Pierde y gana del embajador Uribe
12/05/2007
- Opinión
Uribe perdió tres rounds en Estados Unidos y ganó dos en Colombia. Así resumieron algunos comentaristas las jornadas del Presidente colombiano en su visita a Washington.
Todavía no se reponía del golpe de Al Gore, quien se negó a aparecer en el mismo escenario con un jefe de Estado cuestionado, cuando la Señora Pelosi y los más destacados parlamentarios demócratas le dijeron al visitante que no están dispuestos a dar cheques cruzados mientras no rompa sus lazos con decenas de altos funcionarios comprometidos con la parapolítica.
Uribe llegó a esa cita con la Presidenta del Senado y cabeza de la mayoría parlamentaria que decide sobre el TLC y el Plan Colombia II, entre irritado y humilde. Horas antes se había tenido que enfrentar con una manifestación de “muertos” organizados en una fila de bolsas que representaban dramáticamente las exhumaciones de fosas comunes o la larga lista de los 10.000 desaparecidos o los 25.000 asesinados en los últimos 15 años; pero ese montaje dramático no le causó tanta molestia como las noticias que le dieron la vuelta al mundo durante tres días en las que CNN y otros mostraban los “cadáveres” y el momento en el cual Uribe increpa a los manifestantes y los acusa de opositores que le hacen el juego al terrorismo.
Mientras todo esto ocurría en USA, aquí en Colombia las encuestas telefónicas de opinión informaban que la imagen positiva del Presidente había subido. El Presidente enérgico y frentero ganaba puntos en Colombia mientras los perdía ante una opinión mundial que lo vio por TV, en golpes de imágenes que se imponen sin mucho argumento, como un pequeño sátrapa tropical.
Pero las encuestas que acompañaban el periplo de Uribe no lograron impresionar a sus interlocutores gringos que se sentían incómodos por la visita del aliado estratégico de Bush en Sur América. Cada uno de esos parlamentarios que se sentaron frente a Uribe tiene equipos de asesores y ONG gringas que los documentan y ese día les colocaron en la mesa el artículo de Daniel Coronel publicado en la Revista Semana, en el cual pretende demostrar que el Presidente colombiano le mintió a todo el mundo sobre la historia de la Hacienda la Guacharaca que la familia Uribe vendió en parte a los tenebrosos mafiosos Henao cuando ya eran buscados por asesinatos tan notorios como el del futbolista Andrés Escobar.
La carpeta con el caso del General Montoya y su presunta alianza con alias Don Berna, la habían armado los asesores de la señora Pelosi, no con fuentes colombianas que no se han metido en semejante tema, sino con documentos de la CIA. El caso de los parlamentarios uribistas y de sus amigos, Noriega entre ellos, que lograron alterar con fraude y violencia, más de 2.000.000 de votos en las elecciones de 2002 y de 2006, es de amplio conocimiento en esos círculos ilustrados que no necesitan cuerda desde Bogotá. Pocas cosas quedaron claras después de este sonado viaje presidencial. Una, que lo importante de la suerte de Colombia se decide en Washington. Dos que Bush lleva el sol a las espaldas… y a Uribe también. Tres que los puntos que gana Uribe en Colombia acusando de terroristas a los críticos y descalificando defensores de derechos humanos, los pierde definitivamente en EE.UU y Europa. Y cuatro que el discurso de la guerra antiterrorista para ganar aliados incondicionales en el frente interno, se está agotando incluso entre los republicanos y neoconservadores que no quieren seguir enterrándose en IRAK o votando prestigio en Colombia. Así las cosas, a los asesores de imagen les va a tocar hacer las encuestas en otra parte y con otro teléfono.
Camilo González Posso
Director de Indepaz
Todavía no se reponía del golpe de Al Gore, quien se negó a aparecer en el mismo escenario con un jefe de Estado cuestionado, cuando la Señora Pelosi y los más destacados parlamentarios demócratas le dijeron al visitante que no están dispuestos a dar cheques cruzados mientras no rompa sus lazos con decenas de altos funcionarios comprometidos con la parapolítica.
Uribe llegó a esa cita con la Presidenta del Senado y cabeza de la mayoría parlamentaria que decide sobre el TLC y el Plan Colombia II, entre irritado y humilde. Horas antes se había tenido que enfrentar con una manifestación de “muertos” organizados en una fila de bolsas que representaban dramáticamente las exhumaciones de fosas comunes o la larga lista de los 10.000 desaparecidos o los 25.000 asesinados en los últimos 15 años; pero ese montaje dramático no le causó tanta molestia como las noticias que le dieron la vuelta al mundo durante tres días en las que CNN y otros mostraban los “cadáveres” y el momento en el cual Uribe increpa a los manifestantes y los acusa de opositores que le hacen el juego al terrorismo.
Mientras todo esto ocurría en USA, aquí en Colombia las encuestas telefónicas de opinión informaban que la imagen positiva del Presidente había subido. El Presidente enérgico y frentero ganaba puntos en Colombia mientras los perdía ante una opinión mundial que lo vio por TV, en golpes de imágenes que se imponen sin mucho argumento, como un pequeño sátrapa tropical.
Pero las encuestas que acompañaban el periplo de Uribe no lograron impresionar a sus interlocutores gringos que se sentían incómodos por la visita del aliado estratégico de Bush en Sur América. Cada uno de esos parlamentarios que se sentaron frente a Uribe tiene equipos de asesores y ONG gringas que los documentan y ese día les colocaron en la mesa el artículo de Daniel Coronel publicado en la Revista Semana, en el cual pretende demostrar que el Presidente colombiano le mintió a todo el mundo sobre la historia de la Hacienda la Guacharaca que la familia Uribe vendió en parte a los tenebrosos mafiosos Henao cuando ya eran buscados por asesinatos tan notorios como el del futbolista Andrés Escobar.
La carpeta con el caso del General Montoya y su presunta alianza con alias Don Berna, la habían armado los asesores de la señora Pelosi, no con fuentes colombianas que no se han metido en semejante tema, sino con documentos de la CIA. El caso de los parlamentarios uribistas y de sus amigos, Noriega entre ellos, que lograron alterar con fraude y violencia, más de 2.000.000 de votos en las elecciones de 2002 y de 2006, es de amplio conocimiento en esos círculos ilustrados que no necesitan cuerda desde Bogotá. Pocas cosas quedaron claras después de este sonado viaje presidencial. Una, que lo importante de la suerte de Colombia se decide en Washington. Dos que Bush lleva el sol a las espaldas… y a Uribe también. Tres que los puntos que gana Uribe en Colombia acusando de terroristas a los críticos y descalificando defensores de derechos humanos, los pierde definitivamente en EE.UU y Europa. Y cuatro que el discurso de la guerra antiterrorista para ganar aliados incondicionales en el frente interno, se está agotando incluso entre los republicanos y neoconservadores que no quieren seguir enterrándose en IRAK o votando prestigio en Colombia. Así las cosas, a los asesores de imagen les va a tocar hacer las encuestas en otra parte y con otro teléfono.
Camilo González Posso
Director de Indepaz
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 61
Corporación Viva
https://www.alainet.org/es/active/17432
Del mismo autor
- La minga “Por la vida, el territorio, la justicia y la paz” en el sur occidente de Colombia 29/03/2019
- Ni glifosato ni guerra química 11/05/2015
- Parar la guerra en el Cauca 20/04/2015
- Desde el Cauca, desarmar la guerra 24/07/2012
- Cauca Saudita 25/09/2011
- Plan Cauca de tierras 18/09/2011
- Victimas en el conflicto armado 31/05/2011
- Un tratado militar vergonzoso 16/11/2009
- Indígenas: ¿terratenientes o microfundistas?* 30/10/2008
- Renuncia o mafiocracia 03/07/2008