Cambios, partidos políticos y corrupción
22/02/2002
- Opinión
La coyuntura panameña está marcada por acuerdos militares con EEUU y por la
agudización de la crisis armada desatada en el vecino país de Colombia.
También por los proyectos de privatización de la Caja de Seguro Social y por
las propuestas para usar el Fondo Fiduciario de Desarrollo para pagar la
deuda externa. Además, el momento político ha sido remecido por las
denuncias de soborno en los órganos del Estado así como por la corrupción que
aparentemente alcanza todos los sectores políticos del país.
A continuación examinaremos que son los partidos políticos y cómo funcionan.
También veremos como se producen las condiciones para que se corrompan.
Usaremos como ejemplo el caso de Panamá. Hay que hacer la aclaración que lo
que es particular de Panamá puede generalizarse para cualquier otro país que
tiene una organización social similar.
En la mayoría de los países las organizaciones partidistas son cada vez más
meros espejos que reflejan los intereses de las poderosas instituciones
económicas que controlan los procesos productivos y de distribución. El
sociólogo argentino, Marcelo Cavarozzi, señala que en América latina se
destacan cinco problemas.
El primero se refiere a "las tendencias a la desorganización de las prácticas
partidistas". Esta desorganización se expresa, en segundo término, a través
de "la pérdida de relevancia de la acción de los partidos". La pérdida de
relevancia se refiere, por un lado y en tercer lugar, a la incapacidad de los
partidos "para representar intereses y orientaciones de los distintos
sectores sociales". Por el otro, y en cuarto lugar, los partidos han perdido
toda capacidad para "constituirse en mecanismos efectivos de gobierno".
Finalmente, y en quinto lugar, Cavarozzi plantea que los partidos políticos
han desplazado sus funciones y, aún más, las han reducido. Señala que las
funciones de los partidos políticos se realizan cada vez más "en los ámbitos
de la economía y la sociedad civil".
En el caso de Panamá la dinámica de los partidos políticos no se alejan mucho
del análisis de Cavarozzi. A continuación presentaremos tres momentos
recientes en la vida partidista panameña para ver como ha evolucionado la
"pérdida de relevancia" de los partidos.
A partir de la década de 1980, con el gobierno de Reagen en EEUU, se inicia
la política de reajuste económico a escala mundial (global) como reacción al
colapso del modelo de desarrollo de la post-segunda guerra mundial. En el
caso de Panamá, se introdujeron los primeros planes de ajuste económicos
(PAE) en 1983, coincidiendo con la creación de las FDP. La globalización y
su ideología neo-liberal aparentemente marchaba de la mano con la
militarización institucional del país, especialmente del rol de policía
regional que EEUU le quería dar a las FDP.
Las contradicciones entre los dos proyectos aparecieron en el transcurso de
la década de 1980. Por un lado, una corriente empresaria que promovía el
proyecto militar (gobierno centralizado en los cuarteles) que prometía
incrementar los beneficios económicos relacionados con el Canal y posibles
alcances regionales. Por el otro, del mismo seno de esa clase empresarial
apareció una bandera que cuestionó la centralización militar y promovió la
ideología neoliberal y la globalización financiera. Mientras que el PRD,
fundado por el desaparecido Omar Torrijos en 1978, se consideraba el "brazo
político" de los militares, los ideólogos neo-liberales lograron arrastrar
consigo a amplios sectores de la "sociedad civil" y a los viejos y no tan
viejos partidos a formar la "Cruzada Civilista".
Con la abierta intervención política y militar de EEUU se dividen las aguas
en 1988 y se llega a un clímax en diciembre de 1989 con la invasión de
Washington y el colapso del régimen militar. Una primera lección que sacamos
es que los partidos políticos que participan en la Asamblea Legislativa
(desde la reforma constitucional de 1983) y que se agitan en las elecciones
generales de 1984 y 1989, no logran "constituirse en mecanismos efectivos de
gobierno".
Los partidos políticos ocupan un lugar muy secundario, siempre preparados
para cumplir con las formalidades pero incapaces de "representar intereses y
orientaciones de los distintos sectores sociales".
El papel de los partidos políticos durante la transición hacia el régimen
civil (1990-1999) se divide en dos partes. Durante la primera parte, bajo la
presidencia del arnulfista Guillermo Endara (1989-1994), la función de los
partidos lo asumió EEUU y sus agentes que intentan reorganizar (sin éxito)
las instituciones del país. El Partido Arnulfista que controla la
presidencia abandona la tarea de gobernar y se enfrasca en una batalla
política con su aliado antimilitarista, el Partido Demócrata Cristiano (PDC),
que controla la Asamblea. La segunda lección que sacamos es "la pérdida de
relevancia de los partidos".
En 1994 el país es sorprendido por el triunfo electoral del PRD y su
candidato a la Presidencia, Ernesto Pérez Balladares. El PRD, sin embargo,
no regresó como "brazo político" de los militares. Mientras que la
estructura partidista del PRD se acomodaba al poder, el equipo financiero de
Pérez Balladares de la mano con EEUU y un sector de los empresarios
panameños, débiles y atemorizados, privatizaron las empresas nacionales,
eliminaron los aranceles que protegían la industria y agricultura nacionales
e intentó acabar con las instituciones educativas y de salubridad del país.
El comportamiento de los partidos políticos panameños a partir de 1999 tiende
a alejarse aún más de los intereses de los diferentes sectores sociales del
país.
El Partido Arnulfista no ha querido o ha sido incapaz de ejecutar su programa
de gobierno. Al contrario, sus proyectos de ley y decretos reflejan los
intereses de los mismos sectores que apoyaban a Pérez Balladares. Al igual
que el PRD en tiempos de Pérez Balladares, el Partido Arnulfista ha perdido
todo contacto con las realidades del país.
El programa de gobierno que llevó a Moscoso al triunfo electoral en 1999 ha
sido reemplazado de hecho por el "programa de país" diseñado por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID). El programa del BID establece los
lineamientos en relación con las políticas económica, fiscal y tributaria de
Panamá. Igualmente, plantea las prioridades sociales en salud, educación y
vivienda. Insistió y logró que el gobierno privatizara el IDAAN en diciembre
de 2001.
La tercera lección la plantea Cavarozzi al señalar que los partidos políticos
han experimentado "un proceso de modificación y, más concretamente, de
reducción". Los despachos de los ministerios están colmados por los asesores
de las agencias financieras internacionales. De igual manera, el órgano
legislativo procesa los proyectos de acuerdo con el grado de urgencia que
exigen esas mismas instituciones. Incluso, la Corte Suprema de Justicia
sigue lineamientos de los asesores del BID.
Los partidos políticos panameños ya no tienen proyectos de país. Los debates
que retumban a lo largo y ancho del país ya no descansan sobre premisas
ideológicas que pueden incidir sobre el futuro de la nación. Los partidos,
en la actualidad, en muchos casos sin darse cuenta, se han convertido en
remolcadores de los proyectos neoliberales que están empobreciendo el país.
Los partidos se pelean las migajas que dejan las políticas neoliberales:
privatizaciones, reducción de aranceles, reestructuración laboral, reforma
educativa. Los debates políticos se han reducido a los enfrentamientos
relacionados con los sobornos, la corrupción.
En la actualidad, importantes actores sociales no están representados en los
partidos políticos: la sociedad civil, las capas medias, el movimiento
popular, la clase obrera, los campesinos, la mayoría de los empresarios. La
política de exclusión que caracteriza la lógica de la política económica, se
expresa con igual fuerza a nivel de los partidos políticos. En cambio, el
sector con intereses financieros, promotores de la ideología neoliberal, está
representado y domina a todos los partidos políticos - grandes y chicos. La
cuarta lección que sacamos de Caverozzi es la pérdida de relevancia de los
partidos y su incapacidad "para representar intereses y orientaciones de los
distintos sectores sociales".
Los cambio que caracterizan la transición
Esto nos lleva al corazón del asunto. ¿Qué explica que la clase política se
separe de la realidad social del país y sucumbe a los negociados y sobornos?
Esta es una realidad que golpea a EEUU, Rusia y Japón. En menor medida le
ocurre a Europa occidental. Expliquemos:
La política neoliberal no responde a un modelo ideal como algunos
fundamentalistas plantean. Es la respuesta de quienes controlan los recursos
productivos a un proceso de deterioro de las formas establecidas de generar
ganancias.
Los recursos productivos constituyen una combinación de tres factores que se
definen en el tiempo (siempre cambiando) y en el espacio. El primer factor
es capital. Es decir, trabajo ya efectuado, acumulado, que no se ha gastado,
ni invertido. El segundo factor es la fuerza de trabajo. El capital no se
puede mover solo. La fuerza de trabajo pone en movimiento al capital y
genera ganancias. El tercer factor es la naturaleza con sus abundantes y
preciosas - pero limitadas - riquezas.
Poner en movimiento el capital requiere organización, fuerza de trabajo y una
base material - natural. En el mundo actual existe un inmenso capital y una
enorme fuerza de trabajo. Sin embargo, esta combinación de factores desde
hace varios lustros no esta generando las ganancias esperadas. Esto se debe
a que el costo de la fuerza de trabajo ha aumentado y no permite a quienes
organizan el proceso apropiarse de márgenes de ganancia aceptables.
Hay varias soluciones a este dilema. Una es reducir el costo (salario) de la
fuerza de trabajo. Otra es incrementar el capital invertido. La tercera
opción es reorganizar el proceso productivo. Hay una cuarta que es no tomar
medida alguna.
Las primeras dos soluciones son técnica inviable y políticamente difíciles.
La cuarta es el equivalente al suicidio. La tercera opción - la
reorganización del proceso productivo - es la más factible.
La reorganización del proceso productivo implica una transformación total de
la forma en que se combinan los tres factores: capital, trabajo y naturaleza.
El mundo y Panamá se encuentran ahora mismo en ese proceso de cambio.
Algunos lo llaman globalización, otros lo llaman reajuste e, incluso, hay
quienes lo llaman capitalismo salvaje.
La actual organización del proceso productivo no genera las ganancias
esperadas. ¿Qué hacer con ese enorme capital acumulado en industrias, agro
industrias, talleres, facilidades para servicios y tantas otras formas de
producción? ¿Qué hacer con la fuerza de trabajo formada y entrenada para
producir bienes y servicios que generan ganancias?
La alternativa que supone la globalización es iniciar un proceso de
transformación de los factores de producción para hacerlos productivos, es
decir, que generen ganancias. A escala mundial en estos momentos estamos
observando ese proceso. Se está destruyendo el capital que no produce
ganancias (viejas fábricas, industrias y otras instalaciones) y, como
consecuencia, se está incrementando el desempleo.
El viejo capital se está transformando o liquidando. (El capital que es
productivo es capital que genera ganancias). El capital improductivo se
refugia en riqueza ficticia, en riqueza especulativa.
El capital que producía ganancia al combinarse con la fuerza de trabajo, al
perder esa cualidad se transforma en dinero, en capital especulativo, sin
capacidad de crear empleo, ni riqueza.
La única riqueza que queda para repartir son los bienes sociales. Desde el
Estado, a través de mecanismos políticos, se comienza a transferir la riqueza
social a los sectores particulares. Por riqueza social se entiende el ahorro
de las generaciones pasadas acumuladas en empresas y bienes públicos. Para
lograr este objetivo es necesario utilizar el soborno y corromper las
instituciones políticas.
En los países más organizados, Europa, el proceso de transformación es lento,
difícil pero ordenado. En países como EEUU y otros se hace menos difícil
pero con más desorden. En Panamá y sociedades similares, los diques que
intentan darle una dirección y orden al proceso de transformación sucumben
rápidamente.
En Panamá los sectores productivos han sido históricamente débiles. Cuando
los intereses especulativos (integrados en el llamado transitismo) le ofrecen
a los productivos un modelo económico que les resguarda su capital
improductivo, se produce un cambio de orden político. Las empresas
improductivas se acogen a la política neo-liberal creando una imagen de
credibilidad. Lo que está ocurriendo en Panamá y en el resto del mundo es
una transformación del capital productivo en capital especulativo. Los
trabajadores quedan sin empleo y el país se empobrece.
Para legitimar este proceso hay que constituir un régimen político
especialmente diseñado para desmontar los valores sociales. Las
instituciones políticas son sometidas a un cambio desordenado, que subordina
los intereses del país a los intereses de una pequeña elite que concentra el
poder económico. Las instituciones políticas son sobornadas desde sus
cimientos.
Los ahorros de los tres millones de panameños están siendo liquidados y
transformados - de manera desordenada - en capital especulativo. Se están
pasando por alto las instituciones sociales y políticas, de igual manera las
instituciones económicas y culturales del país. La riqueza de todos los
panameños (como el INTEL y el IRHE) se está destruyendo sin ofrecer
alternativas para el futuro. Para acelerar este proceso las decisiones se
toman por encima de las instituciones y se ignoran los procedimientos. La
política neo-liberal siembra la incertidumbre y cosecha la corrupción.
El modelo neo-liberal que es propio de los países capitalistas avanzados se
aplica en Panamá con resultados desastrosos. Desaparecen los ahorros, se
destruye la infraestructura y se soborna a la clase política que a cambio de
los favores pretende legitimar el proceso con sus votos en los consejos, en
las asambleas y en los plenos.
Marcelo Caverozzi, 1997, "Partidos políticos y elecciones en la América
latina contemporánea", Los intelectuales y los dilemas políticos en el siglo
XX, México: FLACSO.
* Marco A. Gandásegui, (hijo) es profesor de Sociología, Universidad de Panamá
https://www.alainet.org/es/active/1765
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