Cuba y Paulo Freire

04/05/2007
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  • Opinión
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En Cuba, durante la última semana de abril, participé en las conmemoraciones del 20º aniversario del Centro Martin Luther King, vinculado a la Iglesia Bautista. Estuvieron presentes familiares del líder pacifista estadounidense, asesinado el 4 de abril de 1968 por defender el fin de la discriminación racial y los derechos civiles.

El Centro se dedica a la educación popular según el método de Paulo Freire. Durante dos décadas el educador brasileño -cuyo 10º aniversario de su desaparición celebramos el 2 de mayo- fue objeto de desconfianza en el mundo comunista. Una de sus primeras obras, “Educación como práctica de la libertad”, mereció de parte de intelectuales del Partido Comunista Brasileño la injusta calificación de “idealismo hegeliano”.

Incomodaba a sus detractores el hecho de que Paulo fuera cristiano y hubiera creado un método de alfabetización que facilita el diálogo entre la izquierda y los pobres, desechando la antigua postura colonialista de la intelectualidad que, desde lo alto de su presunción, se consideraba “vanguardia del proletariado”.

Al iniciar el trabajo de aproximación entre Iglesia Católica y Estado en Cuba, a principios de los años 80, le expuse a Fidel la importancia del pensamiento de Paulo Freire. Los cubanos consideraban “popular” toda la educación adoptada por la Revolución. Pero les hice ver que la educación escolar tiene como presupuesto el patrimonio cultural adquirido y transmitido por el profesor.

No hay método Paulo Freire que lleve a los alumnos a reinventar la trigonometría o a deducir de sus experiencias de vida las transmutaciones químicas de la escala atómica. La educación popular tiene como punto de partida y de llegada la práctica social de los educandos. Ésta no da prioridad a la transmisión de conocimientos, sino al ejercicio pedagógico de la reflexión crítica, del análisis de coyuntura, del descubrimiento de las relaciones de causa y efecto en los fenómenos sociales, de las conexiones entre lo local, lo nacional y lo mundial, de la percepción de la vida no como mera realidad biológica sino sobre todo como proceso biográfico, histórico.

Fidel abrió las puertas de Cuba a una serie de encuentros latinoamericanos de educación popular, lo que favoreció el surgimiento en la isla, en 1987, del Centro Martin Luther King, hoy día uno de los promotores del Foro Social Mundial.

En la ceremonia de aniversario, la noche del 24 de abril, estando presentes autoridades como Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional, y Abel Prieto, ministro de Cultura, subrayé la importancia del método de Paulo Freire en el esfuerzo cubano por reinventar el socialismo en este mundo globocolonizado.

Entre el huevo y la gallina, el capitalismo da prioridad al primero. Cree que, teniendo en sus instituciones escolares buenos profesionales, habrá de volverse mejor el mundo. El resultado contradice el propósito, como lo comprueban tantos políticos y profesionales liberales notoriamente corruptos, indiferentes a las desigualdades sociales, formados en escuelas católicas y universidades de calidad.

El socialismo prefirió la gallina. Creyó que la sociedad estructurada para zanjar desigualdades habría de engendrar personas dotadas de altruismo y sentido de solidaridad. Los 70 años de la Unión Soviética vaciaron el mito. Bastó el retroceso al capitalismo (en sucesión de un socialismo más cercano al autoritarismo zarista que de la democracia participativa de los soviets, como quería Lenin) para hacer evidente que la gallina no conseguiría romper el huevo del cual brotarían el hombre y la mujer nuevos (hijos del casamiento de Ernesto Che Guevara con santa Teresa de Ávila).

No hay estructura socialista que produzca, por efecto mecánico, personas de índole generosa, abiertas al compartir, a menos que se adopte una pedagogía capaz de promover una permanente emulación moral capaz de hacer del socialismo el nombre político del amor. Cada nueva generación debe ser educada, pues la naturaleza humana, egoísta en su esencia, es más conforme con el capitalismo que con un sistema que propone hacer de lo social expresión de la felicidad personal.

Hice resaltar que Cuba escapó del efecto dominó provocado por la caída del muro de Berlín gracias a la singularidad de su proceso revolucionario. Allí, más que Marx, Engels o Lenin, tiene importancia el vigor intelectual del padre Félix Varela y el pensamiento libertario de José Martí.

Raúl Castro, hermano de Fidel, me dijo que el futuro de la Revolución está consolidado. Fidel se recupera bien y ya participa en las decisiones más importantes de política interna y exterior. No regresará igual que antes al ejercicio de sus actividades como primer mandatario del país. La edad y las condiciones de salud exigen que se modere, sin que eso signifique, para tristeza de la Casa Blanca, el descanso del guerrero.


- Frei Betto es escritor, autor, junto con Paulo Freire y Ricardo Kotscho, de “Esa escuela llamada vida”, entre otros libros.

Traducción de J.L.Burguet
https://www.alainet.org/es/active/17324
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