíritu. Sin el Espíritu, Jesús no se entiende. Con su mística Jesús:
- cultivaba permanente comunión con su Padre
- se dejaba conducir enteramente por el Espíritu, en plena disponibilidad, libertad y prontitud en actuar con la fuerza que lo animaba.
- era absorbido continuamente por la utopía del Reino, que movilizaba sus preocupaciones y fascinaba sus aspiraciones.
6.2.2. Su clara opción por los más débiles, por los excluidos, por los pequeños, por los simples, por los pecadores, por los pobres
Es importante recuperar el alcance de esta opción de Jesús. Él bien podría haber buscado a las personas de poder, destacadas, de posición religiosa, de influencia social. ¡Tenía todas las condiciones para esto, desde los doce años! Pero claramente él prefirió a los “simples y los pequeñuelos” y justificó su opción sintiéndose avalado por su propio Padre. Por lo tanto, buscó la justificación más profunda y más radical para “su opción” decidida y consciente. “Si, Padre, porque así fue de tu agrado”, declaró él, al exultar viendo como era acogido por los pobres. “Escondiste estas cosas a los sabios y entendidos y las revelaste a los pequeñuelos”.
Por lo tanto, la opción de Jesús por los pobres no fue estratégica, no fue circunstancial. Nació de las profundidades de su identificación con el misterio del Padre. Ella es inseparable de su Evangelio. La puerta de entrada del misterio de la salvación, que Dios escogió, son los pobres. Por ellos se accede al Reino de Dios.
6.2.3. La valorización del “otro”, del diferente, del extranjero.
Impresiona ver la obsesión que Jesús tenía por el "otro”. Tantas veces estaba a la orilla del lago e insistía en pasar para "el otro lado". ¿Qué diablos de obsesión era ésta? ¿Será que de este lado no hay peces?
Esta actitud de Jesús es profundamente reveladora del misterio de
Lo mismo se debe decir del aprecio de Cristo por los extranjeros. Atendió rápidamente al centurión extranjero y alabó su fe. Tenía conciencia histórica del límite territorial de su actuación, pero tuvo el cuidado de atravesar todas las fronteras que circundaban su país: hacia el sur huyó para Egipto, cuando todavía era niño. Al norte fue para Tiro y Sidón. Al nordeste para
¡Jesús nos enseña a atravesar todas las fronteras y a abrirnos a horizontes más amplios!
6.2.4 La transformación de la mentalidad
Jesús emprendió un esfuerzo continuo de cambiar la mentalidad de sus discípulos y del propio pueblo. Todo con el objetivo de ensanchar las mentes y los corazones, para sintonizarlos con los generosos designios de misericordia de su Padre, que a todos quería envolver en su amor.
El ejemplo más típico fue el cambio que Jesús consiguió hacer con respecto a los "samaritanos". Ellos eran una especie de “protestantes” del Antiguo Testamento, medio heréticos y separados.
Para los judíos, sólo había "malos samaritanos". Pues bien, a fuerza de sus actitudes de acogida de los samaritanos, Jesús consiguió acuñar la idea del "buen samaritano". Fue una transformación mucho más profunda que la de transformar el agua en vino.
Para esto, emprendió todo un programa para cambiar la relación con los samaritanos. Quiso hacer de Samaria el derrotero necesario de sus andanzas ("necesitaba pasar por Samaria"), aceptó dialogar con una mujer samaritana, se dejó acoger por los samaritanos, reprendió a los discípulos que querían reaccionar ante el repudio de los samaritanos. En la historia de los diez leprosos, el único agradecido fue un samaritano. Y finalmente, en la linda parábola del hombre caído al borde del camino, acuñó de modo indeleble la figura del "buen samaritano". Hoy hasta
Esta actitud de Jesús con los samaritanos explica la generosa acogida que
¿Qué nos dice hoy esta actitud de Jesús frente a los "samaritanos" de hoy? ¿Somos capaces de transformarlos, y transformarnos, en "buenos samaritanos"?
6.2.5. El duro enfrentamiento con los opositores al Reino
Esto también fue parte del Evangelio vivido por Jesús. Él combatió de frente con todos los que explotaban a los pequeños y los mantenían cautivos dentro de prejuicios que les impedían vivir los valores del Reino. Él no disputaba por ideas, como partidario de una ideología. Él tomaba posición a favor de los pobres y al servicio de la vida. No tenía prejuicios de ningún orden. Aceptó hospedarse en la casa de Zaqueo y de Simón, supo elogiar al fariseo que estaba “próximo del Reino”. Pero era inflexible cuando los valores del Reino eran contrariados, sea por los fariseos como por sus propios discípulos. Vivía una coherencia a toda prueba.
Estos breves gestos son suficientes para demostrar cuanto el Evangelio de Jesús es válido y exigente y como él todavía puede ser respuesta a todos los que tienen “hambre y sed de justicia”.
7. Tareas de
¿Frente a estas grandes referencias - el Vaticano II,
¡En primer lugar, no da para esperar demasiado! ¡No podemos pedir demasiado! Pero como mínimo,
No se espera de esta Conferencia un largo documento teórico, lleno de enseñanzas. Éstas ya han sido dadas en abundancia por
Se puede afirmar que la tarea de esta Conferencia debe consistir, esto sí, en grandes opciones estratégicas, evangélicas, que dejen el camino abierto para otras manifestaciones.
En síntesis, Aparecida está llamada a RECUPERAR, REAFIRMAR y AVANZAR.
7.1. Recuperar
- la propia metodología característica de
En verdad, lo que está en juego es la práctica de Jesús, que partía de la realidad, para en ella colocar su acción, animada por su Espíritu. No se trata, por lo tanto, de la forma externa o de la secuencia del documento de
- la inculturación del Evangelio, superando la mera interculturalidad superficial. La inculturación, asumida de verdad y tomada en serio, lleva a consecuencias muy profundas, también eclesiales, para ser asumidas y realizadas con la legitimidad del Evangelio, no con autorizaciones jurídicas o concesiones benevolentes.
- la eclesiología de
- la centralidad eclesial de la "colegialidad episcopal".
- la importancia de las Conferencias Episcopales
- la memoria histórica de la caminata de
· la irrupción de los pobres como sujetos, en
· la opción de
· la denuncia de las estructuras injustas
· la teología liberadora
· las comunidades eclesiales de base
· la proximidad de los pastores junto al pueblo
· la vida consagrada inserta en las comunidades
· los ministerios laicos
· el despertar de la conciencia de los marginalizados: indígenas, afrodescendientes, mujeres, jóvenes
7.2. Reafirmar
- La primacía de
- La centralidad de la justicia y la liberación de las injusticias
- La dignidad de toda persona humana
- El protagonismo de los laicos
- La colegialidad episcopal
- La importancia de
- La importancia de las comunidades de base
- El espíritu de comunión y de participación
- La religiosidad popular, como expresión de la fe inculturada
7.3. Avanzar
-
- recibir mejor y abrir espacio para los pobres, las víctimas del sistema, favoreciendo la participación de los excluidos en
- vivir la gratuidad
- enfrentar con más coraje la cuestión ministerial en
- avanzar en el diálogo ecuménico e interreligioso, con respeto por la diversidad y la pluralidad
- perfeccionar los procesos de la pastoral orgánica
- mayor atención a la ecología, con el aporte que
8. Cuentas exigibles
Aún con conciencia de que no todas las expectativas en torno a
8.1. Comunidades de base
Las comunidades concretas, de nuestras realidades sociales, quieren en primer lugar ver reconocida su eclesialidad, con la libertad para vivir el Evangelio y contar con los recursos de la gracia de Dios.
8.2. El asunto ministerial
Este es uno de los cuellos de botella de la renovación de
8.3. La mujer en
Un punto importante, que necesita de avances concretos y efectivos, es el reconocimiento de la presencia de la mujer en
8.4. La reflexión teológica
Será muy significativa una manifestación de aprecio por el trabajo de los teólogos, ante la urgencia de
Conclusión
Estas son algunas expectativas ante
Estas expectativas no serían atendidas tanto por un largo documento teórico. No es esto lo que el pueblo espera hoy.
Por el contrario, parece corresponder mejor al momento que estamos viviendo una toma de posición en torno a las grandes opciones pastorales, que vendrían a animar al conjunto de
Y como son muchas las transformaciones que necesitan ser hechas hoy en
¡Así lo esperamos!
(Conferencia realizada en FAJE – Facultad Jesuita de Filosofía y Teología, de Belo Horizonte – 06/03/07 y publicada en portugués en www.proconcil.org Traducida al español por el Movimiento También Somos Iglesia-Chile)
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