La realidad y la propaganda

Reforma agraria en Brasil

16/04/2007
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
La tierra, en nuestro país, continúa siendo un derecho absoluto tan solo para una minoría. El Brasil es el segundo país del mundo de mayor concentración de propiedad de la tierra. A pesar de la industrialización (a partir de 1930) el capitalismo brasileño se desarrolló a través de la agricultura, sobre la base de la gran propiedad. Es así como, millones de trabajadores rurales pobres del campo, se quedaron una vez más marginados del acceso a la tierra. Para resolver este problema, todos los países, hoy desarrollados, promovieron la Reforma Agraria. O sea, democratizaron la propiedad de la tierra. Transformaron sus "sin tierras" pobres, en ciudadanos, productores y consumidores. Por otro lado, la democratización de la propiedad de la tierra, está vinculada a modelos económicos que priorizan el mercado interno y la distribución de la renta, como forma de obtener crecimiento económico y mayor justicia social. Esas lecciones históricas, de nada sirvieron a las élites brasileñas. Peor, siempre procuran, a toda costa, mantener sus privilegios de grandes propietarios, como un factor de poder económico, político, de dominación electoral en el interior, y hasta de proyección socio-cultural. ¿Cuál sería la razón, por ejemplo, para que un senador, jubilado de la Universidad de Sao Paulo, príncipe de los sicólogos, sin ninguna afición a las luchas agrícolas (calificación que siempre es exigida a los sin tierra) se sienta empujado a la compra de una pequeña área de 1046 hectáreas? En la última década -más precisamente en los gobiernos de FHC- se adoptó un modelo económico, totalmente subordinado al capital internacional y financiero, que impidió un desarrollo más justo. Continuó concentrando renta y aumentando la pobreza. Impidió un proceso de distribución de la renta y el desarrollo del mercado interno. Y marginó completamente la agricultura, que tiene su desarrollo directamente subordinado a las políticas de distribución de la renta y del fortalecimiento del mercado interno. El resultado de esa política está ahí en las calles y en las estadísticas. La agricultura está en crisis. El área cultivada disminuyó en 8 millones de hectáreas. Importamos billones de dólares en productos agrícolas. La renta media cayó 46%. En diez años, 942 mil pequeñas propiedades con menos de 100 hectáreas quebraron. Dos millones de asalariados rurales perdieron sus puestos en los últimos 5 años, según el profesor Delfim Neto, millones son obligados a migrar para los grandes centros, aumentando la marginalidad en las metropolis. Es obvio, que en este contexto, no hay espacio para una política seria de Reforma Agraria, en su verdadero concepto de democratización de la propiedad de la tierra. Por eso, la concentración de la tierra continúa, independiente de la propaganda del gobierno. Del 95 al 98 el gobierno realizó asentamientos, apenas como una política de compensación social y priorizó la distribución de lotes de tierra en las regiones Centro-Oeste y Norte (65% de todas las familias asentadas). Donde expropiación era sinónimo de negociado para los hacendados; con eso lograban los datos necesarios para efectos propagandísticos. Mientras tanto, el aumento de la pobreza en el campo y la falta de perspectivas de los trabajadores evidentemente aumentaron las movilizaciones y revueltas. Pero el gobierno continuó insensible y arrogante. El gobierno sabe que quien organiza el pueblo no es el proselitismo del MST, sino las necesidades objetivas. Quien acampó frente a la hacienda de los hijos del Presidente, en sociedad con el Sr. Juvelino Mineiro, conocido relacionador de la UDR en el Pontal, no lo hace por afán de hacer propaganda al MST, sino porque sabían que si no se conseguían los recursos para sembrar, ¡pasarían hambre un año más! Los técnicos del INCRA habían propuesto en el final del 98, la necesidad de un presupuesto de 2,5 billones de reales, para 1999. En el Congreso los disminuyeron a 1,9 billones. Después del acuerdo con el FMI, los rebajaron a 1,2 billones. Y durante los diez meses del año, Mr. Pedro Malan, autorizó la entrega de apenas 30% de los recursos. Resultado: el INCRA quedó inmovilizado. En el primer semestre prácticamente no hubo inspecciones. Pregunten a los funcionarios del INCRA, ¿cuántas familias fueron de hecho asentadas en el Sur, Sudeste, Noreste durante ese año? Millones de familias asentadas no tuvieron acceso a los recursos. Y por primera vez en la historia del Brasil tenemos más de 100 mil familias acampadas bajo carpas negras, en más de 500 campamentos, pasando por todo tipo de sacrificios, esperando... las mentiras del gobierno. El único problema para el gobierno es que los pobres del campo resolvieron organizarse y luchar. ¡Señores omnipotentes, dueños de la verdad, de la historia y del presupuesto público: no nos exijan la cobardía de dejar de luchar para sobrevivir! PD. ¿Tendrán conciencia de hacer exigencias al pueblo, ministros que acostumbran utilizar los aviones de la Fuerza Aérea Brasileña, pagados con dinero de ese mismo pueblo, para ir a la playa en Fernando de Noronha? * João Pedro Stedile es miembro de la Coordinación Nacional del MST.
https://www.alainet.org/es/active/16959
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS